II mensaje del mismo Consejo Central a la Liga (Junio 1850)

En junio de 1850, el Comité Central de la Liga publica un nuevo documento dirigido a todos sus adherentes. Todos estos documentos circulaban clandestinamente. El nuevo documento, uno de los últimos de la Liga, decía así:

¡Hermanos! En nuestra última circular, que os remitió el emisario de la Liga, os hemos expuesto la posición del partido obrero y especialmente de la Liga en el momento presente como en el caso de una de una revolución.

El propósito principal de esta circular es el de informaros sobre la situación de la Liga.
Las derrotas del partido revolucionario durante el pasado verano destruyeron por completo, transitoriamente, la organización de la Liga. Los miembros más activos, que habían participado en los diferentes movimientos, fueron dispersados, los enlaces cesaron, los mensajes dejaban de ser utilizables, la correspondencia, por esa razón y por el peligro de que fueran abiertas nuestras cartas, se hizo momentáneamente imposible. Por ello, el Consejo Central fue condenado, hasta finales del pasado año, a una completa inactividad.
A medida que desaparecía el primer efecto de las derrotas soportadas, se hizo sentir por todas partes la necesidad de una fuerte organización secreta del partido revolucionario sobre todo el territorio alemán. Esa necesidad, que determino que el Consejo Central mandara un emisario a Alemania y Suiza, hizo nacer, por otra parte, el intento de la Comuna de Colonia de organizar la Liga en Alemania, con sus propios medios.

A principios de este año, un cierto números de refugiados, más o menos conocidos como consecuencia de los diferentes movimientos de estos últimos tiempos, se agruparon en una asociación cuyo fin era contribuir, en el momento oportuno, a derribar los gobiernos y tener preparados a hombres que tomarían la dirección del movimiento y hasta el gobierno. Esta asociación no tenía un carácter preciso de partido; los elementos abigarrados agrupados en ella no lo permitían. La integraban gentes pertenecientes a las diferentes fracciones de los movimientos, de los comunistas decididos –algunos antiguos miembros de la Liga- hasta los demócratas pequeños burgueses más timoratos, y antiguos miembros del Gobierno del Palatinado.

Los “cazadores de plaza” del gran ducado de Baden y del Palatinado, tan numerosos entonces en Suiza, así como otros ambiciosos de orden inferior, encontraron en esta asociación la ocasión deseada de abrirse camino.

Las instrucciones que esta asociación enviaba a sus agentes, y que el Consejo Central tiene ante sus ojos, no podían tampoco inspirar confianza. La falta de un punto de vista preciso de partido, el intento de agrupar en una apariencia de asociación todos los elementos de oposición, estaban imperfectamente disimulados por una cantidad de cuestiones y de detalles referentes a la situación industrial, agrícola, política y militar de las diferentes localidades. La fuerza de esta asociación era igualmente muy insignificantes. Según la lista completa de los adherentes, que tenemos en nuestras manos, toda la sociedad en el momento de su mayor prosperidad contaba en Suiza apenas 30 miembros. Hay que notar que los obreros, en verdad, no figuraban en este número. Y esta asociación fue siempre un ejército de oficiales y subordinados, sin soldados. Ahí se encuentran A. Fries y Greiner, del Palatinado; Koerner, de Elberfeld; Sigel, etc…

Han mandado dos agentes a Alemania. El primero, Bruhn, del Holstein, miembro de la Liga, por sus maniobras llego a determinar a algunos miembros de la Liga, por sus maniobras llego a determinar a algunas comunas a que se adhirieran momentáneamente a la nueva asociación, en la que figuraban ver a la Liga resucitada. Al mismo tiempo, mandaban al Consejo Central suizo de Zúrich informes sobre la Liga y a nosotros informes sobre la asociación suiza. Pero no se limitó a este doble juego. Aun cuando estaba correspondiendo con nosotros, nos calumniaba directamente, por escrito, ante las gentes de Francfort ganados para Suiza y les ordenaba evitar toda relación con nosotros. Por esta razón fue inmediatamente excluido de la Liga. El asunto de Francfort fue liquidado por el emisario de la Liga. La actividad de Bruhn en favor del Consejo Central suizo, por otra parte, no tuvo éxito.

El segundo agente, el estudiante Schurz, de Bonn, no consiguió nada, porque, según decía en el informe que mandó a Zurich, “encontró todas las fuerzas utilizables ya entre las manos de la Liga”. Salió de repente de Alemania y actualmente vagabundea en Bruselas y París, donde la Liga lo vigila. El Consejo Central podía tanto menos ver en esa nueva asociación un peligro para la Liga cuanto en su Comisión central está un miembro absolutamente seguro de nuestra Liga que tiene como misión vigilar y señalarnos las medidas y las intenciones de estas gentes en la medida que estén dirigidas contra la Liga. El Consejo, además, ha mandado a Suiza un emisario para que, con el concurso del miembro ya mencionado, se ganen para la Liga las fuerzas utilizables, en una palabra, para organizar la Liga en Suiza. Todas las comunicaciones descansan en documentos absolutamente auténticos.

Una tentativa del mismo tipo ya la habían hecho antes Struve, Sigel y otros, entonces reunidos en Ginebra. Estas gentes han tenido la audacia de afirmar que su tentativa de formar una asociación era la Liga misma, y de abusar, precisamente con este fin, del nombre de ciertos miembros de la Liga. Claro es que a nadie engañó esa mentida. Su tentativa fue tan infructuosa, en todos los aspectos, que los pocos miembros de esa asociación virtual, que se habían quedado en Suiza, tuvieron por fin que adherirse a la otra organización más arriba citada. Pero cuanto más impotente era esa camarilla, más ostentaba títulos sonoros tales como: Comisión Central de la Democracia Europea, etc. Aquí mismo, en Londres, Struve y algunos otros grandes hombres desengañados han insistido en esas tentativas. Se mandó a todas partes en Alemania manifiesticos e invitaciones para adherirse al Buró Central de toda la Emigración Alemana y a la “Comisión Central de la Democracia Europea”; pero esa vez también el resultado fue nulo.
Las pretendidas relaciones de esa camarilla con unos revolucionarios franceses, o extraños a Alemania, no existen. Toda su actividad se limita a algunas pequeñas intrigas entre los refugiados alemanes de aquí, que no tocan directamente a la Liga, no son en nada peligrosos y son vigilados fácilmente.

Todas las tentativas de ese tipo, o bien tienen el mismo fin de la Liga, es decir, la organización revolucionaria del partido obrero, en cuyo caso impiden la centralización y la fuerza del partido por desmenuzamiento y constituyen, pues, maniobras particularistas nocivas, o bien no pueden tener otro propósito que el de abusar una vez más del partido obrero para fines que le son extraños o directamente hostiles. El partido obrero puede muy bien, en ciertas circunstancias, hacer servir para sus planes de otros partidos o fracciones de partidos, pero no se debe subordinar a ningún otro partido. Pero los Hombres que, en el último movimiento, participaron en el gobierno y utilizaron su situación para traicionar el movimiento y oprimir el partido obrero ahí donde pretendía ser el mismo, todos esos hombres, en todos los casos, hay que apartarlos.

Sobre la situación de la Liga podemos dar siguientes informaciones:
La organización de la Liga entre los obreros belgas, tal como existía en 1846 y 1847, desapareció, naturalmente, después que los miembros fueron detenidos en 1848, condenado a muerte y su pena transformada en prisión perpetua. En resumen, desde la revolución de febrero y la expulsión de la mayoría de los miembros de la Unión Obrera Alemana de Bruselas, la Liga ha perdido mucha fuerza en Bélgica. Las medidas tomadas por la policía no le han permitido levantarse de nuevo.

El Consejo Central tenía la intención de dar en la presente circular un informe especial sobre la situación de la Liga en Alemania. Pero nos es imposible dar este informe, dado que la policía prusiana busca justamente las pruebas de una gran asociación en el partido revolucionario. Esta circular, que está introducida en Alemania por una vía segura, pero que, en su propagación en el interior de Alemania, pude, acá o allá, caer en manos de la policía, debe redactarse de tal forma que su contenido no constituya para la policía un arma contra la Liga. Por el momento, el Consejo Central se limita, por ello, a lo que sigue:
En Alemania, la Liga tiene sus núcleos principales en Colonia, Francfort del Mein, Hanau, Maguncia, Wiesbaden, Hamburgo, Schwerin, Berlín, Breslau, Liegnitz, Glogau, Leipzig, Nuremberg, Múnich, Bamberg, Würzburgo, Stuttgart, Baden.

Han designado como círculos directores:
Hamburgo, por el Schleswig-Holstein; Schwerin, por el Mecklemburgo; Breslau, por Silesia; Leipzig, por Saxe y Berlín; Nuremberg, por Baviera; Colonia, por la provincia renana y Westfalia.

Las comunas de Gotinga, Stuttgart y Bruselas quedan provisionalmente relacionadas directamente co el Comité Central hasta que hayan extendido bastante su influencia para poder formar nuevos círculos directores.

¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Independencia y Patria Socialistas!
¡Viviremos y Venceremos!


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Manuel Taibo


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