70º aniversario del uso de "la bomba" contra una población civil

Ya hace setenta años que Estados Unidos se convirtió en el único país en la historia que ha desplegado dos armas atómicas "de destrucción masiva" en contra de poblaciones civiles. El día 6 de agosto de 1945 un bombardero B-29 conocido como el Enola Gay despegó desde la Isla de Tinian al norte de Guam. Luego de volar durante seis horas hacia la principal isla japonesa de Honshu, el piloto Paul Tibbets enfiló su avión hacia la ciudad de Hiroshima descargando a "Little Boy" (El Niñito) una bomba atómica de una potencia explosiva de 16 kilotones de TNT.

A las 8:15:44 hora de Japón, la ciudad de Hiroshima fue arrasada, con alrededor de 70 mil personas vaporizadas o calcinadas de manera irreconocible. Entre las víctimas había unos 16 norteamericanos prisioneros de guerra, encarcelados en Hiroshima. Muy pronto, unas 200 mil personas morirían luego de larga agonía producto de los efectos del síndrome de irradiación aguda. Por segunda vez en la historia de la humanidad, el hongo nuclear apareció en la atmósfera de nuestro planeta. El primero fue el producto de una prueba nuclear realizada en el desierto de Nuevo México.

En Washington, el presidente Harry Truman anunció que Estados Unidos había lanzado una bomba atómica sobre Hiroshima y a menos que Japón se rindiera de manera inmediata e incondicional ante los aliados, Estados Unidos estaba preparado para lanzar otras bombas atómicas sobre ciudades japonesas. Según algunos textos de historia –algunos de los cuales fueron indebidamente influenciados por el naciente complejo industrial-militar—Japón nunca contestó a la demanda de Truman.

Tres días más tarde, el 9 de agosto de 1945, otro bombardero B-29 denominado Bockscar despegó desde la Isla de Tinian enfilando hacia la ciudad industrial de Kokura. El tiempo nublado obligó a un cambio de planes hacia un blanco secundario, la ciudad portuaria de Nagasaki. A las 11:01:47 tiempo local, Bockscar lanzó a "El Gordo" con un potencial explosivo mayor que el de "El Niñito" causando inicialmente la muerte de unas 75 mil personas, muchas de ellas trabajadores de la fábrica Mitsubishi de armamentos y de otras fábricas en el área. El emperador de Japón, Hirohito anunció la decisión de Japón de rendirse incondicionalmente el día 12 de agosto de 1945. Si Hirohito no se hubiera rendido, Estados Unidos tenía planes para usar bombas atómicas contra Kioto, Yokohama y Kokura. Si esos bombardeos no hubiesen conseguido forzar la rendición de Japón, se habría lanzados dos bombas adicionales contra Niigata y contra el propio palacio de Hirohito en el centro de Tokio.

Actualmente se conoce que había, además del gobierno imperial japonés, otro blanco en la mira para que Estados Unidos considerara emplear armas atómicas contra poblaciones civiles. Esa otra audiencia era el gobierno soviético y su líder José Stalin. Esta ostentación de poderío nuclear de parte de Estados Unidos, eventualmente desembocó en la carrera armamentista nuclear de la Guerra Fría. A los sobrevivientes de los bombardeos nucleares contra Japón, se unieron los isleños del Pacífico de las Islas Marshall y también los que estaban "a favor del viento" en su mayoría indígenas norteamericanos y mormones que vivían al este de Nevada y Utah expuestos a los ensayos nucleares que afectaron su salud.

De manera legítima se podría sostener que la decisión de Estados Unidos de ser la primera y única nación en utilizar armamento nuclear durante la guerra, contribuyó a desatar una peligrosa y costosa carrera armamentista que sigue vigente hasta nuestros días. El monopolio norteamericano sobre el armamento nuclear duró poco. La Unión Soviética fue el segundo país en desarrollar armamento nuclear y luego al club ingresó Gran Bretaña, Francia, China, Israel, la India, Paquistán y Corea del Norte. Naciones renuentes, opuestas al Plan de Acción Conjunta Global elaborado por el grupo de los P5+1 e Irán, han dejado en claro que ellas están dispuestas a ingresar al club nuclear, estas naciones incluyen a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos.

Del mismo modo, ahora también se sabe que el emperador japonés no objetó la idea de plantear condiciones para la rendición ante los aliados cuando algunos miembros del Consejo de Estado de Japón sugirieron tal acción durante una reunión sostenida el 10 de enero de 1945. Un memorándum de la Casa Blanca dirigido al presidente Franklin D. Roosevelt de fecha 17 de enero de 1945 citaba la reunión de esa entidad japonesa y la ausencia de oposición de parte del emperador como una rama de olivo ofrecida por Tokio a Washington. Ese mismo día, el representante japonés ante la Santa Sede, Masahide Katayama, se reunió con el Secretario de Estado del Vaticano, Giovani Montini, futuro Papa Paulo VI y con Pío Rossignani, secretario privado del Papa Pío XII, Katayama solicitó de manera directa una intervención papal con el objeto de mediar entre Japón y los Aliados.

"Los pacifistas en Japón tienen mucha fe en la Santa Sede. Un intento de parte de la Santa Sede para iniciar la mediación estimularía grandemente a nuestros pacifistas, sin perjuicio que no haya de inmediato resultados concretos."

En su respuesta el futuro pontífice Montini pareció alinearse con los Aliados: "Resulta evidente para nosotros que la diferencia entre los puntos de vista de ambos beligerantes es demasiado grande como para permitir una mediación Papal."

Pero Katayama tenía razón para promover negociaciones con los Aliados. Se enteró a través del embajador japonés en Moscú –Rusia aun mantenía el pacto de no agresión con Japón—que los Tres Grandes (Roosevelt, Stalin y Churchill) se iban a reunir pronto y que Japón estaba en la agenda. Japón necesitaba urgentemente la intervención del Papa Pío XII para iniciar conversaciones antes de la reunión de los Aliados. La urgencia se hizo aun mayor dado que el líder chino Chiang Kai-shek no estaría presente durante las conversaciones que se llevarían a efecto en la localidad de Yalta. Por lo tanto no habría un dirigente chino presente exigiendo un alto precio para que se iniciaran las conversaciones entre Japón y los Aliados.

Percibiendo las preocupaciones de Katayama en torno a los chinos, Montini inquirió "¿No sería posible que el gobierno japonés ofreciera condiciones que fueran un tanto cercanas a las de los anglo-norteamericanos de tal modo que la Santa Sede pudiera iniciar la mediación sobre bases más concretas?"

Katayama contestó que enviaría la solicitud de Montini a Tokio. El secretario del Papa no descartó la intervención Papa como mediador.

Alrededor del mes de febrero de 1945 Rusia y Japón se encontraban en el mismo tramo y propusieron una conferencia de paz en el Medio Oriente donde participarían Rusia, China, Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y Japón. Este último creía erróneamente que Rusia no entraría a la Guerra del Pacífico al lado de los Aliados.

No obstante, en el mes de febrero, Myron Taylor, enviado personal de Roosevelt ante el Papa Pío XII, se reunió con el embajador japonés ante la Santa Sede, Harada Ken, en el Vaticano. El día 16 de febrero de 1945 en un memorándum dirigido a Roosevelt, fue enviado por Ken al enviado personal de Roosevelt, señalando que "factores japoneses deseosos de paz no se hacen responsables por la Guerra del Pacífico y que esos elementos podrían ser capaces de hacer sentir su influencia si los anglo-norteamericanos ofrecieran condiciones aceptables."

En respuesta, Taylor le recordó a Harada que "la opinión pública norteamericana todavía recuerda el ataque no provocado contra Pearl Harbor. Sin embargo, se comprometió a iniciar una investigación amistosa sobre las posibilidades para una negociación."

El día 6 de abril de 1945 el Delegado Apostólico en Yokohama, Lorenzo Tatewaki Toda, envió un telegrama al Papa cuyo contenido fue entregado por la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS sigla en inglés) a Roosevelt el día 11 de abril, un día antes de la muerte de este. Toda, pariente de Hirohito, declaró al Papa que "este es el momento más favorable para copar la intransigencia de los extremistas militaristas en interés de una solución pacífica de la guerra. Se comprometió en cuanto fuera posible enviar a la Santa Sede un conjunto de condiciones que pudieran ser aceptables para los anglo-norteamericanos y le ruega al Papa que rece para que los gobernantes de Japón puedan convencerse de la necesidad de una paz honorable."

Luego que Truman llegó a la presidencia, los japoneses a través de su representante en Suiza, les solicitaron a los anglo-norteamericanos iniciar conversaciones para el cese del fuego por medio de la Unión Soviética. Todo lo que exigían los japoneses era mantener a su emperador como jefe del estado con el objeto de impedir "que Japón se convirtiera al Comunismo."

El jefe de la OSS, William Donovan y el Sub Secretario de Estado, Joseph Grew, embajador de Estados Unidos en Japón cuando Pearl Harbor fue atacado y que estuvo internado por los japoneses durante siete meses antes de ser repatriado mediante un intercambio diplomático, se dice que era favorable a cursar negociaciones con Japón.

Los militaristas norteamericanos ya habían convencido a Truman para utilizar la bomba.

No habría una rendición negociada para Japón. Los herederos de los militaristas de la bomba atómica que rodeaban al presidente Truman, en la actualidad, todavía se encuentran entre nosotros. Ahora se denominan "neoconservadores" que promueven el concepto del "nuevo siglo norteamericano."

Hoy en día están tan equivocados como en el día en que Estados Unidos lanzó los primeros ataques nucleares durante la guerra. Los días 6 y 9 de agosto de 1945 pasaron a ser los "Días de la Infamia" de Estados Unidos.

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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona



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Wayne Madsen

Escritor. Especializado en Asuntos Internacionales


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