En defensa de la humanidad, una vez más

Un documento titulado "En Defensa de la Humanidad" fue redactado por un grupo de defensores de los derechos humanos e intelectuales, firmado y avalado por cientos de miles de ciudadanos del mundo entero a través de internet en el año 2003, a propósito de la dantesca e injustificada masacre que la élite estadounidense emprendió contra el pueblo de Irak. Bien vale la pena que ese documento vuelva a circular por el mundo entero para que se sumen otros centenares de miles de seres humanos a quienes sí nos importa el futuro de la humanidad. Las acciones bélicas que el gobierno israelí ha emprendido contra la población del Líbano no tienen calificativo posible. El dilema entre la existencia de Israel en territorios árabes y, a su vez, la existencia de un legítimo y soberano Estado Palestino, es un asunto que jamás podrá resolverse por la vía de las armas, la sangre y el dolor. Se trata fundamentalmente de un problema político, cuya única solución es y será siempre política. La violencia guerrera sólo puede derivar en más dolor, en más odio, en más revanchas y, en consecuencia, en la imposibilidad de que Israel y Palestina puedan existir en paz. Al apelar a las armas y la muerte están garantizando la derrota de todos, pues la paz jamás germinará en estas condiciones. Incluso, una victoria militar parcial de Israel sobre los grupos que defienden la existencia de Palestina, no sería más que una pírrica ganancia que tarde o temprano se revertiría sobre las esperanzas y viabilidad del propio pueblo israelí.

El viejo adagio popular que indica que la violencia sólo genera más violencia, es empíricamente comprobable en el medio oriente desde que se crea el Estado de Israel en 1948. Incapaces han sido los gobernantes de Israel de propiciar los acuerdos políticos, es decir, de propiciar la paz. La inferioridad territorial y poblacional de Israel ha tratado de ser compensada con su abismal poderío militar, con la tenencia de armas de destrucción masiva y con el incondicional apoyo de su élite paterna: Washington. Recordemos los principios de la década de los 90, cuando la élite israelí comenzó a buscar una salida política, dejó de llamar terrorista al ex presidente palestino, Yaser Arafat, se sentó en la mesa de negociaciones y llegaron incluso a compartir los líderes de ambos pueblos el premio Nóbel de la paz. Itzjak Rabin, primer ministro de Israel y Arafat le dieron esperanzas al mundo entero, a la humanidad; sin embargo la extrema derecha israelí mató a su primer ministro y decidió anular a Yaser Arafat como interlocutor, llevándolo a su muerte en 2004. Hubo otros intentos de acuerdos políticos, sobretodo cuando gobernaron los laboristas en Israel, sin embargo nada se concretó. Para sorpresa de muchos, uno de los líderes derechistas más reaccionarios, quien incluso propició la segunda intifada, Ariel Sharon, comenzó a ofrecer gestos unilaterales hacia la paz, como la desocupación de la Franja de Gaza a finales de 2005. Pues justo entonces Sharon sufre un accidente cerebro vascular que le inhabilita como primer ministro y decisor. Y así comienza de nuevo la infinita espiral de violencia en la región.

En el Líbano el Hezbolá es un partido político legal con más de treinta diputados elegidos democráticamente en su parlamento. Los miembros del Hezbolá, como todos los árabes que se precien de serlo, luchan por la existencia de Palestina como Estado. Tal vez tanto la élite israelí como el Hezbolá se ubican en ocasiones en los extremos, en un juego suma cero, donde la existencia de un Estado excluye la existencia del otro. Sin embargo, los hechos que desatan esta reciente arremetida israelí indican que Hezbolá se encontraba en un rol de actuación política dentro del marco de un conflicto abierto. El soldado israelí supuestamente secuestrado, es en realidad prisionero en un conflicto entre dos partes beligerantes. Hezbolá solicitó un intercambio de prisioneros, una solicitud política por definición. Ante ello, el gobierno israelí que tiene en cautiverio a centenares de palestinos y árabes de varias nacionalidades, decidió atacar de forma inclemente el territorio libanés para destruir a Hezbolá, sin reparar en las muertes de civiles que eso implicaba. Centenares de libaneses ajenos al conflicto han sido masacrados por los incesantes bombardeos israelíes que van desde la frontera hasta el centro de Beirut. Habrase visto semejante acción desproporcionada y asimétrica.Más de un millón de ciudadanos del Líbano se han tenido que huir y abandonar sus hogares y pertenencias, por el miedo, por el terror, el terrorismo.

En los medios occidentales se destacan las muertes que están ocasionando los cohetes que desde el Líbano landa Hezbolá contra territorio de Israel en respuesta a los bombardeos. Toda vida es valiosa. Sin embargo los cohetes árabes al dar en el blanco matan a muy pocos, mientras que las bombas israelíes arrasan con la vida de miles, con una tecnología que siempre da en el blanco. Pareciera que lo que busca Israel es involucrar a Siria e Irán en el conflicto, para generar una guerra de alto impacto, que implique el apoyo y la acción directa de los Estados Unidos, para tratar de imponerse militarmente y subyugar a todo el mundo árabe. Los "daños colaterales", es decir las decenas de miles de muertes que implicaría una acción semejante, son lo de menos para los guerreristas. E insistimos, incluso una victoria militar a corto plazo no sería más que una derrota integral a mediano plazo. Se califica a Hezbolá de terrorista, pero se santifica en los medios los ataques terroristas de las bombas de los aviones israelíes: "el brutal ataque terrorista de un misil Katiuska en Haifa dejó como saldo una persona fallecida y tres heridas. El pueblo de Israel está de duelo. Mientras que la aviación israelí sigue ubicando a los terroristas en el Líbano, atacando con bombas de racimos un edificio en Beirut, matando directamente a dos terroristas de Hezbolá. Lamentablemente otros cien civiles que se encontraban en el edificio también perdieron la vida". Este tipo de reportes ya son comunes en canales como FOX y CNN, puntales del lavado de cerebro al que es sometida la opinión pública occidental, particularmente la estadounidense

La humanidad está de duelo por todas esas muertes, las muchas de un lado, las pocas del otro. El valor de la vida humana no es mesurable ni cuantificable. La Humanidad necesita que alcemos nuestras voces, que salgamos una vez más en su defensa. Hay que forzar el fin de la opresión imperial, el fin de la dominación, los padrinazgos militares internacionales. Ya basta de muertes injustificadas. El respeto entre los pueblos es menester. Hacemos votos por ver algún día, esperamos que no muy lejano, al Estado Palestino y al Estado Israelí coexistiendo con respeto y diálogo. Sin embargo, sabemos que lo que hoy hace la élite de Israel no sólo no ayuda en lograr ese objetivo, sino que nos aleja cada segundo más de él. Queremos ver a la humanidad movilizada en defensa propia. Ignorando los designios de los poderosos, promoviendo la vida, la paz y la solidaridad. La enfermedad de la indiferencia es tan dañina como el síndrome de la guerra. Defendamos la humanidad hoy para que exista mañana.


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Jorge Arreaza

Ex-vicepresidente de la República. Ex-viceministro de Ciencia y Tecnología, y ex-presidente de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho (Fundayacucho).

 jorgearreaza@gmail.com      @jaarreaza

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