Donald Trump y la autenticidad

Donald Trump se proyecta como el próximo presidente de los Estados Unidos por cuanto su discurso ha calado en el sentimiento del pueblo estadounidense. Mientras de una parte enfada a las minorías (latina y musulmana); de otra, conquista:

Primero, la simpatía de la clase obrera que en los principales centros fabriles perdieron el empleo por las políticas económicas de los Tratados de Libre Comercio y porque se sienten traicionados por el partido demócrata, al cual siempre le han brindado respaldo; y por cuanto la Clinton es la más auténtica representante del statu quo. Es la burócrata entrenada durante 30 años para la mentira y el engaño, según los informes confidenciales de Wikilikes, y se desprende de los 300.000 Emails que investiga el FBI. Trump ha prometido restituir los empleos, traer de nuevo a territorio estadounidense la industria fabril y manufacturera dispersa en otros países. Es una promesa concreta y atractiva para el ejército de desempleados que pululan por las ciudades abandonadas, como el caso de Chicago, cuna de la industria automovilística mundial.

Segundo, la juventud que vio en Bernie Sanders la posibilidad de cambio frente a la trasnochada burocracia aposentada en Washington. Esa juventud no votará por la Clinton. Tiene tres opciones: abstención, votar por el candidato verde o votar por Trump, jamás por la Clinton.

Tercero, la votación blanca, que ve en Trump el rescate de los valores conservadores del puritanismo/protestante (calvinismo/presbiteriano), fanáticos seguidores de las leyendas bíblicas y empedernidos vasallos de sus normas trasnochadas. Este sector constituye la fuerza electoral de Trump y hacia ellos está dirigido el mensaje misógino que responde a la misoginia de la Biblia.

Al Señor Trump se le acusa de su franqueza para conquistar votos, no por el engaño, sino, diciendo las cosas como las ve, las siente y expresa sin tapujos:

(1).-Expulsión de 11 millones de latinos indocumentados que han ingresado ilegalmente a los Estados Unidos. Es la política que practican todos los países para proteger el empleo de los connacionales.

(2).- Prohibición de ingreso a Estados Unidos a la población musulmana.

(3).- Construcción del muro en la frontera Sur.

(4).- Rechazo a las guerras que Estados Unidos han realizado en el Medio Oriente con la destrucción de Afganistán, Iraq, Libia, Siria. En lugar de sembrar la democracia, han traído la anarquía y alimentado el terrorismo que se apoderó de esos territorios, como en el caso de Libia, de Irak (Isis, Al Kaeda). ¿De qué han servido esas guerras?

Si el trillón de dólares gastados en esas guerras se hubieran utilizado en atender las necesidades del pueblo estadounidense: desarrollo económico, mejoramiento de la infraestructura, educación, planes de salud, no existiría la situación de crisis interna, desempleo, parálisis de la economía, aumento de la pobreza, pérdida del poderío económico. Trump rechaza las guerras que han segado miles de vidas y han provocado desplazamientos de población hacia países vecinos, hacia Europa y ahora, hacia los Estados Unidos.

(5).- No se opone al ingreso de extranjeros que vengan legalmente ¡Bienvenidos! Se opone al ingreso ilegal.

Si el señor Trump con este mensaje ha calado en las mayorías estadounidenses es porque ha dicho lo que esas mayorías querían oír y las conveniencias políticas impedía decirlas. Pero, Trump no tiene jefes, no es el representante de los millonarios, como Obama. Trump es el millonario que los representa. De ahí su autenticidad en el discurso que llega a la audiencia de electores de uno y otro partido. El pueblo de los Estados Unidos está cansado de las guerras imperialistas, del intervencionismo y del atropello a la autodeterminación de los países.

En contrario, el lenguaje de la Clinton es guerrerista. Ella promovió, organizó, dirigió las últimas guerras (Libia, Siria, Yemen). Discurso guerrerista que exige mayor presupuesto y mejoramiento armamentista. Renovación del armamento con 25 o más años de obsolescencia. Intervencionismo en los países que no se alinean con las políticas de Estados Unidos. Negación del acuerdo nuclear con Irán. Zonas de exclusión aérea en Siria y derribo de los aviones rusos. Destruir a Corea del Norte. ¡Guerra y más guerra! Discurso dirigido para congraciarse con los militares "aguiluchos del Pentágono" y su mentalidad guerrerista, imperialista.

El señor Trump como millonario, como dueño de grandes empresas, es el representante auténtico del sistema capitalista, pero, con sus declaraciones y propuestas aparece ante los demás políticos de oficio, como un campechano que dice cosas que no se deben decir y que no cuadran con su lógica guerrerista ni con el poder industrial armamentista que dirige la política de Estados Unidos en el mundo.

Si el señor Trump encabeza las encuestas es porque su discurso llega a la consciencia racista de la sociedad estadounidense; llega a lo que constituye el cansancio del pueblo estadounidense por la guerra. Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se involucró en: Corea, Vietnam, Colombia, Panamá, Granada, Yugoslavia, Somalia, Líbano, Afganistán, Irak, Libia, Siria, Ucrania y está promoviendo la Tercera Guerra Mundial contra Rusia y China. Ya el territorio estadounidense ha experimentado el terrorismo fruto del odio incubado en los pueblos agredidos sin fundamento alguno, con falsos pretextos: "armas de destrucción masiva que no poseía Irak"; "falsa masacre del pueblo libio por Kadaffi"; "falsa masacre del pueblo de Kosovo por los serbios". Utilizados como pretexto para destruir a Yugoslavia y a Libia.

El señor Trump no es, como la Clinton, un político de oficio que pretende representar a los millonarios, es el millonario que los representa.



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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