El siglo XXI se inició lleno de incertidumbres.
El sistema capitalista internacional se muestra incapaz de solucionar problemas que gravitan en este nuevo tiempo: la pobreza y la desigualdad; el racismo y la xenofobia; el hambre y la inseguridad alimentaria; los negativos efectos del cambio climático y las agresiones imperiales contra países en desarrollo.
La globalización neoliberal está conduciendo a una mayor desintegración social en el mundo, cuando aumentan las amenazas guerreristas.
Transitar de un mundo unipolar, en declive, a un mundo pluripolar, en emergencia, es un fascinante reto en este tiempo.
Para edificar un Orden Internacional Democrático y Equitativo, es necesario superar el fundamentalismo del mercado y las tentaciones de someter a los países en desarrollo.
Con la globalización neoliberal se ha producido un retroceso hacia estadios que se creían superados en la historia de la humanidad. Esta impide que se construya un Orden Internacional Democrático y Equitativo.
La Justicia social internacional, la igualdad soberana de las naciones, la paz, la solidaridad y la cooperación internacional son respuestas para alcanzarlo.
MULTILATERALISMO
Construir un nuevo multilateralismo es un reto de hoy.
La crisis del capitalismo produce "sociedades rotas" en las cuales aumenta la pobreza, se empobrece a las clases medias y se amplía la brecha entre los incluidos y los excluidos; entre los países en desarrollo y los desarrollados.
El neoliberalismo y sus inhumanos operadores políticos quebrantan los mecanismos de la solidaridad. Se amplían la exclusión social y la precariedad laboral.
Los imperialistas y neoliberales, al deslegitimar la principal institución política del orden internacional de la posguerra, la soberanía, niegan los principios fundamentales en los cuales se fundara la Carta de la ONU.
Proponen un retorno al elitismo, a la destrucción del Estado social de derecho y de justicia, la retirada de la esfera pública y el predominio del egoísmo, del individualismo, en fin, la desaparición de la solidaridad.
Para Venezuela el multilateralismo significa democratizar las relaciones internacionales, la participación de los pueblos y de los Estados soberanos en los mecanismos de toma de decisiones sobre las grandes cuestiones mundiales.
El nuevo multilateralismo debe estar fundado en la solidaridad y la cooperación. Necesario es, por tanto, cambiar radicalmente las relaciones de poder mundial caracterizadas por el ejercicio de la violencia, la explotación y la dominación.
MEDIDAS COERCITIVAS UNILATERALES
Las Naciones Unidas se basan en el principio de la igualdad soberana de todos sus miembros.
Sin embargo, países imperiales imponen medidas coercitivas unilaterales, con la finalidad de promover cambios de Gobierno, controlar las riquezas naturales de países en desarrollo y someterlos a su hegemonía.
Observamos, con frecuencia, vulneraciones a los principios establecidos en la Carta de la ONU. Necesario es, por lo tanto, reducir los espacios del hegemonismo y del intervencionismo, democratizando las relaciones internacionales.
Las sanciones unilaterales trasgreden los principios de soberanía, de no injerencia en los asuntos internos e, incluso, la libertad de comercio internacional.
Mientras los imperialistas hablan de libre mercado, excluyen a países en desarrollo, como Venezuela, de los mercados internacionales de capital.
Aunque los principios rectores del derecho internacional y numerosas resoluciones de la ONU reconocen el derecho soberano de los Estados a decidir su modelo político, económico, social y cultural, los imperialistas persisten en su empeño de imponer un modelo único de civilización.
A través de una campaña mediática internacional se pretende justificar el uso de medidas coercitivas unilaterales contra países en desarrollo. La Revolución Bolivariana está en el centro de esta campaña.
El imperialismo pretende impedir que los venezolanos y las venezolanas ejerzan su legítimo derecho a elegir, mediante el voto libre, universal, directo y secreto, al Presidente de la República, los legisladores regionales y los concejales de todo el país.
Su objetivo es claro: promover la desestabilización política y derrocar el legítimo Gobierno del Presidente Nicolás Maduro Moros, incluso mediante una invasión militar extranjera.
En su asedio a la Patria de Bolívar el gobierno imperial ha ampliado sus sanciones coercitivas unilaterales, la guerra económica, y el cerco financiero internacional para causar sufrimiento al pueblo venezolano.
Un vocero del Departamento de Estado declaró recientemente, con cinismo, que Estados Unidos usa las sanciones para "(…) estrangular la economía". Y con regocijo dijo que esas sanciones "están funcionando absolutamente (…)".
La ofensiva imperialista contra Venezuela tiene un amplio impacto sobre las relaciones comerciales, y, especialmente, sobre el disfrute de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales del pueblo venezolano.
Estas medidas generan escasez de alimentos y medicinas. A través del bloqueo y el sabotaje de las importaciones de bienes y servicios se afecta el buen desempeño de la economía venezolana.
El Bloqueo a Venezuela y sus empresas impide realizar compras internacionales y transferencia de pagos al exterior.
Las Calificadoras de Riesgo, de origen estadounidense, desconocen el fiel cumplimiento de Venezuela a sus compromisos económicos internacionales e imponen a nuestro país altas tasas de interés a su deuda.
Las referencias mediáticas al supuesto "default" conllevan a una alta exposición de la deuda venezolana a los fondos buitres, como consecuencia del inmoral comportamiento de las calificadoras de riesgo.
El Gobierno bolivariano implementa una serie de estrategias para aliviar la carga del bloqueo y del cerco financiero impuesto a Venezuela.
La principal iniciativa es la creación de un criptoactivo denominado "El Petro", con respaldo en nuestras inmensas reservas petroleras, el cual se encuentra actualmente en etapa de preventa y por el cual hemos recibido ingentes intenciones de compra.
Venezuela llama a los pueblos del mundo a estar alertas ante los nuevos y continuados intentos del Imperio norteamericano por derrocar al legítimo Gobierno de Nicolás Maduro Moros.
Venezuela seguirá adelante con su Diplomacia de Paz, abogando por un orden internacional democrático y equitativo, por un multilateralismo de los pueblos y de los Estados soberanos, y por el cese de las medidas coercitivas unilaterales contra los países en desarrollo.