El pueblo es sabio cuando dice que "la derecha no está jugando carrito". Se están jugando todas las cartas en el tablero geopolítico de este continente. Ya la vía electoral no le sirve para mantener su posicionamiento en la región. Vienen aplicando el llamado "golpe suave" o guerra no convencional para aplastar a gobiernos progresistas o revolucionarios de la región. Es lo que han puesto en práctica tanto en Paraguay, Honduras, Venezuela y últimamente en Nicaragua. Ya sabemos que en Venezuela fracasaron con las llamadas guarimbas, sometiendo al pueblo a una espiral de violencia con consecuencias de muertos y heridos. Fueron derrotados por tenacidad y firmeza de un pueblo al lado de la FANB que no mordió el peine de la guerra civil. Lo mismo está pasando en Nicaragua, donde el pueblo en la calle se la está jugando a favor de la Paz. En ambos países han fracasado estrepitosamente por la férrea unidad y voluntad de la mayoría de la población.
Han utilizado a la OEA como instrumento de dominación y han salido con las tablas en la cabeza. Pero la ultraderecha continental está clara que los pueblos no se cruzan de brazos y apelan ahora a la llamada "judicialización de la política" para cerrarle el paso a los líderes populares, así conocidos por los votantes y que de ir de nuevo a unas elecciones estos ganarían de calle. Es el caso de la canallesca tramoya judicial que le han montado a los ex presidentes Lula da Silva, Cristina de Kirchner y Rafael Correa; de Brasil, Argentina y Ecuador, respectivamente. En Brasil dieron un golpe parlamentario, en argentina impusieron un Macri neoliberal y en Ecuador se han valido de la traición para imponer sus nefastas políticas contra el pueblo. El objetivo es meter a estos dirigentes a la cárcel para evitar que sean candidatos o candidatas. Poco les importa que millones de brasileños estén en las calles de Brasil reclamando la libertad para el ex presidente Lula. Poco importa que millones estén en las calles de Argentina rechazando al pelele de Mauricio Macri. Tienen plena conciencia de lo que están haciendo. Es el odio de clases y apelan a todos los medios para alcanzar siniestros objetivos. Y no hablemos de todas las presiones y sanciones que la ultraderecha continental ha armado contra todos los dirigentes de la Revolución Bolivariana. En todo este proceso de persecución contra los dirigentes políticos de la izquierda latinoamericana, tiene sus manos metidas el imperio del norte. Presionan y chantajean a jueces y magistrados del poder judicial hasta quebrarlos moralmente.
Al lograr sus objetivos reciben a estos jueces como héroes y le "perdonan" todas sus andanzas y desafueros. No es casual que los EEUU sea hoy la guarida de todos los políticos y ex gobernantes corruptos de América latina. La gran enseñanza de toda esta jugarreta de la derecha, es que esta no perdona y tiene conciencia de su rol como clase opresora. Con esta gente cero conciliación, como no los advertía el Che Guevara, Fidel y el Gigante Hugo Chávez. Debemos aprender de los procesos históricos en la práctica como criterio de verdad. De eso se trata.