La educación, después del trabajo ha sido una de las mayores conquistas de la humanidad; en pos de ella se han realizado las más extraordinarias proezas de los Pueblos trabajadores que luchan indeclinablemente por su liberación e independencia definitiva.
Cuando la educación reivindica su conexión histórica, económica y política, entonces se hace revolución autentica y profunda. La historia en casi todos los pueblos latinoamericanos, al igual que casi todos los pueblos del Planeta en los últimos 400 años, ha sido una cadena interminable de despojos y de humillaciones al más elemental principio de igualdad y de justicia social.
La historia capitalista, que es enseñada en las escuelas como educación emancipadora, liberadora, transformadora, o de cualquier otro adjetivo de escondrijo, continúa con su enseñanza de valores antihumanos, contrarrevolucionarios, bajo la inmaculada etiqueta de la libertad, la moral y las buenas costumbres de sumisión, y de aceptación plena de la esclavitud moderna, que por muy moderna, no deja de ser esclavitud.
Contra la historia capitalista, se levantaron un día hombres que no necesitan ningún elogio para brillar en los cielos, mares y territorios del mundo donde no existe libertad social, y donde permanentemente el capitalismo sigue siendo el rector de todo principio educativo y moral; entre esos hombres que encarnan la ancha y muda queja de los Pueblos trabajadores, esclavizados por el imperialismo, hoy casi que globalizado, está y estará siempre Fidel Castro Ruz.
Es larga la lista, no de los libertadores, este título ilustrado y positivista puede ser como ha sido terreno fértil para el crecimiento de las confusiones suscitadas y estimuladas por la educación capitalista; es muy larga la lista de los hombres y mujeres que referencian los sentimientos más altos de emancipación filosófica, educativa, económica, histórica y política, de la clase obrera del mundo; entre esa larganza que " lleva en sí el decoro de muchos hombres", al decir de Martí, ocupa un lugar destacado el camarada Fidel.
La libertad, es una palabreja en boca de la educación capitalista, es la principal premisa del pensamiento ilustrado, que cumplió un destacado papel en la historia de la evolución del pensamiento, con los invalorables aportes de Diderot y Holbach, principalmente; pero no puede olvidar hoy el proletariado mundial que la ilustración fue superada ampliamente por el materialismo dialéctico e histórico; y en este caso Fidel, no es un revolucionario romántico, ilustre, o portador de cualquier otro pasmo idealista; Fidel es más Fidel en la medida en que cada día es más marxistaleninista.
Fidel no fuese lo qué es, si la realidad de su lucha y de su pensamiento libertosocial no fuese compartida por miles de millones de seres humanos, que aunque fueron educados por el capitalismo, han sido transformados por su ejemplo de rebeldía revolucionaria, que no se ha rendido ni se rendirá jamás.
Hay un revuelo mundial en ocasión del nonagésimo cumpleaños de Fidel, compartido incluso por los más contumaces adversarios del comandante de la Revolución que le ha infringido 3 de las más humillantes derrotas que haya encajado el imperialismo a lo largo de su perversa historia capitalista: en la Sierra Maestra, en Playa Girón, y en Cuito Cuanavale, donde la invicta Cuba contribuye a un alto precio de sacrificio, desinteresado y altruista, a la independencia definitiva de Angola y Namibia.
Los 90 años de la vida física de Fidel, fructífera por revolucionaria en la lucha antiimperialista, y de indeclinable convicción socialista, pudieran ser objeto de muchísimos regalos, como suele acostumbrarse en los cumpleaños; pero ya Fidel ha recibido los obsequios, que un revolucionario de su envergadura hubiese deseado recibir: entre ellos están, la firmeza, avance, y consolidación de la Revolución cubana, enfrentada hoy a las nuevas circunstancias de la misma contradicción principal, nación- imperialismo, donde los cubanos no arrearan jamás las banderas de su independencia y del socialismo.
Al mismo tiempo Fidel ha recibido el regalo de las victorias abnegadas y silenciosas del internacionalismo proletario que Cuba ha practicado en gran parte del mundo. Mientras el imperialismo exporta guerras de invasión, pillaje y genocidio, Cuba exporta salud, educación y solidaridad altruista y desinteresada.
Fidel tiene hoy suficientes motivos para sentirse feliz, porque su vida ha sido dedicada a las más nobles causas de la educación socialista de la historia y del más alto ejercicio de la política; sin embargo no puede estar satisfecho con las repugnantes victorias de la contrarrevolución en gran parte del mundo. Todavía no se repone de la horripilante derrota del imperialismo sobre la URSS, y el campo socialista, que mantenía la bipolaridad sobre el control del planeta. Esa derrota constituye el retroceso histórico más grande que se haya producido jamás: en el lugar en que los obreros, los campesinos y los soldados, bajo la conducción incomparable de Lenin, edificaron a sangre fuego la transición socialista, y la sostuvieron por más de 70 años, se levantan hoy los emblemas del capitalismo, encabezados por Mac Donald.
Son precisamente las ideas, que dan la fuerza por la cual "los pueblos se hacen invencibles" recogiendo palabras del propio Fidel; las que serían un buen regalo que uno de los grandes comandantes de la lucha antiimperialista en el mundo, desearía recibir en esta ocasión, suponemos nosotros. Esas ideas no abundan en el mundo de hoy, signado por la transmisión de los más repugnantes valores del capitalismo, valores que se han encaramado sobre la educación en gran parte del globo, y muy especialmente en Venezuela, donde millones de bachaqueros y empresarios parásitos, dirigidos por el imperialismo en medio de una pavorosa corrupción, carcomen la economía venezolana y amenazan de muerte a la débil Revolución Bolivariana.
El resurgimiento de esas ideas emancipadoras del antiimperialismo, la solidaridad y la indeclinable convicción de la construcción socialista en el mundo, son el regalo que la clase obrera tiene que darse hoy, donde quiera que la dictadura capitalista esté produciendo pobreza y miseria.
Fidel ha cumplido 90 años de una vida que no se extinguirá jamás, en los principios de la educación socialista de la historia y de la política.
Socialismo o Socialismo ¡Venceremos!