Sobre las aguas del Golfo de Venezuela pareciera que se van a dilucidar muchos problemas en el transcurrir del tiempo con el hermano país de Colombia como último recurso del madurismo para tratar de unir a los venezolanos en relación con su gobierno. No tengo dudas que en la medida en que Maduro siga perdiendo el escaso apoyo popular, y su legitimidad llegué contra el piso, recurrirá a alguna maniobra sobre el Golfo para desviar la atención del tema sobre la grave crisis económica, y utilizar el "nacionalismo" como vía de escape.
¿Y qué va a ocurrir en Colombia en sus elecciones en segunda vuelta? Pues estimo que Iván Duque ganará con 52% de los votos contra un 48% que obtendrá Gustavo Petro sobre el total de sufragios válidos que se den en país fronterizo.
Tal realidad hará más tensas las relaciones con Colombia, en virtud de que Duque es el candidato del uribismo, o sea, la antítesis ideológica del madurismo, razón por la cual no dudo que incluso haya una ruptura de relaciones diplomáticas (sin embajadores en ambos países). Las acusaciones de incursiones del gobierno colombiano hacia Venezuela serán el pan nuestro de cada día, en donde el madurismo lanzará casi a diario condenas de que "paramilitares uribistas" se infiltran en el país, mientras que de Colombia vendrán denuncias de que nuestro territorio sirve de base y acciones para fuerzas guerrilleras del llamado Ejército de Liberación Nacional (ELN).
De hecho, la simbólica reunión que tuvieron Iván Duque y María Corina Machado en la línea fronteriza, ya nos orientan sobre el cómo será el trato que el próximo gobierno colombiano dará a su par venezolano. Asimismo, veremos cómo se incrementará el número de emigrantes venezolanos a través de Colombia, mientras las acusaciones mutuas de la represión de libertades y el hambre en Venezuela, contra el cumplimiento de órdenes imperiales desde nuestro país, serán una constante. Tales situaciones agravarán la situación económica en nuestro espacio territorial con mayor devaluación e hiperinflación. El contrabando de gasolina también irá en aumento con la anuencia de los corruptos militares, y el aval del gobernador del Zulia y el "protector" del Táchira, quienes tienen sus mafias dentro del negocio, y que manejan su traslado hasta con camiones de Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Ante esta realidad, el madurismo seguirá en su larga repetición de errores, económicos y sociales, porque al no tener un plan de estabilización coherente y articulado en el plano interno, la errada geopolítica con Colombia, también contribuirá a que el madurismo continúe su avanzada hacia el abismo, sin que exista manera de revertir lo que equivocadamente el gobierno venezolano consideraría "defensa de la soberanía" contra la "oligarquía colombiana" y traidora de Bolívar. Verbigracia, el madurismo una vez que Iván Duque llegue al poder, puede tener la certeza que las relaciones diplomáticas y económicas con Colombia lo que van a hacer es terminar de complicar su propia gobierno no sólo dentro de nuestro territorio, sino lo deslegitimarán aún más en el espacio internacional.
Las elecciones en Colombia no presagian, cuando menos en lo inmediato, buenas noticias para Venezuela, y menos para el madurismo. Por cierto, recuerden que con Iván Duque el litigio por las aguas del Golfo de Venezuela, llamado por ellos en sus mapas, libros, medios de comunicación y redes como Golfo de Coquivacoa o Coquibacoa, también será materia que generará muchas diatribas y tensiones en el plano geopolítico, máxime cuando un decreto de Maduro, torpemente reconoce "aguas por delimitar"¹. ¿Y qué hará Petro, una vez quede como jefe de la oposición colombiana? ¿Se plegará a lo que diga Maduro, por ir en contra de Iván Duque? ¿O comprenderá que también debe ser implacable contra el madurismo sobre todo en materia de delimitación de aguas marinas y submarinas, así como de emigrantes venezolanos en función de los intereses de su país? La respuesta es obvia.
Por ahora, Gustavo Petro se convertirá en el líder de la oposición colombiana. Esa será la nueva realidad que tendrá que afrontar el madurismo. El uribismo, es decir, su acérrimo rival ahora estará nuevamente desde el Palacio de Nariño, con el agravamiento que se sumará una avalancha de venezolanos hasta el hermano país, huyendo del neototalitarismo madurista. O sea, lo que viene es joropo y vallenato una vez que Duque asuma la presidencia colombiana. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
***