A la hora de terminado el Congreso de la Federación del Jura del día 15 de septiembre, dio comienzo el Congreso Internacional de Saint-Imier al que asisten quince delegados, representando a la Federación Española, a la del Jura, así como delegados de Italia, de Francia y uno de América. En el Congreso está presente el Estado Mayor del anarquismo: Bakunin, Guillaume, Malatesta, Fanelli, Schwitguebel, Cafiero, Costa, Morago, Farga, Alerini y Marselau. El Congreso designa tres presidentes: Lefrancais, Cafiero y Marselau, y tres secretarios: Chopard, Alerini y Costa. La delegación española aliancista tiene un presidente y un secretario en el primer Congreso Internacional de los escisionistas. El orden del día fue el siguiente:
1º Actitud de las federaciones reunidas en el Congreso de Saint-Imier ante las resoluciones del Congreso de La Haya, y del Consejo General.
2º Pacto de unidad, de solidaridad y de defensa mutua entre las federaciones libres.
3º Naturaleza de la acción política del proletariado.
4º Organización de la residencia del trabajo. Estadística.
En la discusión del primer punto, la delegación italiana planteaba la ruptura completa de relaciones con el Consejo General de la Internacional. La delegación del Jura era partidaria de que el Congreso se atuviera a la declaración de la misma presentada al Congreso de La Haya. Los delegados españoles declararon que, personalmente, eran partidarios de romper con el Consejo General, pero que no podían votar una resolución definitiva hasta que no fuera adoptada por la propia Federación Española. Se acuerda, pues, que las deliberaciones del Congreso sean ratificadas ulteriormente por cada Federación.
Al día siguiente (16 de septiembre) las diferentes comisiones presentaron unas resoluciones que fueron aprobadas por unanimidad.
(a) La primera resolución sobre el primer punto del orden del día declara textualmente:
Actitud de las Federaciones reunidas en Congreso en Saint-Imier, en presencia de las resoluciones del Congreso de La Haya, y del Consejo General.
Considerando que la autonomía y la independencia de las federaciones y secciones obreras son la condición primera de la emancipación de los trabajadores;
Que todo poder legislativo y reglamentario acordado a los Congresos sería una negación flagrante de esa autonomía y de esa libertad:
El Congreso niega, en principio, el derecho legislativo a todos los congresos, sea generales o regionales, reconociéndoles como única misión poner en presencia las aspiraciones, las necesidades y las ideas del proletariado de los diferentes lugares o países a fin de que su armonización y su unificación se hagan en lo posible, pero en ningún caso la mayoría de un Congreso cualquiera podrá imponer sus resoluciones a la minoría.
Considerando, por otra parte, que la institución de un Consejo General en la Internacional es, por su naturaleza misma y fatalmente, empujada a ser violación permanente de esa libertad, que debe ser la base fundamental de nuestra gran Asociación.
Considerando que los actos del Consejo General de Londres, que acaba de disolverse, durante estos tres últimos años, son la prueba del vicio inherente a esa institución;
Que para aumentar su potencia, a principios muy mínima, ha recurrido a las intrigas, a las mentiras, a las calumnias más infames para intentar manchar a todos los que se han atrevido a combatirlo;
Que, para llegar hasta la ejecución última de sus miras, ha preparado desde mucho tiempo atrás el Congreso de La Haya, cuya mayoría artificialmente organizada no tenía evidentemente más propósito que el de hacer triunfar en la Internacional la dominación de un partido autoritario y que, para alcanzar este propósito, no ha temido pisar toda decencia y toda justicia;
Que un tal Congreso no puede ser la expresión del proletariado de los países que están representados en él;
El Congreso de los delegados de las Federaciones española, italiana, jurasiense, americana, y francesa, reunidos en Saint-Imier, declara rechazar absolutamente todas las resoluciones del Congreso de La Haya, no reconociendo en ninguna forma los poderes del nuevo Consejo General nombrado por él y, para salvaguardar sus Federaciones respectivas contra las pretensiones gubernamentales de ese Consejo General como para fortificar aún más la unidad de la Internacional, los delegados han echado las bases de un proyecto de pacto de solidaridad entre esas Federaciones.
1. Este considerando resume en un párrafo las tesis de los considerandos de la primera resolución adoptada por el Congreso del Jura del día anterior.
2. Después de este considerando y del anterior, se espera que la resolución concluya con la supresión del Consejo General, pero por razones tácticas —las mismas que prevalecieron en La Haya y que provocaron la redacción de la declaración de la minoría— esa conclusión no ha sido formulada.
(b) Segunda resolución, pacto de amistad, de solidaridad y defensa mutua entre las Federaciones libres.
Considerando que la gran unidad de la Internacional se funda no en la organización artificial y siempre maléfica de un poder centralizador cualquiera, sino en la identidad verdadera de los intereses y de las aspiraciones del proletariado de todos los países, por una parte, y por otra sobre la federación espontánea y absolutamente libre de las federaciones y de las secciones libres de todos los países;
Considerando que en el seno de la Internacional hay una tendencia, abiertamente manifestada en el Congreso de La Haya por el partido autoritario, que es el del comunismo alemán, en instituir su dominación y el poder de sus jefes al libre desarrollo y a esa organización espontánea y libre del proletariado;
Considerando que la mayoría del Congreso de La Haya ha sacrificado con cinismo a los planes ambiciosos de ese partido y de sus jefes todos los principios de la Internacional y que el nuevo Consejo General nombrado por ella e investido de poderes aún más grandes que los que había querido atribuirse por la Conferencia de Londres, amenaza destruir esa unidad de la Internacional por sus atentados contra su libertad;
Los delegados de las federaciones y secciones españolas, italianas, jurásicas, francesas y americanas, reunidos en este Congreso, han concluido, en nombre de esas federaciones y secciones, y salvo su aceptación y confirmación definitivas, el pacto de amistad, de solidaridad y de defensa mutua siguiente:
1º Las federaciones y secciones españolas, italianas, francesas, del Jura, americanas y todas las que quieran adherirse a ese pacto, tendrán entre ellas comunicaciones y una correspondencia regular y directa completamente independientes de un control gubernamental cualquiera.
2º Cuando una de esas federaciones o secciones se vea atacada dentro de su libertad, sea por esa mayoría, todas las otras federaciones y secciones se proclamarán absolutamente solidarias con ella.
Ellos proclaman en voz alta que la conclusión de ese pacto tiene como principal objetivo la salvación de esa gran unidad de la Internacional que la ambición del partido autoritario ha puesto en peligro.
(c) Tercera resolución, naturaleza de la acción política del proletariado.
Que querer imponer al proletariado una línea de conducta o un programa político uniforme, como la vía única que puede conducirlo a su emancipación social, es una pretensión tan absurda como reaccionaria;
Si se comparan los dos párrafos que constituyen el contenido de ese pacto con los cinco párrafos de la Declaración de la minoría en el Congreso de La Haya, se notará que el Congreso de Saint-Imier, que no ha querido proclamar la ruptura inmediata con el Consejo General, se coloca en el mismo terreno que la minoría de La Haya y que el pacto de Saint-Imier, aparte los considerandos, no ha añadido nada a la declaración de la minoría.
Que nadie tiene el derecho de privar a las federaciones y secciones autónomas del derecho incontestable de determinar ellas mismas y seguir la línea de conducta política que consideren la mejor y que todo intento parecido nos conduciría fatalmente al más escandaloso dogmatismo;
Que las aspiraciones del proletariado no pueden tener más objeto que el establecimiento de una organización y de una federación económica absolutamente libres, fundadas en el trabajo y la igualdad de todos y absolutamente independientes de todo gobierno político y que esta organización y esta federación no pueden ser más que el resultado de la acción espontánea del proletariado mismo, de los cuerpos profesionales y de las comunas autónomas:
Considerando que toda organización política no puede ser más que la organización de la dominación en provecho de una clase y en detrimento de las masas y que el proletariado, si quisiera apoderarse del poder, pasaría a ser él mismo una clase dominadora y explotadora;
El Congreso reunido en Saint-Imier declara:
1º Que la destrucción de todo poder político es el primer deber del proletariado.
2º Que toda organización de un poder político pretendido provisional y revolucionario para traer esa destrucción no puede ser más que un engaño y sería tan peligroso para el proletariado como todos los gobiernos que existen hoy;
3º Que, rechazando todo compromiso para llegar a la realización de la Revolución Social, los proletariados de todos los países deben establecer, fuera de toda política burguesa, la solidaridad de la acción revolucionaria.
(d) Cuarta resolución: organización de la resistencia del trabajo.
La libertad y el trabajo son la base de la moral, de la fuerza, de la vida y de la riqueza del porvenir. Mas el trabajo, si no está libremente organizado, se vuelve opresivo e improductivo para el trabajador, y por eso la organización del trabajo es la condición indispensable de la verdadera y completa emancipación del obrero.
—Eduardo Bernstein (1831-1932). —Socialdemócrata alemán. Diputado al Reichstag después de 1902. Tomó parte en los primeros congresos de la II Internacional. Vivió en Londres junto a Engels, habiendo sido uno de los miembros encargados de ejecutar su testamento. Fundador y jefe ideológico del "revisionismo". A partir de 1898 comienza a publicar artículos en contra de las teorías de Marx y Engels, sosteniendo la tesis de su fracaso y la necesidad de su revisión. Líder del "revisionismo", niega los principios fundamentales de las teorías del marxismo. Para él, la teoría de la "concentración capitalista es falsa, así como la de la lucha de clases". Defiende el principio del progreso por medio de la democracia… Fue duramente combatido por los hombres más eminentes del marxismo de aquella época (1898-1903): Plejanov, Lenin, Rosa Luxemburgo, La Fargue y el propio Kautsky. El Congreso del Partido Socialdemócrata alemán de Dresde (1903) aprobó la célebre moción, más tarde aprobada en el Congreso internacional de Ámsterdam, considerada en aquella época como la carta del socialismo internacional y que "rechazaba de la manera más enérgica las tentativas revisionistas tendentes a cambiar nuestra táctica, gloriosamente experimentada, basada sobre la lucha de clases, y reemplazar la teoría de la lucha en contra de la burguesía para la conquista del poder político por una política de concesiones al orden establecido…" Plejanov, dirigiéndose a Bernstein, decía: "Y ahora, hermano, será una lucha a muerte. Se trata de saber si Bernstein enterrará la socialdemocracia o si la socialdemocracia enterrará a Bernstein."
¡Gringos Go home! ¡Pa’fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!