El núcleo de la nueva Federación madrileña de la Internacional, pasada la conmoción represiva de la Restauración, empezó a dar señales de vida. Pero, al sobrevenir la represión, esta Asociación, que quedaba dentro de la legalidad, adquirió otra importancia y tuvo función organizadora y de continuidad. Pablo Iglesias fue su presidente desde el 10 de mayo de 1874 hasta enero de 1855. (Tenía entonces la Asociación 249 miembros.) De allí surgieron hombres como Antonio García Quejido, del que Morato decía que era "el mejor organizador obrero de España", y Matías Gómez Latorre.
En aquellos tiempos José Mesa (uno de los hombres más eminentes del socialismo español) había emigrado a París. Aunque luego regresó a España, sus visitas al extranjero fueron frecuentes. Siguió manteniendo relaciones con Marx, Engels y Lafargue y trabó gran amistad con Jules Guesde. La influencia de la tendencia "guesdista" del socialismo francés sobre el español fue grande en aquel tiempo. Se leía en los medios socialistas de Madrid L’Egalité, de Guesde, y más tarde Le Socialiste, que influyó en el título y hasta en la forma de la cabecera del órgano de prensa del Partido Socialista Obrero Español. (No es Psoe de Felipillo, "falangista" y los malandros, corruptos de la época actual).
Por aquel tiempo, un ex-tipógrafo de la Internacional, llamado Alejandro Ocina, abandonó el oficio para estudiar medicina. En la Facultad encontró a Jaime Vera; le habló del socialismo… y años después ese doctor Vera sería el autor del primer documento marxista español.
Es esfuerzo de todos aquellos hombres plasmó en la comida celebrado en el restaurante "La Fraternidad Internacional" de la calle Tetuán, de Madrid, el día 2 de mayo de 1879. Allí fue formado el Partido Democrático Socialista Obrero Español, De sus 25 fundadores, 20 eran obreros (16 tipógrafos, 2 joyeros, 1 marmolista y 1 zapatero) y 5 intelectuales. Designóse una Comisión para redactar el programa y echar las bases de la organización, compuesta por Pablo Iglesias, Victoriano Calderón, Alejandro Ocina, Gonzalo Zubiaurre y Jaime Vera. La primera asamblea del Partido Socialista se celebró el 20 de julio del mismo año en una taberna de la calle de la Visitación. Allí se nombró la primera Comisión Ejecutiva, que al principio fue secreta, así compuesta: Secretario, Pablo Iglesias; Tesorero, Inocente Calleja; Contador, Alejandro Ocina; Vocales, Victoriano Calderón y Gonzalo Zubiaurre. En el acta de constitución se dice que se leyó una carta de Francia —tal vez sería de José Mesa— y otra de Inglaterra —¿de Engels?— y que con la carta de Francia venía el manifiesto de los socialistas franceses. El programa inicial aprobado decía:
"El Partido Socialista Obrero Español declara que su aspiración es: la abolición de clases, o sea emancipación completa de los trabajadores, transformación de la propiedad individual en propiedad social o de la sociedad entera, posesión del poder político por la clase trabajadora".
Ese mismo año se crearon las agrupaciones de Barcelona y Guadalajara y, en 1881, bajo el gobierno de Sagasta, el Partido Socialista entró en la vida legal.
En 1882 tuvo lugar la huelga de tipógrafos de Madrid, Pablo Iglesias, García Quejido y otros directivos fueron encarcelados, y defendidos en el proceso por Pi y Margall. Ese mismo año se fueron creando en Madrid otras organizaciones de resistencia tales como la de herradores y la de obreros del hierro.
Aquel mismo año, el Centro Federativo de Sociedades Obreras de Barcelona convocó un Congreso obrero "a fin de —decía la convocatoria— lograr el bien común uniendo las diferentes tendencias que existen en el seno de la clase obrera". A este Congreso acudieron delegados de 88 sociedades obreras, la mayoría de ellas de Cataluña.
Se acordó crear una Asociación Nacional de Trabajadores, a base de aceptar el principio de lucha de clases y cuyo objeto sería:
"Reunir a todos los trabajadores de España, a fin de que, aunando sus esfuerzos, puedan mejorar progresivamente sus condiciones sociales y oponerse a la creciente explotación de la burguesía."
La forma de organización sería por oficio (sección local" y por Federaciones locales.
Se acordó pedir la reglamentación del trabajo de mujeres, promulgación de leyes determinando la jornada máxima de trabajo y protegiendo la vida y la salud de los trabajadores.
En lo político se acordó que:
"La clase trabajadora debe organizarse en partido político distinto e independiente de los demás partidos burgueses para conquistar el Poder de manos de la burguesía", aconsejando a los obreros que ingresasen en el Partido Democrático Socialista Obrero Español. Esta resolución fue tomada por 73 votos a favor, 7 en contra y 9 abstenciones.
Esa Asociación no llegó a tener auténticas vida y sólo siguieron existiendo ciertos núcleos en Cataluña, Uno de éstos, el Centro Obrero de Mataró, recogió en 1887 la idea de hacer una realidad las decisiones del Congreso Obrero de 1882. Fue entonces cuando nació la Unión General de Trabajadores, cosa que veremos más adelante.
Entre tanto, los tipógrafos de Madrid más conocidos por su actividad sindical encontraban difícilmente trabajo y comenzaron a emigrar. Quejido fue a Barcelona; Perezagua, a Bilbao… Estas dificultades momentáneas servían para ayudar a la organización en diversos puntos del país. En 1885 había ya otro grupo socialista en Málaga. Al año siguiente, Iglesias hizo una gira por Andalucía y se crearon 12 grupos más. El 12 de marzo de 1886 salió el primer número de El Socialista, semanario. Por cierto que su orientación dio lugar a que Vera y Mora se retirasen de la vida activa, ya que ellos no querían combatir a los partidos republicanos y se aprobó el criterio contrario defendido por Iglesias.
Cuando en 1883 se creó la Comisión de Reformas Sociales, su presidente, D. Segismundo Moret, invitó a la Agrupación Socialista de Madrid a que colaborase en un informe sobre "Las necesidades de la trabajadora y las relaciones entre el capital y el trabajo". El informe, redactado por Jaime Vera, fue el primer documento teórico en que el movimiento obrero español se reunía con la doctrina marxista (excepción hecha de los programas señalados). No sólo se exponía públicamente, por vez primera, la teoría marxista, sino que también salía Vera al paso de la tergiversación maliciosa y fácil en aquella época encaminada a confundir el socialismo con el reparto de bienes y de riqueza.
Pero, dejando el trabajo de Vera para el epígrafe correspondiente a las corrientes intelectuales, volvemos al movimiento socialista y obrero.
En 1887 había ya 28 agrupaciones socialistas, pero su único medio de relación era el periódico semanal. Aquel año, el Centro Obrero de Mataró se dirigió al Centro Obrero de Barcelona pidiéndole la convocatoria de un Congreso obrero que coincidiese con la Exposición Universal que debía celebrarse en la ciudad condal en el verano de 1888. García Quejido, a la sazón en Barcelona, se ocupó de organizar el trabajo preparatorio. Éste se celebró en la casa número29 de la calle de Tallers del 12 al 14 de agosto de 1888, con asistencia de 25 delegados que representaban a 41 secciones (26 de Cataluña, 13 que eran las secciones de la Federación Nacional Tipográfica, los carpinteros de Madrid y los panaderos de Castellón). En aquel Congreso nació la Unión General de Trabajadores, cuyo primer Comité Nacional fue el siguiente: Presidente: Antonio García Quejido. Vicepresidente; Salvador Ferrer. Tesorero: Ramón Colado. Secretario: Ramón Ciuró. Vicesecretario: juan Graells. Vocales: José Carnicer y Basilio Martín Rodríguez. A fines de año, la U. G. T. contaba 27 secciones y 3.555 afiliados. Su Comité Nacional residió en Barcelona hasta 1899 en que se trasladó a Madrid. Dicho año llegó la U. G. T, a tener 65 secciones y 15. 264 afiliados.
Días después (del 23 al 25 de agosto), celebraba el Partido Socialista su primer Congreso nacional, en presencia de 18 delegados de 20 agrupaciones. Allí se estableció el Programa cuyos puntos básicos eran:
"1ª la posesión del poder político por la clase trabajadora.
2ª la transformación de la propiedad individual y corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad común de la sociedad entera (la tierra, las minas, los transportes, las fábricas, las máquinas, el capital moneda).
3ª la organización de la sociedad sobre la base de la federación económica, el usufructo de los instrumentos de trabajo por las colectividades obreras, garantizando a todos sus miembros el producto total de su trabajo; y la enseñanza integral a los individuos de ambos sexos en todos los grados de la ciencia, de la ciencia, de la industria y de las artes."
"En suma: el ideal del Partido Socialista Obrero es la completa emancipación de la clase trabajadora; es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores libres e iguales, honrados e inteligentes."
Utopismo y marxismo marchaban de la mano, sin faltar los residuos proudhonianos como "la federación económica" o afirmaciones arriesgadas, como "el producto total del trabajo". Y, sobre todo, ¿no tiene la última parrafada un regusto del candor de aquel artículo 6º de la Constitución de Cádiz que prescribía a los españoles "ser justos y benéficos"? El espíritu de 1812 no había muerto.
El Congreso nombró este Comité del Partido Socialista: Presidente: Pablo Iglesias. Secretario: Francisco Diego. Tesorero: Francisco Carrero. Vocales: Mariano Rodríguez y Antonio Atienza. Todos tipógrafos, menos el tesorero, que era encuadernador.
Al año siguiente acudieron Pablo Iglesias y José Mesa al Congreso de la II Internacional y, en 1890, el triunfo electoral de los socialistas alemanes tuvo gran repercusión en España. Fue el año del segundo Congreso del P. S. O. E. en Bilbao, en el que los socialistas españoles, acatando el acuerdo de la Internacional, celebraron el 1º de mayo. En Madrid una manifestación calculada en 25.000 personas fue desde el Prado por la calle de Alcalá hasta la Presidencia del Consejo, donde Sagasta recibió a la comisión. También hubo manifestaciones importantes en Barcelona y Bilbao. Al año siguiente se intentó repetir la huelga. Ésta no fue general, pero hubo paros parciales, como el de los canteros de Madrid, que ganaron así la jornada de ocho horas, una de las reivindicaciones del Congreso Socialista de París en 1889.
El Gobierno, esta vez presidido por Cánovas, prohibió la manifestación en la calle, pero, en cambio, se celebró una gran reunión en los jardines del Buen Retiro, de Madrid. Fue aquel primero de mayo cuando Jaime Vera, reconciliado con la dirección del Partido Socialista, hizo pública manifestación de su adhesión al marxismo.
Aquel mismo año (ya con sufragio universal), cuatro socialistas eran elegidos concejales en Bilbao (de los cuales sólo uno resultó elegible) y uno en San Salvador del Valle (Vizcaya). En las elecciones legislativas, una candidatura por Madrid encabezada por Iglesias, Quejido y Perezagua, obtuvo 1.440votos según los escrutinios oficiales, y 5.000, según los datos del Partido Socialista.
El Congreso de valencia (agosto 1892), al que asistieron 25 delegados de 32 agrupaciones, elaboró el programa municipal del partido y estableció las reivindicaciones siguientes: 1º abolición de todos los impuestos perjudiciales a la clase trabajadora; 2º salario mínimo para empleados y obreros municipales; 3º jornada de ocho horas para los mismos, etc.
El 4º Congreso tuvo lugar en Madrid en 1894 y reunió a 29 delegados de 34 agrupaciones.
Al año siguiente, al degenerar en guerra abierta la cuestión de Cuba, el Partido Socialista tomó posición contra dicha guerra.
Y en el Congreso Internacional Obrero de Londres (1896), al que asistieron Quejido, Iglesias, Jaime Vera y Muñoz como delegados españoles, se votó un mensaje de simpatía (Viva Cuba) "a los que luchan por conquistar su nacionalidad".
También asistió otra delegación formada por F. Balaguer, que representaba a la Asociación de Barberos de Barcelona, y por el belga J. Humenet, que representaba a una Federación agrícola de Cataluña.
¡Chávez Vive, la Lucha sigue!