Sobre la acción reclamante que ejerce la guerra y la aventura sobre las personalidades anormales, en los "Los Viajeros de Indias". Lo que escribía Hernán Cortés sobre los Conquistadores españoles del siglo XVI. "La mayoría de los que aquí pasan son de bajas maneras, fuertes y viciosos, de diversos vicios y pecados". Hartos eran homicianos —anota el Padre de las Casas sobre los mismos personajes delincuentes, condenados a muerte por graves delitos". Como facinerosos, viciosos, falsos y fementidos, califica Cristóbal Colón a sus compañeros.
En los tiempos actuales se ha logrado comprobar estadísticamente como logran mayoría de "los voluntarios" en las empresas guerreras son personalidades anormales. Durante la última guerra mundial "La División Azul" compuesta por voluntarios españoles se caracterizó por número muy elevado de psicópatas contenidos en sus huestes. En la guerra de Indochina, (Vietnam) los voluntarios de Francia y Estados Unidos el psiquiatra francés J. Hamon, observó y describió el mismo fenómeno:
La constitución anormal tiene muchas facetas aparentemente contradictorias; lo mismo puede expresarse en forma de energía inusitada que en manifiesta apatía. Tan anormal suele ser el criminal como el santo, el asceta como el concupiscente, el superdotado como el débil mental. Por eso no puede extrañaros, que del enérgico Don Pelayo salga Favila el apocado cazador de osos o que del combativo Alfonso el Católico, nazca el decadente Aurelio o el afeminado Mauregato.
Bermudo, el Diácono, era místico y excesivamente retraído, en tanto que su hijo Ramiro I fue un verdadero monstruo sangriento. Sancho el decadente y obeso rey de León, es hijo de Ramiro II el fratricida; como Miezco el Loco de Polonia, el rey apático, es hijo del gran Boleslao I, fundador de la dinastía Piaft de Polonia.
De esta forma podríamos continuar por largo rato, tratando de poner en evidencia lo que tantas veces se ha dicho y demostrado, como es el polifacetismo que tiene la constitución anormal, y que lo mismo puede aparecer en forma de intensa energía combativa como proyectarse en la locura, la apatía y la degeneración.
"La Melisanda, la princesa loca de Antioquía, es hija del aventurero de Balduino del Burgo, el conquistador de Armenia. Roberto de Clermont, el loco, es hijo de San Luis, rey de Francia, como son sus nietos Margarita de Borgoña, la ninfómana, y Juana la Coja, a quien también se ha podido llamar Juana la Sanguinaria.
Santa Isabel de Portugal es la madre de Alfonso el Temible, paranoide sanguinario que asesino a su hija; y abuela de Pedro el Cruel de Portugal, un esquizofrénico. Santa Isabel, de Hungría tiene por padre a Andrés II, rey de Hungría y asesino de su hermano, de la misma forma que San Sebastián tiene por sobrino nieto al monstruo de Bela II de Hungría.
Fernando III era hijo de un loco o de un psicópata en su versión negativa, como lo habían sido varios de sus antecesores; de la forma que es su descendencia inmediata, brilla la insania por todos los costados. Eduardo II de Inglaterra, su nieto, fue un connotado homosexual.
Alfonso X el Sabio, el hijo de San Fernando, fue un ser desequilibrado y excéntrico, a pesar de su notoriedad intelectual. Su nieto Sancho el Bravo, el hijo del Sabio, fue un psicópata criminal. Su mujer, María Molina, nieta también de San Fernando, murió de melancolía, como habían muerto de la misma afección los abuelos maternos del rey Santo.
Del débil mental, criminal y homosexual de Juan el Bueno de Francia, la herencia hace un alto en su hijo Carlos el Sabio, para reaparecer en la locura de su hijo y de su nieto Carlos el Sabio, para reaparecer en la locura de su hijo y de su nieto Carlos VI de Francia. El monstruoso y superdotado de Luis XI de Francia, es hijo de Carlos VII de Francia e loco, su hijo Carlos VIII un degenerado de frente y de perfil.
—Así fueron nuestros gobernantes de anteayer.
