A diferencia de la vieja Europa, en Venezuela la revolución es cambio sustancial y profundo de la sociedad, es libertad plena al pensamiento y ejercicio continuo de la democracia. Nosotros estamos construyendo un estado pleno de libertades consagrado en nuestra Constitución Nacional, y en consecuencia obramos por su instauración a pesar de los ataques que en su contra realizan todos los que niegan el poder que las mayorías empobrecidas tienen para gobernar su presente y proyectar su destino.
En ese sentido, aprovecho la oportunidad que me brinda este medio, para dirigirme a ustedes, y hacer de su conocimiento, algunas consideraciones que me surgen luego de las declaraciones de algunos dirigentes del "socialismo" en esas tierras, a propósito de la condena a los políticos delincuentes: Leopoldo, Cevallos y Ledesma.
Debo decirles que no me extraña que al referirse al caso de los antes nombrados, a ustedes les haya surgido la solidaridad de manera espontánea, un tanto apresurada a mi juicio, casi fuera de toda reflexión racional y científica como corresponde a los revolucionarios, pero en todo caso, cargado de valores de solidaridad, humanismo y libertad, los cuales son propiedad de todos los seres humanos. Pero hay que destacar, que en este caso en particular, no se trató de un juicio a líderes políticos ganados a la lucha civilizada y democrática por el poder, sino de criminales los cuales administrando justicia el Estado Venezolano juzgo en resguardo de los valores éticos y morales que le son propios a nuestra nación Revolucionaria, Bolivariana y Chavista.
En ese sentido, permítanme recordarle que la Revolución Bolivariana es sin duda el proyecto político de cambio más arriesgado que se allá propuesto a pueblo alguno en el planeta para construir el socialista. En ella convergen desde la izquierda tradicional y ortodoxa hasta la socialdemocracia progresista que se encarna en el alma de los más diversos y antagónicos estratos sociales, posiciones de poder, visiones, espejismos y hasta fantasmales predictores apocalípticos.
Tal particularidad constituye el dominio de donde habrá de emerger, en el marco del plan de la patria, la nueva sociedad para bien de la humanidad, razón por lo cual, la lucha es multifactorial y las contradicciones se hacen infinitas a la luz de los análisis sesgados por la imposición y el dogma con los que se nos acecha desde todos los flancos ideo políticos, que refugian al capitalismo y sus aliados.
Y es que a las pruebas me remito, en estos 17 años de revolución, a pesar de los ataques viscerales y mediáticos recibidos por parte de los aparatos ideológicos del capitalismo como sistema, no hemos sucumbido ante el Dios del mercado y su deformación y mucho menos hemos claudicado en la batalla por la concreción de un estadio pleno de la mayor suma de felicidad posible para todos, incluyendo a aquellos que nos atacan con fiereza irracional, al acusar al gobierno del Presidente Maduro de todo cuando de malo sucede en el país.
En consecuencia estamos viviendo tiempos muy duros, tiempos de confrontación y redefinición de la praxis revolucionaria, los cuales demandan expresar con claridad cada acción política, toda vez, que la mayor de las batallas planteadas está en la conciencia colectiva cuyo arsenal de ideas es producto del histórico par categorial praxis social – pensamiento social y viceversa.
En ese sentido es importante destacar que, en la medida que avanzamos como proyecto alternativo al capitalismo depredador, la derecha arreciar su carga, y en el plano internacional, la ultraderecha conservadora, fascista y racista, se reagrupa en pro del chantaje contra todo aquel que se atreva a ser libre de sus imposiciones.
Así, los viejos organismos internacionales (ONU, OEA) producen y reproducen el mandato imperial de acallar a quienes disientan, y por el contrario ponderan al infinito, loas para los que flagrantemente violan todo principio de autodeterminación de los pueblos (No se olviden de: Irak, Libia, Siria, Palestina entre otros cuya lista tiene sus consecuencias tangibles en las oleadas de refugiados que a diario llegan a la UE).
Por ello vimos al señor Almagro (militantes de la socialdemocracia arrastrada al imperio) coincidir con la tesis que los problemas de derechos humanos de Colombia son producidos por Venezuela y no por el detestable Estado liberal burgués impuesto en esas tierras a sangre y fuego.
Por ello, vemos con dolor como quienes a pesar estar sufriendo en sus pueblos los embates del FMI, BM, y cargando la cruz de sus secuelas de empobrecimiento, hambre y miseria, insisten en colocarse al lado de los halcones del imperio para congraciarse con la industria mediática y el mercado de sangre en el que están hundiendo a la humanidad toda.
Los procesos se construyen al fragor del combate por la libertad plena, no en la "capa de súperman", "ni en las barbas del tío Sam".
Hoy por ejemplo, en nuestro país la oposición se concentró en algunas plazas y créame que no reunieron más que a un puñado de seres cuyo odio aun no le ha permitido ver el fondo del problema. Lo paradójico es que por ellos también luchamos y le defenderemos su derecho a estar del lado que quieran, de decir lo que quieran y de protestar libremente, pero, hay que advertir que lo que no permitiremos jamás es que la impunidad los libre de sus culpas cuando emulen a delincuentes y asesinos.
Por último, en Venezuela hay un Estado y un Gobierno Revolucionario que garantiza los derechos humanos para todos los humanos sin distingo clase social, posición económica o poder político. Viva la revolución Bolivariana, Viva Chávez, el Presidente Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y el Comando Cívico Militar de la Revolución. Que nadie se equivoque.