Como respondiendo a la resolución número 2 de la Conferencia de Londres, y con intención poco recomendable, el Grupo aliancista de Ginebra, el 20 de octubre, un mes más tarde, elevaba al Consejo General de la Internacional una solicitud en demanda de que fuera admitida en el seno de la Internacional “la Sección de Propaganda y Acción Revolucionaria” formada en aquella ciudad, por segunda vez, con los restos de la Alianza y los elementos anarquistas fugitivos de la Comuna, al mismo tiempo que su periódico, Revolución Social, atacaba violentamente al Consejo General. La nueva Sección establecía en sus estatutos “que se reservaba toda libertad de acción y de iniciativa…” Naturalmente, el Consejo General rechazó la petición, pero los antiautoritarios tenían un argumento más sobre el autoritarismo del Consejo…
Sobre la labor fraccional, de secta, Carlos Marx en una interesante carta dirigida a F. Bolte el 23 de noviembre de 1871, refiriéndose a las resoluciones de la Conferencia de Londres, particularmente a la número 2, hacía un breve análisis de gran importancia por su doctrina:
La Internacional —escribía Marx— ha sido fundada para sustituir las sectas socialistas por la organización real de la clase obrera. Esto es muestra bien claro, desde el primer momento, en los estatutos primitivos, así como en el llamamiento inaugural. De otra parte, los internacionales no podrían mantenerse si la marcha de la Historia no hubiese ya pulverizado el mundo de las sectas. La evolución de las sectas socialistas y la del verdadero movimiento obrero marchan constantemente en sentido inverso. En tanto que las sectas se justifican, históricamente, la clase obrera no está aún madura para un movimiento históricamente independiente. Desde que la clase obrera ha llegado a su madurez—añadía—, todas las sectas son esencialmente reaccionarias. A pesar de ello, se ha reproducido en la historia de la Internacional lo que la historia muestra en todas partes. Lo caduco acude siempre a reconstituirse y a mantenerse en el seno de formas nuevas.
La historia de la Internacional —seguía diciendo— ha sido una lucha continua del Consejo General en contra de las sectas y las tentativas de los aficionados, que intentaron siempre mantenerse contra el movimiento real de la clase obrera en el seno mismo de la Internacional.
Anselmo Lorenzo, fundador de la Alianza en España y de la Sección de la Internacional, habiendo formado parte del Consejo Federal Español, nos da a conocer en su libro El proletariado militante un testimonio del máximo valor:
El asunto del Consejo {del Consejo General de la Internacional. {A.R.} había llegado a obsesionar a mis compañeros. Constantemente me hablaban de ello y, sospechando que yo era en el Consejo {español} una especie de espía al servicio de Pablo Lafargue, me proponían problemas y me preparaban el tema de manera que me viera obligado a hacer declaraciones que me comprometían…
Poco tiempo más tarde, Anselmo Lorenzo era sometido a un enjuiciamiento, viéndose obligado a dimitir de su cargo de miembro del Consejo Federal y, más tarde, fue eliminado de toda actividad por los elementos aliancistas más extremistas. Su nobleza, su sinceridad y buena fe eran incompatibles con las maniobras de los agentes de Miguel Bakunin: por eso se deshacían de él arrinconándolo.
Révolution Sociale daba continuidad a la política de difamación y de divisionismo que habían seguido los periódicos Le Progres y Solidarité, Locle y Ginebra, desautorizados por la Conferencia de Londres y, por cierto, los más leídos y divulgados en España. Carlos Marx, en carta dirigida a Federico Sorge, decía que “el objetivo de sus ataques no son los gobiernos y las clases dirigentes de Europa, aliados en contra de nosotros, sino el Consejo General y, especialmente, mi modesta persona…”
El 12 de noviembre 1871, las Secciones del Jura organizaban un Congreso en Sonvillier. Iniciando el ataque a fondo en contra de la Internacional, considerando ilegal la Conferencia de Londres, el Congreso acuerda enviar a sus Secciones una amplia circular en la que planteaban sus puntos de vista pidiendo a la vez que éstas reclamaran la inmediata celebración de un Congreso internacional.
…Los delegados que suscriben —decían—, representantes de un grupo de secciones de la Internacional que acaba de constituirse con el nombre de Federación del Jura, se dirigen por la presente circular a todas las federaciones de la Asociación Internacional de los Trabajadores y les piden que se unan a ella para provocar la convocatoria en breve plazo de un Congreso…
Del 24 al 25 de diciembre, la Sección belga celebra, a su vez, su Congreso, examinando la circular y resoluciones de Sonvillier y sumándose a la iniciativa de pedir un Congreso internacional. En abril 1872, la Sección española, bajo el control de los aliancistas, celebra su II Congreso en Zaragoza, aprobando las decisiones del Congreso belga y la circular del Jura. El 24 de julio, el Consejo General enviaba una carta al Consejo Federal Español llamándole la atención por sus actividades antiunitarias, por sus decisiones en contra de la Internacional y al margen de sus principios de disciplina. Los aliancistas españoles, naturalmente, jamás dieron a conocer las comunicaciones de la Internacional.
La Federación Española, pues, fue una de las primeras en sumarse a la acción de la Federación del Jura, así como los grupos de Italia y Bélgica. Cuanto mayores eran los ataques de la reacción en contra de la Internacional, más sistemática y violenta se manifestaba la acción de los bakuninistas. Ante una tal situación, el Consejo General publicó su importante su importante documento titulado “Las pretendidas escisiones en el seno de la Internacional”, en el que se hizo un análisis histórico del problema dejándolo situado en sus verdaderos términos.
La Famosa Circular del Consejo General, Titulada “Las Pretendidas Escisiones en la Internacional”
La situación creada por los elementos bakuninistas, como decimos en el capítulo anterior, obligó al Consejo General a salir al paso de sus maniobras publicando la circular que, en extracto, damos a conocer más adelante. El 5 de marzo de 1872, el Consejo enviaba a todas las secciones de la Internacional el famoso documento, pero aquellas que estaban bajo el control aliancista lo ocultaron a sus afiliados y, una de ellas, la española. En la circular se hacía un análisis de la conducta de los bakuninistas, poniendo en claro los problemas que venían siendo objeto de discusión.
He aquí la parte esencial de la circular sobre sus siete puntos:
…Hasta hoy —empezaba—, el Consejo General se había impuesto una reserva absoluta en cuanto a las luchas internas de la Internacional, no habiendo respondido públicamente jamás a los ataques públicos lanzados durante más de dos años en contra de ella por miembros de la Asociación.
Más sin la persistencia de algunos intrigantes en alimentar constantemente una confusión entre la Internacional y una Sociedad que, desde su origen, le ha sido hostil, no puede permitir guardar silencio por más largo tiempo; el apoyo que la reacción europea encuentra en los escándalos provocados por esa Sociedad, en su momento en que la Internacional atraviesa la crisis más seria, después de su fundación, obligaría al Consejo General a hacer la historia de todas esas intrigas...
—Anselmo Lorenzo (1841-1915). —Murió en noviembre de 1915. Anarquista. Uno de los fundadores de la sección española de la Primera Internacional, sección de Madrid. Más tarde aliancista. Formó parte del Consejo Federal Español de la Internacional. Delegado a la Conferencia Internacional de Londres de 1871. Una de las principales figuras del anarquismo español, llamado por ello en los medios anarquistas “el abuelo”. Publicó varias obras, entre ellas El proletario militante, en la que se recoge una parte de la historia de las actividades de la sección española de la Primera Internacional.
¡Gringos Go Home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!
¡Bolívar y Chávez Viven, la Lucha Sigue!
¡Patria socialista o Muerte!
¡Venceremos!