Desde ya no se trata de la muerte civil de la globalización, pues la misma como fenómeno humano de la Civilización se ha dado desde siempre, si no que la muerte de ésta es entonces política; o más concretamente del ejercicio del poder, de la hegemonía para entender mejor, y que la misma se da cuando el eje hegemónico de la globalización, como ha sido los EE.UU., ha comenzado agonizar. Claro que tampoco va a ser una muerte súbita de la potencia hegemónica, en éste caso de los EE.UU.; pero que con la elección de Trump, esa potencial posibilidad se ha acelerado agigantadamente, claro que este deceso demorará.
Y es que si se analiza el discurso de posesión de hace una semana atrás de Trump, se nota una supina simplificación de su mensaje, que refleja además inseguridad de lo que es hoy los EE.UU. como potencia hegemónica, cuando advierte: "Primero EE.UU."; demostrando que queda hoy en la visión de Trump y su gobierno la duda de esa percepción, toda vez que existen potencias emergentes como la china, hindú y rusa que están poniendo en entredicho su hegemonía, y por esa razón él lanza esa controvertida consigna. Es más, el astuto y adulón acercamiento que Trump demuestra con el presidente Putin, más parece habérselo planteado como una acercamiento con quien hasta antes de la década de los 90, fue su adversario, su contrincante durante la "Guerra Fría"; y que hoy al ser Rusia una de las potencias emergentes, a los EE.UU., y su presidente parecen haberle visto las orejas al lobo.
Pero la sensación más clara de ese sentimiento de inseguridad que embarga al nuevo mandamás de la Casa Blanca, es el anuncio de la construcción del Muro con la frontera de México, toda vez que trasmite otra idea más de la inseguridad en la que se encuentra la hegemonía estadounidense, toda vez que un muro da la idea de que se teme a lo de afuera, o al de afuera; y que es lo que hoy parecen experimentar extraviadamente los estadounidenses con la propuesta de Trump.
Así mismo ha dado otras señales sobre el estado de inseguridad en la que se encuentra los EE.UU., -en medio de una escasa legitimidad con la que cuenta- como es haber ordenado la revisión de los acuerdos nucleares con Irán, o los avances alcanzados con Cuba, y otras iniciativas más que muestran que existe un miedo a la apertura y la convivencia civilizada con las demás naciones, por lo que lo más atinado desde su temerosa perspectiva es acudir al aislamiento, al encierro.
Los EE.UU., está entonces ante un gobierno suicida que ha empezado a encerrarse, como creyendo que con el encierro sostendrá su hegemonía, en un mundo políticamente -esencia de la hegemonía- multipolar como el que se está configurando, y la que la que la idea del Muro simboliza la muerte que por motu propio los EE.UU., han asumido como su propia inmolación como imperio.
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