Barbudo de la Sierra: partiste hacia lo desconocido y preparados no estábamos. Nunca sospechamos que tres meses después de tus 90 cumplidos, el destino se encargaría de trasladarte como copiloto al más allá, hacia aquel territorio de la incertidumbre para los vivos. Aunque tú ya estabas listo para zarpar como el Granma y adentrarte en las aguas de la tempestad. Para ti lo imposible no fue nunca una adversidad.
En cada libro de Historia que se ha abierto y se abra en esta esfera azul, tú has aparecido y aparecerás. Del Moncada a la defensa magistral, del exilio al retorno expedicionario, del Granma a Playa Girón, lo tuyo siempre fue la Revolución. La Crisis de los Misiles y la lluvia de proyectiles, el grito de guerra pero el trato humano al enemigo. Ibas con El Che y Camilo juntos por el mismo camino, el mismo sendero que nos hiciste recorrer cuando te descubrimos. La Onda Corta Experimental Cubana, nombre anterior de la querida Radio Habana, proyectaba tus verbos insurgentes hasta muy adentro en las sabanas. De los recios soldados que batallaban en África a los brigadistas internacionalistas que llevan salud, no importaba la edad que tuvieras porque siempre destilabas juventud. Las Arenas, Brazzaville, Ogadén y Managua: para la sed de justica tú eras el agua. Fidel, liberaste a Mandela en Cuito Cuanavale y fuiste el partero de Namibia al derrotar a tus rivales; la segregación étnica de Pretoria pasó también a la historia. Nuestras Fuerzas Armadas de Liberación veían en ti una inspiración y mucho quedó por hacer en aquel cerro El Bachiller. Ho Chi Minh alumbraba los recovecos de Asia a más de nueve mil millas y tú eras el faro que nos guiaba en Las Antillas. Fidel, genio inimitable de la estrategia militar, de la política, de la diplomacia, de la oratoria. Un estadista en todo el sentido de la palabra, un gran humanista.
El chaleco antibalas no era lo tuyo porque no le temías a la muerte. El chaleco moral sí te hacía invencible y temido por tus adversarios, por tus detractores. Te creciste como hábil guardián en la cruzada por el niño Elián y los enloquecidos gusanos de Miami reincidieron en el diván. La hermandad con Chávez multiplicó el amor de los venezolanos por ti, Fidel, y los hizo portar la Revolución a flor de piel. Dos Gigantes pasearon por estas tierras al norte del Sur e hicieron de América Latina una Patria Grande. El sueño de otro Gigante, Bolívar, sigue saludable y andante. Comandante, la Historia no sólo te absolvió sino que te tendió la alfombra de gloria hasta la eternidad. Los Cinco Héroes volvieron a casa y triunfó sobre la mentira, la verdad. Así como Larissa temblaba de dolor, así estamos todos. Haber vivido en la época de Fidel es un honor y lo extrañaremos. ¿Cómo no echar tan de menos al barbudo de la Sierra de indescriptible calidad humana? Nosotros lo continuaremos escuchando y admirando por nuestra querida Radio Habana. ¡Viva Fidel!