Al momento de redactar estas líneas, el candidato por la derecha en Brasil, Jair Bolsonaro se prestaba para ganar con casi el 50% de los votos en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, dejando atrás, muy atrás, con unos 20 puntos de ventaja a su más cercano competidor, en este caso el candidato por el Partido de los Trabajadores, Fernando Haddad.
Los resultados parciales en Brasil, prácticamente aseguran a Bolsonaro la presidencia de ese país a partir del 2019, lo cual deja en evidencia que el madurismo en Venezuela ha desacreditado y prostituido a la llamada izquierda en América Latina, es decir, no dudamos en afirmar que el triunfo del candidato de la derecha en Brasil es otra derrota para Nicolás Maduro.
El contexto político de la región está altamente vinculado sobre lo que ocurre en Venezuela. Por ello, incluso vimos hasta unas declaraciones del candidato Fernando Haddad tratando de desvincularse de Nicolás Maduro, al decir que Venezuela no vive un proceso de "normalidad"¹, pero tales afirmaciones no fueron suficientes para intentar quitarse de encima las vinculaciones que Lula Da Silva tiene con el régimen neototalitario que socava la democracia en nuestro país, y somete al pueblo de Bolívar a una perversa crisis económica que ha empobrecido a millones de personas, y generado un éxodo de no menos el 10% de la población quienes también han visto a Brasil como parte de su nuevo destino de vida.
Los resultados iniciales de Brasil demuestran nuestra tesis de que mientras Nicolás Maduro siga gobernando en Venezuela, la llamada "izquierda", salvo por liderazgos propios como el caso de Antonio Manuel López Obrador en México, más nunca volverá a ganar una elección en América Latina. O sea, el mejor aliado de la derecha en nuestra región es mostrarle a sus pueblos, el desastre en que el madurismo ha convertido a nuestro país.
Basta que en cualquiera de nuestras naciones muestren el espejo de la pobreza, la miseria, el hambre, el colapso de los servicios públicos, la destrucción de la industria petrolera, y la liquidación de los índices de bienestar social para que el miedo se apodere de esos pueblos, y por ende, terminen rechazando todo lo que huela a izquierda, es decir, que tenga el aroma de la bazofia política del madurismo.
Lo irónico que dicen los maduristas sobre el triunfo de Jair Bolsonaro, quien además fue objeto de un atentado en plena campaña presidencial por parte de un admirador de Nicolás Maduro², es que digan que no se le permitió a Lula ser candidato. Extraña forma del madurismo de justificar una aplastante derrota de la izquierda en Brasil, cuando ellos en Venezuela han inhabilitado sin derecho a la defensa a varios candidatos de la derecha, o en su defecto, nada han dicho cuando hechos similares han ocurrido en Nicaragua. Verbigracia, para el madurismo la "no injerencia" es válida mientras no afecte sus intereses políticos, de resto, ellos se sienten con cualquier posibilidad de opinar e intervenir en procesos electorales de cualquier país ¡Hipócritas!
El único vestigio que todavía conserva la izquierda en América del Sur es Uruguay, y si ese gobierno no termina por condenar al régimen de Miraflores, es casi seguro que la derecha terminará regresando al poder en esa otra nación. El madurismo ha recibido una dolorosa derrota en términos de apoyos políticos. Nada impedirá que la derecha consolide su poder en el país vecino. Jair Bolsonaro será presidente de Brasil.
El madurismo ha sido ampliamente derrotado en Brasil. Mientras Maduro siga en la presidencia de Venezuela, la izquierda más nunca volverá a ganar en América Latina. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
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¹https://www.tenemosnoticias.com/noticia/normalidad-vive-haddad-fernando-402975/957347