Se ha vendido la guerra de Yemen como una restauración democrática, un intento desinteresado por el régimen saudí para salvar Yemen de la tiranía de los Hutíes, y del radicalismo de al-Qaeda. En un debate reciente sobre Yemen, el analista de seguridad nacional y política exterior de EEUU, Lawrence J. Korb, afirmó que Arabia Saudí tiene todo el derecho a defender su soberanía nacional y seguridad, Yemen es una de las regiones más antiguas de civilización del Oriente, las grandes potencias y sus aliados han logrado establecer bases militares muy cerca, debido a su importancia en el comercio y el transporte de petróleo por el estrecho de Aden en el Mar Rojo. Los Estados Unidos tiene una base en Djibouti en la ribera occidental del estrecho de Bab el Mandeb y Francia tiene otra en Djibouti.
Durante el siglo XX, Yemen hizo importantes avances en materia de cooperación internacional, en 1945 ingresó en la Liga Árabe y en 1947 en la ONU. En 1962, el último rey es derrocado y se estableció la República Árabe de Yemen, mejor conocida como Yemen del Norte, aunque ocasionó una guerra civil entre los monárquicos que obtuvieron apoyo de Arabia Saudí y los republicanos que fueron auxiliados por Egipto. La lucha duró hasta 1970 cuando los republicanos se impusieron. Naciones Unidas han tratado desde 1982 de organizar los temas internacionales de la región, por la importancia del canal de Suez y el estrecho de Ormuz, por donde pasan más de 4 millones de barriles de petróleo diario. No conforme con esa circunstancia, se han descubiertos hallazgos de petróleo y gas en Yemen. Como siempre en los países productores de petróleo, sus poblaciones son pobres. Yemen tenía 24 millones de habitantes y es uno de los países árabes más pobres.
Durante el año 2011, luego de la serie de rebeliones y protestas acontecidas en todo el mundo árabe promovidas por los Estados Unidos y Arabia Saudita, conocido como la primavera árabe, los ciudadanos yemeníes se rebelaron contra el régimen de Ali Abdullah Saleh. La situación política y social del país empeoró hasta que se logró la destitución del presidente. La rebelión yemení debilitó más al país y permitió la entrada de Al-Qaeda. En marzo del 2015, tras la toma de los huzíes de las ciudades de Taiz y Moka y la huida de Hadi del país, una coalición internacional guiada por Arabia Saudí lanzó operaciones militares aéreas para restaurar el gobierno de Hadi. Los Estados Unidos prestaron su apoyo logístico para la campaña. De nuevo Arabia Saudita intervenía en los conflictos de oriente apoyada por EEUU.
La ONU anunció que el conflicto en Yemen en junio de 2015, afectaba a más de 10 millones de personas, sin seguridad alimentaria, desempleo, altos precios de los alimentos y combustibles. La infraestructura de Saná, que tenía monumentos milenarios fue devastada. La aviación saudí bombardeó y destruyó hospitales, escuelas y campamentos de refugiados. Cerca de 30.000 civiles han sido masacrados. Según la UNICEF, cerca de 10 millones de yemeníes no tienen acceso a agua y electricidad debida al conflicto, cerca de 850.000 niños sufren desnutrición. Además, la guerra ha provocado oleadas de refugiados hacia países como Omán, Yibuti y Somalia, específicamente las separatistas Puntlandia y Somalilandia. Naciones Unidas logro al fin el alto al fuego en Yemen el 11 de abril 2016. Arabia Saudí cavó su propia tumba, quería reprimir el movimiento armado chiita en Yemen y abrió las puertas para que se expandiera. Y los Estados Unidos lograron que Irán lograra más protagonismo en el medio oriente.