La semana que termina encendió luces importantes para el Gobierno Legítimo Mexicano en el ámbito internacional. Saludo, en primer lugar, la asistencia del Embajador Gustavo Iruegas a la Cumbre de los No Alineados celebrada en La Habana, portando un comunicado del Presidente Electo Legítimo para cada uno de los Jefes de Estado o de Gobierno ahí reunidos, en la que se les entregó información probatoria del fraude electoral y se ofreció la justificación, fundamentos y características del Gobierno Legítimo. En segundo lugar, y no sin medir los efectos sobre la mediocracia doméstica ni negar mi personal admiración al personaje, saludo las declaraciones del Presidente Chávez de Venezuela en el sentido de “analizar” la pertinencia del reconocimiento al gobierno espurio, apuntando hacia la posibilidad de negarlo.
Queda muy claro que, en la fase de campaña electoral, Andrés Manuel mantuvo un bajo perfil en materia internacional; no era momento para sudar calenturas ajenas, suficiente era la certeza de la poca simpatía que el proyecto merecía de parte de los poderosos del capital internacional para, todavía, agregarle argumentos de alineamiento con el movimiento popular internacional; así como tampoco comprometer el derecho a hacerlo. Aún con ello, la derecha recalcitrante no dudó en aprovechar la demonización mediática internacional aplicada al Presidente Chávez para adosarla a López Obrador.
Hoy la campaña electoral terminó; la votación mayoritaria a favor de Andrés Manuel indica, entre otras cosas, que esa demonización no causó el efecto buscado entre la mayoría de los electores, por lo que se vieron forzados a acudir al negro expediente del fraude electoral. Hoy es preciso denunciarlo con toda energía en el mundo, para consolidar la legitimidad del gobierno del Presidente López Obrador y aislar al espurio Calderón. Es importante que los gobiernos de Estados Unidos y de Canadá sean claramente advertidos de que su socio en el TLC atraviesa por una crisis de legitimidad, cuyo efecto implicaría la nulidad de los acuerdos que con él se suscriban. Lo mismo deberán saber los inversionistas que pretendan hacer cuentas alegres respecto de la subasta del patrimonio nacional.
Pero más importante será la procuración de la solidaridad de los pueblos del mundo y, particularmente, la de los hermanos latinoamericanos y caribeños. Nos hermana, además de la geografía y la cultura, el padecer en común el agravio de la imposición hegemónica del norte. Independientemente de que cada uno, con sus peculiares condiciones históricas y geopolíticas, encamine sus respectivas luchas de emancipación por caminos propios, los mexicanos deberemos lograr que se alcen las voces solidarias en respaldo a la legitimidad.
Aunque Andrés Manuel sea refractario al turismo político tendrá que incluir en su ruta itinerante, por lo menos, al continente americano; norte, centro y sudamérica, incluido el Caribe. El abrazo que seguramente le ofrecerá Fidel Castro o el de Hugo Chávez no lo van a hacer más peligroso de lo que hoy lo califican los beneficiarios de los privilegios. Comprender por expresión directa y personal los avatares de Evo Morales, de Lula o de Kirschner, o los proyectos de la Bachelet o de Tabaré, tendrá el efecto de ampliar sustancialmente el panorama de trascendencia del Gobierno Legítimo.
Pero más importante que todo lo anterior, encausar la acción hacia los pueblos incidiendo en sus movilizaciones locales e internacionales, permitirá provocar las corrientes de opinión solidarias, cuyo más importante efecto será el reforzamiento de la movilización popular doméstica. Caminando juntos será más fácil llegar.
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