Con el joven Gustavo Martínez Rubio, un militante de izquierda de Venezuela, de origen colombiano, he iniciado una interlocución interesante. He leído sus artículos sobre Colombia y Venezuela, y además, he vuelto a revisar algunos documentos de Marea Socialista y de otros grupos, tendencias, personalidades y analistas. No quería en este momento publicar sobre Venezuela pero en aras del debate hago pública esta nota. Después de los dos últimos artículos que escribí sobre el tema "¿Qué hacer frente a un Estado fallido?" (https://bit.ly/2IUtk9K) y "Una dictadura corporativa difuminada" (https://bit.ly/2Izi5jr) no ha sucedido nada sustancial y notable que muestre una reacción de la sociedad. La migración sostenida, la resignación, el acomodamiento, el rebusque, la dispersión general de las pequeñas fuerzas y el miedo frente a un poder corrupto y corruptor que tiene el control total de ese "Estado fallido", es lo que podría destacar desde el mes de agosto del año pasado (2017). Además, el avance del movimiento democrático en Colombia y algunas tareas prácticas que asumí en el terreno electoral también han sido un limitante para dedicarle más tiempo al seguimiento detallado de lo que ocurre en Venezuela.
El artículo "¿Cómo combinar la acción "desde abajo" y "por arriba"?" (https://bit.ly/2rW7qJw), es un intento de reflexionar sobre las experiencias latinoamericanas y aportar ideas en la dirección de repensar la situación y tratar de avanzar por nuevos caminos. En ese contexto, sinceramente no creo que los procesos democráticos que están en desarrollo en México y Colombia, liderados por los candidatos presidenciales Andrés Manuel López Obrador AMLO y Gustavo Petro, contengan –por ahora– un germen de superación política (conceptual y práctica) respecto del resto de procesos que existen en los demás países. No obstante, hay que ayudar en lo que se pueda pero manteniendo el espíritu crítico. En dichos "procesos" no hay verdadera organización democrática, los movimientos y organizaciones sociales no tienen presencia real en esas campañas electorales, todo gira alrededor de la dinámica electoral y de los candidatos, y no se construye pensamiento que vaya más allá de querer "gestionar el Estado heredado". Pero, de todos modos son un hecho democrático real que es fruto de las resistencias populares de la población de esos países y hay que apoyarlos con las reservas del caso.
En cuanto a la situación de países como Venezuela, creo que hay que asumir la derrota de los trabajadores y de los sectores productivos "subalternos", y trazarse un plan de mediano y largo plazo para retomar una nueva iniciativa. En ese país existe hoy una verdadera dictadura de clase, no de los trabajadores u otros sectores productivos, sino una dictadura que representa a la alianza entre cúpulas de las burguesías emergentes y una casta burocrática parasitaria que se apropió del aparato estatal, que es utilizada por el gran capital global (estadounidense y europeo pero también ruso, chino y otros) para expoliar las riquezas, el trabajo y el "mercado" (consumo) de los venezolanos. Esa dictadura de clase tiene como herramienta a un Estado burocrático-militar que somete a su pueblo, ya sea con engaños ideologistas "bolivarianos" utilizando la figura de Chávez o con clientelismos de nuevo tipo y fuerza armada. En la medida en que no sea suficiente el clientelismo que ya no es ni siquiera una política asistencialista sino que es una especie de limosna que el "amo poderoso" otorga al pueblo indigente, van a tener que profundizar el control con grupos para-estatales (como ya lo hacen los "colectivos") y con la fuerza policíaca. Lo fácil de prever es que después de las elecciones del 20 de mayo se cambiará la Constitución y se instaurará el "Estado Comunal" como una forma particular de esa dictadura burocrático-militar.
Si revisamos lo que ha sucedido con experiencias parecidas (URSS, Europa Oriental, China, Corea del Norte, Cuba, Vietnam, Nicaragua), ese tipo de poder burocrático-militar ha logrado sobrevivir durante varias décadas e incluso logran desarrollar fuerzas productivas que después son integradas al capitalismo global dejando a esas sociedades en condiciones de atraso tecnológico y cultural. Así hayan logrado crear condiciones de sobrevivencia para la mayoría de la población con base en unas economías estatizadas que en teoría son economías "en estado de suspensión", "ni capitalistas ni socialistas", pero que mantienen los peores rasgos de ambos sistemas, al final, ante las presiones de las potencias imperiales y de sus propios pueblos, las burguesías burocráticas mutan en dueños de monopolios corporativos capitalistas y en mafias tenebrosas que se apoderan de todo y se integran al capitalismo salvaje global hoy existente. Es el camino recorrido comprobado por todos.
La otra variante de las experiencias acumuladas por los pueblos dependientes es lo ocurrido con las revoluciones nacionalistas (algunas de ellas "socialistas de retórica") en donde sucede algo similar a las "revoluciones socialistas" pero en estos países no se logra constituir aparatos estatales fuertes y economías más o menos sostenibles por largo tiempo. En estos casos, por el hecho de contar con enormes riquezas o estar localizados en territorios estratégicos, son naciones que son sometidas por la fuerza de los imperios globales y terminan convertidas en naciones en "tensión permanente", impactadas por ocupaciones militares, "intervenciones humanitarias", continuas guerras y saqueos de diverso tipo, y los gobiernos nacionalistas se transforman también en el monopolio de cerradas cúpulas corruptas de arribistas y trepadores de toda clase, muchas de ellas militaristas. En esta categoría los casos emblemáticos son Libia y Siria pero también se puede incluir a Irak, Egipto, Túnez, y otros. Es posible que Venezuela pueda llegar a sufrir una situación similar por efecto de la inestabilidad política en que ha entrado el continente y las estrategias intervencionistas gringas que tratar de abortar el avance democrático que está en desarrollo en Colombia y podría ser utilizado como un "acontecimiento" para "cazar dos presas con un tiro". Todo es posible.
Frente a esta situación dramática lo primero que se debe hacer es reconocer los hechos, ser conscientes de la derrota del "proceso de cambio", identificar las causas materiales, sociales, políticas, ideológicas y culturales, tarea que nos permite ubicar nuestras falencias conceptuales y teóricas, los errores estratégicos cometidos, y revisar todo lo que tiene que ver con el "paradigma teórico heredado". Sólo así podremos diseñar un nuevo camino.
Si Usted, amigo Gustavo, tiene acceso a documentos que evalúen la experiencia de Venezuela en términos estratégicos (mirada panorámica) pero también los intentos delimitados de construir nuevas relaciones sociales de producción (casos concretos de proyectos locales o regionales en donde el Estado o las fuerzas revolucionarias se hayan apoyado en los productores organizados, reales y concretos, con la intención de "sembrar el petróleo" o generar nuevas dinámicas productivas), le agradecería nos los hiciera conocer para poder avanzar en un trabajo sistemático sobre esa temática. Tienen que existir esas experiencias desarrolladas por gentes anónimas que seguramente hoy estarán estupefactas frente a lo que ha ocurrido.
Le agradezco me haya contactado y el interés por debatir puntos de vista diferentes. En últimas, a lo que lo invito es a estudiar. No creo que a corto plazo surja en Venezuela un movimiento de masas democrático que sea capaz de recuperar –por lo menos– la dinámica que se vivió en la época "chavista"; es mejor, creo, con humildad se lo sugiero, estudiar y trabajar teóricamente toda esa experiencia acumulada y, paralelamente, con método y sin afanes electoralistas, ir construyendo nuevas relaciones con jóvenes y sectores dispuestos a "repensarlo todo para subvertirlo todo", y así, alistar el capital teórico y orgánico para afrontar los momentos de acción colectiva que inevitablemente vendrán. ¡El bravo pueblo venezolano ya reaccionará!
Nota: En gran medida este es un resumen de lo que ya está planteado en los artículos mencionados que ha sido ratificado por la realidad de las elecciones de ayer 20 de mayo de 2018. ¡La dictadura está desnuda pero todavía hay quienes quieren quitarle el vestido!
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