Se equivocan aquellos que, con ligereza, concluyen que el restablecimiento de las relaciones políticas de Cuba con los Estados Unidos es una señal inequívoca de traición de Raúl a la historia de la Cuba Revolucionaria y antiimperialista. Algunos se han atrevido a afirmar que Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana han sido traicionados por los hermanos Castro, quienes ahora se acercan al imperio de los Estados Unidos y se distancian de la lucha antiimperialista que durante décadas liderizaron.
La verdad es que quienes llegan a estas fáciles conclusiones no han entendido que los cambios que ha impuesto la historia obligaron a EE UU, después de más de 50 años de fracaso en su política contra Cuba, a dar un giro de 180 grados.
Si algo logró Cuba, después de sobrevivir más de 50 años a un bloque del imperio más poderoso de nuestros días, es avanzar en la diplomacia de las relaciones con distintos países del mundo. Hoy incluyendo dentro de esta lista de países a los Estados Unidos.
La misma velocidad de reflejos que demostró Raúl Castro para impedir la palmadita en el hombro del "bueno" de Obama en una conferencia pública es una señal clara de que el viejo Raúl sabe que están jugando los gringos ahora y él, como su pueblo, están preparados para ese nuevo juego del imperio.
Pero más allá del viejo y veloz revolucionario Raúl Castro el pueblo cubano todo está preparado, como sus mismos dirigentes, para enfrentarse a los desafíos que les depara estas relaciones con un imperio que con sus mismos objetivos del pasado ahora se presentan como "mejores amigos".
Han dicho algunos entendidos que Obama pudo decirle a los anticastristas de la isla que la cosa no estaba fácil. Antes dijo públicamente que debían ser "creativos", esto se entiende como que ante el fracaso histórico de la política estadounidense de aislar a Cuba ahora deben arroparla, quizás hasta asfixiarla. Para logras su ideal de llevar la "democracia a Cuba" están cambiando los métodos que por más de 50 años fracasaron.
Los hermanos Castro están claro que EE UU no ha dejado de ser el imperio guerrerista, enemigo de los pueblos y dispuesto a cualquier cosa por mantener su hegemonía, pero también tienen claro Raúl, Fidel y la dirigencia revolucionaria que la normalización de las relaciones políticas con los EE UU, es un imperativo histórico que nadie debe seguir soslayando. Los riesgos no son pocos, pero si algo ha enseñado la historia a los veteranos de la Cuba Revolucionaria es a correr riesgos.
El tiempo demostrará cuan equivocados están hoy, los que llegan a conclusiones tan ligeras como peregrinas sobre el papel que juega Raúl Castro en la normalización de relaciones con EE UU.
P.D: este domingo 27 marzo, recordamos con pesar que hacen 13 meses de la "desaparición forzada" del revolucionario Alcedo Mora en Mérida. Hasta la fecha no se ha hecho justicia con este caso y sus familiares, amigos y camaradas demandamos que el Estado venezolano vele por los derechos humanos de Alcedo.