El concepto de globalización en la actualidad está íntimamente ligado al neoliberalismo. En los años 1980-90 un grupo de economistas conocidos como los Chicago Boys, por provenir de la Universidad de Chicago liderada por Milton Friedman resucitaron políticas conservadoras de los gobiernos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Apoyados por los organismos internacionales y por las empresas multinacionales crearon institutos para promocionar teorías neoliberales del siglo XVIII y XIX, como innovaciones.
Los economistas y periodistas que apoyaron estas ideas, lograron imponer la idea generalizada de que todo lo público es ineficiente, que el Estado es intrínsecamente perverso, que la única manera para que las empresas de servicios funcionen es privatizándolas, que así se reducirán gastos y se eliminará la corrupción. Plantearon la necesidad de reducir el Estado, bajar los gastos públicos, abrir todos los mercados, incrementar la producción de artículos destinados a la exportación, flexibilizar y modernizar todos los mercados laborales, eliminar los sindicados supuestamente interesados en enriquecer a sus cúpulas y reducir los gastos sociales.
Estos postulados fueron puestos en prácticas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional en todos los países de América Latina y en el mundo. Con resultados desastrosos en Chile, Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Colombia, Perú, Uruguay, Paraguay, México y toda Centroamérica y el Caribe. Estos planes económicos llevaron más pobreza y miseria a todos los pueblos del mundo.
La situación económica mundial resultó tan crítica que en abril del 2000, el economista Joseph Stiglitz, asesor económico del Presidente de Estados Unidos 1993 a 1997 y vicepresidente del Banco Mundial, publicó un artículo criticando dichas políticas, donde denunció que el FMI son instrumentos que utilizan algunos Estados para dominar a otros países. Lo inconcebible es que todavía insiste el FMI y BM en aplicar estas recetas económicas en el siglo XXI, a los países europeos y como ejemplo del fracaso dramático tenemos a Grecia.