La II República española, sangre y dolor

José Ortega y Gasset explicó profundamente el proceso de desintegración el proceso de España que incluía estos movimientos regionalistas, en España invertechada, cuya primera edición data de 1921. Según el, la nacionalidad española se produjo cuando se logró aunar las dos políticas internacionales que se dibujaros en la Baja Edad Media: la de Castilla, orientada hacia África y Centroeuropa, y la catalana-aragonesa, encaminada hacia el Mediterráneo, es decir, las, de la época de los Reyes Católicos.

"Si la democracia es vencida es vencida en esta batalla, si el fascismo triunfa, el gobierno de Su Majestad podrá adjudicarse esta victoria." Lloyd George, al expresase así, subrayo un hecho nuevo: a los ojos del mundo, la guerra de España había cobrada, en 1937, el aspecto de una guerra ideológica. Sin que ninguna otra nación se comprometiera abiertamente en el conflicto, este último se había vuelto europeo. En lo sucesivo, y sobre todo después del debilitamiento de los partidos revolucionarios del lado republicano, la guerra de España ya no fue más que un aspecto particular de la lucha que enfrentaba es Europa a las grandes potencias. Fue ella la que determinó el acercamiento ítalo-alemán, la formación del Roma-Berlín. Fue ella también la que puso de relieve, bajo una luz brutal, las incertidumbres y las contradicciones de las democracias occidentales, de Francia y de Inglaterra y, a modo de contragolpe, dirigió la política rusa hacia una prudente expectativa.

En un movimiento desesperado por salvar el Régimen, Alfonso XIII, después de haber fracasado un intento de Sánchez Guerra por formar gobierno con los firmantes del Pacto de San Sebastián que se encontraban en la cárcel, nombro jefe de gobierno a un hombre apolítico, al almirante Juan Bautista Aznar, el cual formo un gabinete con todos los jefes políticos del antiguo régimen: Bugallal, Romanones, La Cierva, Cambó, el duque de Alba. La sorpresa del gobierno Aznar fue extraordinaria y su propio jefe de gobierno la hizo patente en una frase ingenua que pronunció ante los periodistas: "Ayer se acostó España monárquica --dijo— y hoy se ha levantado republicana". El día 13 empezaron a ondear bandear republicanas en los Sanjurjo, director de la Guardia Civil, tantear posibilidad de resistencia, y el día 14 salió de Madrid hacia Cartagena, donde embarcó en el crucero Príncipe Alfonso, que lo llevo a Marsella. Al desembarcar el monarca, el buque enarboló la bandera republicana y cambió su nombre por el de República.

La II República: El mismo día 14 de abril se proclamó la República y tomó el poder un gobierno provisional, presidido por el antiguo político de la monarquía Niceto Alcalá-Zamora (1877-1949), y formado por Miguel Maura (Gobernación), hijo del político monárquico, al campo republicano. Junto con ellos, figuraba el partido socialista con tres miembros: Largo Caballero (Trabajo), Indalecio Prieto (Hacienda) y Frenando de Ríos, catedrático de Granada (Justicia). Los republicanos tradicionales estaban representados por dos ministros, Alejandro Lerroux (Estado) y Diego Martínez Barrio (Comunicaciones). Los nuevos republicanos habían constituido dos partidos: Acción Republicana, cuyo representante fue Manuel Azaña y Díaz (Guerra), y Partido Radical Socialista, disidencia del partido lerrouxista llamado, que dio otros ministro; Álvaro de Albornoz (Fomento) y Marcelino Domingo (Instrucción Pública). Las reivindicaciones regionales, en fin, estaban representadas por otros dos ministros: el catalán Lluís Nicolau d’Olwer (Economía) y Santiago Casares Quiroga, gallego (Marina).

La Constitución de 1931: El 28 de junio de 1931 se celebraron las elecciones a Cortes Constituyentes, sobre la base de un diputado por cada 50.000 h, que llevaron a la Cámara 116 diputados socialistas, 90 lerrouxistas, 60 radicales, 30 miembros del partido de Azaña, 43 de Esquerra Catalana, 16 regionalistas gallegos y 14 nacionalistas vascos. La oposición al Régimen estaba representada por menos de 30 diputados pertenecientes a la Lliga Catalana, a los monárquicos de Renovación Española y a los Agrarios. El 14 de julio se inauguraba el nuevo Parlamento, siendo elegido presidente del mismo el socialista moderado Julián Besteiro.

Desde el triunfo del Frente Popular, los cuatro principales partidos políticos opuestos al mismo: —Falange Española, Renovación Española (nombre adoptado por los monárquicos de Alfonso XIII). Requetés o Carlistas y Acción Popular— venían pensando en la posibilidad de una acción violenta para acabar con aquel gobierno salido de las elecciones de 1936. El primero, Toledo o de concentrarse en la frontera portuguesa para servir de núcleo a un Alzamiento. El más vacilante era el partido de Gil Robles, quien, como se ha visto, había aspirado a gobernar en una República de derechas y todavía no había abandonado su ideal, mientras muchos de sus había sido relevado de la jefatura Franco del Estado Mayor y trasladado a Canarias; Mola, Orgaz, Varela y otros se habían entrevistado a este efecto en Madrid.

Triunfo de Frente Popular: La Komintern, o Internacional Comunistas, que dirigía desde Moscú las actividades de todas las Secciones de Partidos Comunistas nacionales, alarmada ante los progresos de los movimientos fascistas, nacionalsocialistas y similares, propugnaba la formación de "Frente Populares", es decir, la agrupación de todas fuerzas de izquierda en cada país, con inclusión de las Secciones de Partido Comunista y con la esperanza de abrir así una brecha para el triunfo de sus ideales.

La situación en Europa, en 1936, explicaba seta toma de posiciones por parte del gobierno ruso. Movimiento autoritario habían triunfado, como ya se vio, en Italia, Alemania, Portugal, Austria, Polonia, Yugoslavia, Bulgaria y Rumania. España fue el primer campo de experimentación del Frente Popular, al que seguirá Francia, donde triunfó el 1º- de junio de 1936, tres meses y medio después que en España.

Las lecciones del 16 de febrero se desarrollaron con toda tranquilidad, salvo algunos minúsculos incidente (tres muertos en toda España), y dieron el triunfo al Frente Popular por el sistema electoral vigente, que premiaba a la mayoría. Los resultados en votos fueron los siguientes: Frente Popular y nacionalistas vascos: 4.306.156 votos; Centro: 681.047; Frente Nacional: 3.783.601. Su traducción en escaños en el Parlamento fue como sigue: Frente Popular y nacionalistas vascos: 288 diputados, de los cuales sólo 17 eran comunistas; Centro: 49 (los radicales de Lerroux fueron barridos obteniendo sólo 4 puestos; Frente Nacional: 134.

Prolegómenos de la Guerra Civil: Se ha calculado que el número de adheridos a Falange Partido Comunista apenas contaba con 10.000 afiliados en aquella fecha, sin que se puedan precisar los elementos integrantes de la otra organización extremista, F.A.I., aunque bien puede suponerse que no superaría a ninguna de las anteriores. En cuanto a la afiliación a los sindicatos, a 1936 la U.G.T. contaba con 1.400.000 cotizantes, la C.N.T. con 1.500.000, cifrándose en 500.000 los incrusto en sindicatos cristianos. Eran estas últimas fuerzas precisamente las que iban a proporcionar el número mayos de elementos a la pugna que se avecinaba. Las organizaciones más radicales, en especial integradas "comunista" --trataban de influir sobre las masas, y criticaban al gobierno "burgués" que se formó el 19 de febrero, presidido por Manuel Azaña e integrado exclusivamente por miembros del Parlamento.

Por otra parte, el resentimiento de las izquierdas contra Alcalá-Zamora se tradujo en un debate parlamentario en el que, haciendo ilógico uso del artículo de la Constitución ya dicho, se criticó al jefe de Estado la disolución de las Cortes anteriores que había permitido el triunfo del Frente Popular. Por 238 votos contra 5 fue destituido Alcalá-Zamora, y el 10 de mayo fue elegido presidente de la Republica Manuel Azaña, quien inmediatamente encargo de formar gobierno a su amigo personal Santiago Casares Quiroga.

El Alto Comisario de España en Marrueco, Álvarez Buylla presidia un banquete en el que los jóvenes oficiales gritaban ¡CAFÉ! Al preguntar extrañado el extrañado el ingenuo represente del gobierno por qué se pedía café a mitad de se trataba probablemente de algún "exceso" de embriagados. En realidad se trataba de un grupo de conspiradores que, aprovechado una cancioncilla entontes en boga, cuya letra decía "yo te daré -– te daré, niña hermosa, --te daré una cosa, -- una cosa que yo sólo sé: - CAFÉ", y jugando con el calificativo de "niña" que se aplicaba a la Republica por sus pocos años, se le pretendía aplicar el rendía el remedio de CAFÉ, sigla de "Camaradas, Arriba Falange Española".

Alzamiento del 18 de julio: Del 5 al 12 de julio se había desarrollado Marruecos unas maniobras militares rutinarias que habían lugar en el Llano Amarillo. Por aquellos mismos días, y por gestiones del ingeniero La Cierva, del corresponsal en Londres del periódico monárquico ABC, Luis Bolin, y del propio director de este diario, Luca de Tena, se había fletado el avión Dragón Rápida para encaminarse a Las Palmas de Gran Canarias sin saber el objetivo a que iba destinado. Allí recogió al general Franco y lo trasladó a Marruecos el 18 de julio, donde el día antes el general Yagüe había sublevado ya a la guarnición y se contaba con 18.000 hombres perfectamente preparados.

—El jefe del Gobierno, Santiago Casares Quiroga, había tenido un rasgo de humor tétrico cuando, al advertirle algunos diputados de la inminencia de la sublevación, en la sesión del Parlamento celebrada por la noche del 11 al 12 al oír que le decían "¡Los militares se van a levantar!", contestó: "¡Pues yo me voy a acostar!". La noticia del levantamiento en Marruecos le llegó por teléfono. Pensó al principio que la sublevación estaba circunscrita a la zona del Protectorado, y así lo hizo saber a través de la radio madrileña el mismo día 18 de julio, asegurando que nadie en la Península había secundado el movimiento.

Pero muy pronto los hechos desmintieron esta afirmación, ya que entre este día y el siguiente, los militares se apoderaron del mando en las ciudades de Sevilla, Valladolid, Zaragoza, Burgos, La Coruña, Pamplona y otras localidades, declaraban el estado de sitio y con mayor o menor resistencia se hacían dueños de la situación. El levantamiento fracaso, sin embargo, en las tres principales capitales del país: Madrid, Barcelona y Valencia, así como en otras ciudades: Bilbao, San Sebastián, Santander, en todas las restantes capitales catalanas y levantinas, en Extremadura, Castilla la Nueva y en casi toda Andalucía.

Y mientras tanto había que resistir con los elementales que tenía a su disposición, es decir, los comunistas. Estas eran las consignas: "Resistir es vencer" y "No pasaran" Comenzaba la guerra civil presentida, con todas sus crueldades y sus horrores. Se desato la violencia no solo en palabras sino en hechos. Para los gubernamentales, los sublevados eran "facciosos" o "fascistas". Para los franquistas, sus enemigos fueron calificados de "rojos", cuando no utilizaban otros epítetos más insultantes. Rodaron cabezas. España se llenó de patíbulos. Fue a justiciado y su cadáver expuestos a la vergüenza publican. La publica, la misma que recibido a Fernando VII al grito de "¡Vivan las cadenas!", cantaba a no fue, sin embargo, antirrepublicano, sino antigubernamental, a pesar de la activa participación de los monárquicos de las dos ramas dinásticas.

El día 19 de julio, es decir, el día siguiente al estallido de la guerra en la península, el primer ministro de la Republica, José Giral, (Santiago de Cuba, 1879— México, 1962) solicitaba telegráficamente ayuda del jefe del gobierno francés, León Blum, socialista, triunfante desde el 5 de junio de la coalición francesa conocida con el mismo nombre de la española: Frente Popular. Al día siguiente, el general Franco iniciaba gestiones para conseguir ayuda de Italia, donde gobernaba Mussolini. El día 21, la Unión Soviética terciaba en el pleito mostrándose favorable la Komintern a conceder apoyo al gobierno republicano. Y el día 22, representantes "nacionalistas" tanteaba en Berlín con Hitler la posibilidad de adquisición de aviones.

La noticia, aireada por los periódicos sensacionalistas franceses, de la compra de armas por el gobierno republicano en el país vecino (25 de julio) movió al gobierno italiano a entregar once aviones Savoia a los franquistas, y el ejemplo fue seguido inmediatamente por Alemania, que envió al cabo de poco tiempo 52 aviones Junker a África. Portugal se convirtió en centro receptor de armamento para los franquistas, y comités de la Komintern se constituyeron en París y en Praga para aunar sus esfuerzos en pro de ayuda a la causa de la España republicana.

El 9 de septiembre de 1936 se reunió en Londres un "Comité de No Intervención", con representantes de Inglaterra, que lo presidía; Unión Soviética; Francia; Italia; Noruega; Dinamarca; Bélgica; Irlanda; Estonia; Letonia; Lituania; Polonia; Checoeslovaquia; Bulgaria; Yugoslavia; Rumania; Grecia; Turquía; Albania; Finlandia; Alemania y Austria. Sirvió de campo de exposición de ataques mutuos y de velo para ocultar la activa participación de la mayor parte de las naciones representadas en el citado Comité.

La ayuda a la España republicana se fue concretando en el alistamiento de voluntarios que formarían las Brigadas Internacionales en aquel otoño de 1936 se fueron concentrando en Albacete para acudir a Madrid cuando la capital fue asediada por las tropas franquistas. Al mismo tiempo, el gobierno de la República expedía, vía Cartagena-Odesa, el oro del Banco de España a la Unión Soviética, para pago del material de guerra que había de recibir (25 de octubre).

Legión Cóndor alemana se reunía en Sevilla (6 de noviembre), los franquistas anunciaban el bloqueo de las costas para impedir la llegada de armas procedentes de Rusia, y los gobiernos italiano y alemán declaraban que reconocían como único gobierno español el dirigido por el general Franco. Italia, por su parte, empezaba el envío de una división de "voluntarios". Por ambas partes, pues, empezaron a afluir a la pobre España legiones de "turistas armados".

Dentro de las dificultades de evaluación del número de extranjeros participantes en la guerra civil, se ha calculado que del lado franquista llegó a haber en España 50.000 italianos, 16.000 alemanes, 20.000 portugueses y pequeñas cantidades de irlandeses y de otros países. Por parte gubernamental, resulta más difícil calcular el número de "voluntarios" de las Brigadas Internacionales. Se ha dicho que alcanzaron un total de 45.000, de los cuales el mayor número contingente fue el francés (unos 10.000), a los que siguieron alemanes e italianos antifascistas, austriacos, ingleses, norteamericanos, yugoslavos, húngaros, escandinavos y de otros muchos países.

La temerosa crisis de Múnich (septiembre de 1938) constituyó para la retirada de "voluntarios" y la disminución de la ayuda a ambos bandos que fue toda la actuación del "Comité de No Intervención". Casi al mismo tiempo las Brigadas Internacionales pasaban la frontera y los italianos retornaban a su país. A partir de esa fecha, la Unión Soviética reguló el envío de armas, sobre todo aviones y artillería pesada, lo que facilitó que los franquistas, derrotaran al ejército del Gobierno de la II República.

A los ojos del mundo, la guerra de España había cobrado, 1937, el aspecto de una guerra ideológica. Sin que ninguna otra nación se comprometiera abiertamente en el conflicto, este último se había vuelto europeo. En lo sucesivo, y sobre todo después del debilitamiento de los partidos revolucionarios del lado Republicano, la guerra de España ya no fue más que un aspecto particular de la lucha que enfrentaba en Europa a las grandes potencias. Fue ella la que determinó el acercamiento ítalo-alemán, la formación del Eje-Roma-Berlín. Fue ella también la que puso de relieve, bajo una luz brutal, las incertidumbres y las contradicciones de las "democracias occidentales", de Francia y de Inglaterra y, a modo de contragolpe, dirigió la política soviética hacia una prudente expectativa.

El evidente fracaso de gobierno Giral inclinó al presidente Azuña a nombrar jefe del gobierno a 1938 un gobierno integrado por seis socialistas –Negrín, Prieto, de Gracia, Galarza, y Álvaro del Vayo, y el propio presidente que se reservó la cartera de Guerra-, dos comunistas – Jesús Hernández y Luis Vicente Uribe-, los primeros de un gobierno que formaban parte de un gobierno español, dos de izquierda catalana –Tomas i Piera, y Just-, uno de independista azañista – Bernardo Giner de los Ríos- y uno del movimiento independista vasco, que al principio fue su propio jefe, Aguirre, y luego Manuel Irujo.

Para comprender hasta qué punto la guerra de España trastornó el equilibrio político europeo, hay que recordar que, en 1936, la posición alemana en Europa era todavía precaria. Desde la llegada de los nazis al poder, en 1933, Alemania había roto con la Sociedad de Naciones. Su rearmamento y las reivindicaciones de Hitler inquietaron a los pequeños países vecinos, sin que su poderío los impresionase todavía. La postulación diplomática de las Potencias Occidentales parecía ser fuerte. El acuerdo entre Francia, Inglaterra y Bélgica parecía ser sólido, la influencia francesa era todavía considerable en las Balcanes, a pesar del asesinato, en Marsella, de Alejandro de Yugoslavia, en 1934. Por último, el gobierno de la Tercera República para hacer frente al peligro que constituía el rearmamento alemán, acababa de reforzar en el Este su sistema de alianzas. En 1935 se firmaron tratados de ayuda mutua entre la U.R.S.S. y Francia, por una parte, la Unión Soviética y Checoslovaquia por la otra. El restablecimiento del poderío alemán, en efecto, preocupaba mucho a los soviéticos: ¿No había señalado Hitler al "Bolchevismo" como el primer adversario que había que combatir? Cuando lleguen los grandes acontecimientos del verano de 1938, la cuestión de los sudestes, España no será más que un peón, entre otros, en el juego europeo.

Cito a Don Miguel de Unamuno: Acaso se habrían resuelto no pocas cosas si nos hubiera conquistado Simón Bolívar; digo, a nosotros los españoles.

¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tus sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!



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Manuel Taibo


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