Con sólo el 26% de 26 millones de electores, consigue la reelección el presidente Uribe. Con el triunfo de Uribe la oligarquía llega a la cima de su larga trayectoria de dominio sobre las mayorías colombianas (100 años). Vale preguntar ¿En Colombia hay una democracia consolidada o una oligarquía consolidada?. ¿Podrá resistir cuatro años de gobierno ante el flujo de masas en América Latina?
Con este triunfo, la oligarquía colombiana quema los últimos cartuchos de sobrevivencia y ahora debe enfrentar el monstruo creado en los cuatro años de gobierno de Uribe. Debe mantener un ejercito de 400 mil efectivos con las arcas exhaustas del imperio ante las angustias del dólar, más la derrota en Irak y el renacer de la lucha en Afganistán. Debe hacer frente al abandono absoluto que en materia social mantuvo durante cuatro años y contener el levantamiento de multitudes desempleadas, desplazadas y hambrientas. Debe hacer frente al monstruo del paramilitarismo legalizado que, para colmo, dice tener un tercio de representantes en el parlamento. Debe hacer frente a la descomposición en el interior de la Fuerza Armada, cansada de un enfrentamiento que sólo sirve intereses de la oligarquía, más la pérdida de soberanía; y como no encuentra final por el triunfo militar, ansía el diálogo que ponga fin a la guerra fratricida. Debe hacer frente a la firma del TLC repudiado por las mayorías nacionales, que terminará por arruinar la producción agropecuaria así como la pequeña industria, baluartes de la economía, y para colmo, pagarles las compensaciones prometidas. Debe hacer frente a la demanda de intercambio humanitario con las FARC, a lo cual se negó durante cuatro años.
De haber ganado Gaviria y el Polo Patriótico ¿estaban en capacidad de afrontar este monstruo económico, social y político engendrado por Uribe? En pocos meses la oligarquía dueña de alianzas y medios (Caracol, RCN, el Tiempo...) los habría liquidado. La próxima vez, si logran consolidarse, será la vencida.
Uribe es un presidente reelegido por la compra de votos para la reforma constitucional. Por la represión y exterminio de líderes populares. Por la represión de movilizaciones sindicales, estudiantiles, indígenas y campesinas. Ante esta realidad, el candidato Álvaro Leiva, partidario de los diálogos de paz, con amenazas fue obligado a renunciar.¿Cuál será el futuro que le espera al Polo Patriótico, ahora abanderado de la oposición? ¿Tendrá el heroico destino de la Unión Patriótica y sus cuatro mil activistas asesinados en toda Colombia? Porque es así como funciona la pregonada “seguridad democrática”: ¡a garrote vil!
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