Estas palabras las llevaba en un cartel un niño de básicos del grupo que se unió a los caminantes que vienen del volcán Tacaná hacia la capital, me erizó la piel porque ese grupo es pueblo puro, no oportunistas roba cámaras. Por un momento se me vinieron a la memoria las imágenes de los patojos de las Normales, Aqueche y Belén manifestando para que no les quitaran la carrera de magisterio, a esos pobres la ciudadanía los trató de haraganes, bochincheros y bandoleros. Hasta los docentes que los acompañaban fueron a parar al bote. ¿Qué hizo el resto del claustro de maestros de la capital? Nada. Por el sector y asociado a occidente también la Masacre de Alaska. No sé por qué razón también recordé las matazones de campesinos en El Polochic. Es que Guatemala sí tiene historia de injusticias. Más allá de la Memoria Histórica a la que muchos le temen está la reciente que nos debe hacer hervir la sangre a todos. Me recordó al adolescente de los Pueblos Indígenas que sostenía la vez pasada en una de las manifestaciones capitalinas, un cartel donde exigía una Asamblea Nacional Constituyente; plurinacional, intercultural y democrática. De pueblo tenía que ser, este tipo de pensamiento no lo tiene un capitalino, digo el de la interculturalidad. En la capital se maneja el concepto “pensá tu voto” que nada que ver con la Asamblea Nacional Constituyente, es que para lo que exige muy pocos.
Me pregunto, ¿qué más necesita el pueblo para despertar? Ahora que veía el cartel del niño. Ya nos hicieron de todo, ¿qué más hace falta que nos hagan para que defendamos nuestra dignidad? ¿O es que también nos la quitaron o más bien dicho nosotros la vendimos o la arrojamos por la borda? Los asaltos de los motorizados no son violencia común, es la forma en que opera el gobierno y sus paramiliares para instalar el miedo en la ciudadanía, de la misma forma los asesinatos de pilotos, esa secuencia, la estrategia, todo es acción del brazo criminal del gobierno para atemorizar al pueblo y no dejarlo pensar y mucho menos actuar. Poco se habla de los feminicidios que comparados rebasaron las estadísticas de Las Muertas de Juárez. Pocos ven más allá de la capital, en los linderos, allá por las aldeas a las crías muriendo de hambruna. ¿No nos duele, no nos enfurece, no nos golpea nuestra condición humana? Como para andar pidiéndole a la gente que piense su voto. No se debe votar, hay que ir por la Asamblea.
Tengamos la capacidad de ser un pueblo recalcitrante en sus luchas por lo que es justo, no bajemos la guardia, cambiemos de estrategia, insistamos, es válido cansarse lo que no es aceptable es renunciar, bajar la cabeza y conformarse. No por nosotros, por ellos, por las crías que vienen en camino. Me dicen que le exijo demasiado a Guatemala, que es por demás porque ya está muerta, que no gaste mis energías en ella, que ya estoy fuera del país y que vea para otro lado y que haga de cuenta que el país donde nací no existe que solo así me evitaré dolores de cabeza, que busque otros horizontes…, a veces quisiera, cuando me enfado y cuando veo las injusticias del pueblo contra el pueblo, cuando veo tanto racismo y tanta pretensión y pocas agallas. Sé que no soy la única y sé que muchos de los que están dentro del país quisieran salir y perderse y que nadie los encuentre, de tan decepcionados que están. Pero si se han decepcionado es señal que sienten, que piensan, que actúan.
Cuando me dicen que no sean tan roja, que por ahí desteñida está bien pero no tan roja porque entonces me paso de la media y en Guatemala no se puede, en Guatemala la Revolución es historia. Exijo a mi país con toda severidad porque sé que los cambios se pueden lograr, es fácil dejar la carrera a media distancia con cualquier pretexto (los calambres, los desgarres, la fatiga muscular…) lo difícil es llegar a la meta, la lucha de Guatemala no es una carrera de cien metros planos, es un maratón. La resistencia es precisa.
Creo que ya va siendo tiempo que dejemos las pretensiones y de tirarnos flores y elogiarnos unos a otros por las idas a asolear los fines de semana y que pensemos en una acción verdaderamente consecuente que logre los cambios que deseamos, eso de “pensá tu voto” son patadas de ahogado, por favor, vayamos por la Asamblea Nacional Constituyente. No podemos votar en estas instancias tan desastrosas. Dar un voto a cualquiera de los candidatos es pegarnos un tiro en la sien. ¿Qué tipo de gente puede dirigir el país si sus anuncios publicitarios los hace con un cuchillo de carnicero en la mano? ¿Si logran inscribirse gracias a que la Corte Suprema de Justicia está infesta de criminales? ¿Si acarrean a manifestantes para que apoyen sus mitines a cambio de un plato de comida, un agua en bolsa y una bolsa de arroz? ¿Si de revolucionarios no tienen nada? ¿Si son “actores” oportunistas rentabilidad de militares retirados? ¿Si son personas que denigran la lucha de los mártires y han hecho de ellos su trampolín? ¿Si son la oligarquía, el patriarcado, la criminalidad y el machismo? No sé, me sorprende (la verdad es que no) que teniendo dos dedos de frente no veamos lo obvio, que nos dejemos mangonear, que aún en nuestras luchas contra la corrupción tengamos fe en un candidato y a ése le vamos pase lo que pase. O sea, qué tipo de consecuencia es esa, con qué cara vamos a manifestar entonces: doble moral. ¿Realmente somos tan inocentes, tan ignorantes? Y señalo a los estudiados y la clase media porque ellos tienen obligación de actuar más que cualquier otro sector de la población.
No queremos periodistas manipulando la información, aprovechando sus plataformas para crear cortinas de humo, no necesitamos oportunistas ahí en esos espacios tan vitales para la expresión. No queremos jactancias de palabras rebuscadas, ni alardes de intelectualidad y perchas de títulos en universidades extranjeras. Queremos consecuencia, agallas y voz fecunda. Si no la tienen por favor dejen el espacio a otros, porque gente capaz sobra en Guatemala.
No queremos “intelectuales revolucionarios” jactanciosos, bocones haciendo alarde de sus hazañas de patojos (peor si estuvieron de acuerdo con el fraude la Firma de la Paz porque esos los benefició en lo personal) no hace falta que anden citando a filósofos y remarcando teorías mientras duermen la mona, queremos que vuelvan a ser entes de cambio, luz de candil, que no dejen a los patojos solos, que sean el alma de la experiencia, que acuerpen, no que se echen en sus laureles. Un intelectual de verdad y un revolucionario real no es hocicudo, al contrario baja a las laderas, camina entre las calles enlodadas, va a donde lo necesitan, en donde está la ignorancia, en donde está el hambre del saber. En donde está toda la leche de la juventud que se lleva la limpieza social y que se pudre atrás del mango de una piocha. Se aleja de las cámaras, de los focos de luz porque él brilla con luz propia, porque no necesita fotos ni nombramientos ni aplausos, va y comparte esa luz con la oscuridad de los necesitamos de guía. No necesita hacer reuniones en restaurantes y hoteles de lujo, un intelectual y un revolucionario real muy bien se come una tortilla con sal a la par de un campesino, de un obrero. ¿Quieren un ejemplo de los de hueso colorado? Ahí está don Ponchito. Testamento debería ser visto en todas las escuelas y universidades. La consecuencia en tiempo real. Intelectual de a deberas, revolucionario puro. Allá andaba él en los montes iluminando campesinos. Quieren poesía inspiracional ahí está Isabel de los Ángeles Ruano, nía Luz Mendez de la Vega, con Toque de queda (poesía de terror 1969-1999) la Memoria História no puede estar aparte de estas luchas. Necesitamos que los intelectuales y los revolucionarios reales bajen a las laderas porque otros apocados lo están haciendo y están manipulando a los patojos, que con inocencia de ignorancia salen a las calles con carteles que dicen cosas como: “Primero nos quitaron a Árbenz, ahoranos quieren quitar a Baldizón.”
No sé por qué Guatemala siempre cuando tiene la oportunidad de apretar el paso, de respirar profundo, cuando está cerca de la meta se desploma, nadie dijo que sería fácil esta lucha por la soberanía de nuestro pueblo. Ahora es tiempo de respirar doble para oxigenar los pulmones, hidratarse para evitar los calambres y los desgarres y si llegan pues bajar la marcha pero no detenerse, la meta se vislumbra, nos espera. Ahí está el suero, metámonos suero (natural) inyectemos esas venas del rojo vida, rojo pasión, rojo rebeldía, rojo dignidad, rojo soberanía y sobre todo rojo Memoria Histórica y rojo plusvalía.
No hay que tenerle miedo al color rojo pues de sangre roja estamos hechos, no hay vuelta de hoja a hacerle honor al líquido que irriga nuestras venas. ¿o qué, andamos desteñidos? No hablo de ideología, con aquello que muchos le temen al socialismo y al comunismo, a los guerrilleros (rojo fuego eran Árbenz y don Ponchito y los mártires que andan en las pancartas los estudiantes urbanos) hablo de defender la vida. De defender la dignidad. ¿O qué, tenemos chilate en las venas como para apocarnos diciendo “pensá tu voto”? No sigamos dándoles alas a los que dicen: “es que a Guatemala la fulminó el ejército en el Conflicto Armado Interno, sacudámonos ese fantasma, Guatemala está viva, su tierra sigue siendo fecunda, tiene hijos y nietos, tienen abuelos, tiene ancestros, tiene semilla y un invierno en temporal que hace despertar los ríos frente a la mirada embelesada de las libélulas.
Posdata: disculpen flores si les lastimé un pétalo.
#YoNomasDigo.