Sun Tzu el arte de la guerra

El problema de la paternidad de las obras literarias de origen primitivo o antiguo ha constituido siempre en China un tema muy polémico. En la publicación de Editorial Panapo de Venezuela C.A Sunt Tzu El arte de la Guerra," nos explica que la guerra siempre ha estado presente entre los humanos, "una cosa es cierta Fung Yu la primera obra escrita Historia de la Filosofía China alude en más de una ocasión "la forma empleada por Sun Tzu floreció por primera vez en la literatura durante los "Reinos Combatientes". Chang Hsueh Cheng que realizó importantes investigaciones históricas en el siglo XVIII llegó a la misma conclusión, los treces capítulos corresponden a una época más antigua determinada por el historiógrafo Su Ma Chien que la había fijado alrededor del año 500 antes de Jesucristo.

Yet Cheg Tse fue el primero de los críticos que revisó la biografía de Sun Wu. Yeh Cheng Tse que pertenecía al periodo Sung del siglo XI afirmó sin rodeo que Sun Tsu quien, según Su Ma Chien era un general integrante del Estado de Wu bajo la soberanía y el reinado de rey HO LU. Sin embargo, varios críticos pusieron en duda la autenticidad pretendida. Una cosa es cierta, la forma empleada por Sun Tzu apareció en la literatura que floreció durante los "Reinos Combatientes". Acabaron pues, en la convicción unánime de que Sun Tzu existió realmente con anterioridad al Estado de Yueh venciera al de Wu, en el curso del año 474 antes de Jesucristo.

A pesar de las discrepancia, lo cierto es que Sun Tzu hace referencia indirectamente del sistema agrícola y por consiguiente son mucho los eruditos que creen que el autor tuvo necesariamente que haberlo vivido o al menos conocerlo atraves de sus lecturas. El sistema Ching Tien consistía en lo siguiente, a cada ocho familias campesinas se les asignaba tierras siempre en torno a una parcela central que ellas habían de cultivar para el respectivo señor del dominio, quedando para las familias campesinas el producto de los otros ocho pedazos que también debían ser cultivados en común. Las numerosas ilustraciones que documentan el Tso Chaun evidencian que en las guerras chinas prevalecía como norma invariable el concepto de considerar la guerra como un arte de caballería, y todo conflicto guerrero se hallaba regulado por un código aceptado por ambos combatientes.

Un código del comandante del Estado Chin, 623 antes de Jesucristo, viera a su enemigo derrotado el Estado Chu y víveres para tres días, gesto éste que el mismo Estado Chu, victorioso posteriormente en otro lugar, repitió con su entonces derrotado adversario. Y parece ser que este código no tenía ya vigencia alguna cuando fue escrito El Arte de la Guerra. Una cosa es cierta, Sun Tzu escribió su obra en una época en que los ejércitos estaban organizados y entrenados y eran conducidos por generales de carrera. El autor emplea expresiones capítulo II de "cien mil hombres con armaduras" y los ejércitos con armadura eran desconocidos en China con anterioridad al año 500 antes de Jesucristo. Los grandes ejércitos con conceptos muy claros sobre financiación de la guerra y sistemas de abastecimiento. ... ) Mas adelante Sun Tzu se refiere a la financiación, organización dirección de los servicios secretos, destacando el "conocimiento precoz" como la piedra angular que permite aun gobierno bien informado y aun general prudente alcanzar felices resultados. Es decir, Sun Tzu incide especialmente en la labor secreta de la información ya desde un principio, e insiste en que solo bien informados respecto a la verdadera situación del enemigo es el secreto y la clave del triunfo. No cree en los presagios, la adivinación e interpretación de los mismos. Sun Tzu rechaza totalmente estas prácticas hasta el punto de afirmar que deberían ser prohibidas. En los versículos de introducción del clásico chino ya se advierte una metodología y un análisis de los elementos que componen la potencia militar. Sun Tzu considera que la guerra ha de ser objeto de exhaustivos análisis, de pacientes búsquedas teniendo en cuenta la importancia extraordinaria que para un Estado tiene ganarla o perderla.

Actualmente, el método de análisis de Sun Tzu es denominado "evaluación o apreciación de la situación". Y resulta verdaderamente considerar que dicho método se ejercitara en el período de primavera u otoño con todo ello Sun Tzu supo llegar a la conclusión de que el ejercicio bélico no era ningún pasatiempo sino el instrumento supremo de toda política. Para Sun Tzu la política acertada y más inteligente era capaz de desbaratar los planes del enemigo desarticulando sus posibles alianzas. "Someter al ejército enemigo sin combate supone el fin del fin" afirma el autor.

El concepto táctico-estratégico elaborado por Sun Tzu y su política se basa fundamentalmente en múltiples circunstancias que el propio autor expone. La habilidad de crear apariencias falsas para confundir y engañar al enemigo, la astucia llevada al máximo imposible, crear condiciones capaces de generar, a su vez, facultades o capacidad de adaptación fulminante respecto a la situación del enemigo, avanzar siempre por caminos insólitos o apartados de prever por el adversario, la rápida concentración de los elementos de combate en los puntos más débiles o vulnerables, así como las correspondientes maniobras ligeras perfectamente coordinadas de dichos elementos de combate.

Los chinos inventaron la ballesta en el siglo IV antes de Jesucristo y lanzaba pesadas flechas, la eficacia de los ballesteros fue mayor incluso que de los carros de combate, parece ser que la caballería apareció más tarde, aunque antes habían existido las unidades con hombres a caballo montado a pelo sin silla ni estribos y comúnmente eran utilizados en la labor de mensajeros postales y exploradores. Una escuadra estaba compuesta por cinco hombres y avanzaba tanto de frente como en fila india según los casos y las circunstancias.

1.-El factor moral y la capacidad intelectual constituían para Sun Tzu los elementos más decisivos cuando el hombre tiene que enfrentarse a una guerra. Y en todo caso, siempre consideró que a una toda ruptura de hostilidades, tenía necesariamente que proceder un exhaustivo estudio de aquellas medidas más eficaces o perentorias capaces por si mismas de crear condiciones propicias al triunfo sobre el adversario. En suma su filosofía ya desde el comienzo, se sentaba en el principio que él consideraba elemental, de no juzgar jamás ninguna guerra a la ligera o con superficialidad, y ello como antídoto para evitar funestos errores desde el comienzo de las hostilidades.

Por otro lado, asumía el concepto de la guerra como tal una anomalía o efímera, sino un acto deliberadamente consciente. Y por lo tanto, cualquier conflicto bélico supone realmente una seria preocupación del Estado. En síntesis su teoría era que urgía alterar por completo los planes del adversario y a la vez tratar por todos los medios de romper sus alianzas, crear insalvables distancias entre el soberano y sus ministros del Estado enemigo y de movilizar ampliamente la red de espionaje a fin de que los agentes sembraran rápidamente discordia o la confusión, fomentando al mismo tiempo la subversión y el caos. Con todos estos elementos desarrollados y puestos en acción el enemigo queda aislado y desmoralizado, rota su capacidad de resistencia.

Teoría esta que, llevada efectivamente a la práctica, daría no pocos triunfos, y en muchos casos sin combate, las plazas enemigas serían conquistadas sin mayor esfuerzo. Y si los medios expuestos no era posible derrotar al enemigo se recurría a la acción armada con todas sus consecuencias teniendo en cuenta tres factores como objetivos inmediatos a alcanzar. 1.- tratar de alcanzar el triunfo lo más pronto posible. con ello se ahorrarían muchas vidas e infringiéndole al enemigo las menores perdidas posibles.

Toda la filosofía de Sun Tzu se halla impregnada, subrepticiamente si se quiere del concepto de unidad nacional como otro de los factores vitales para alcanzar el supremo objetivo de derrotar al adversario. Y naturalmente Sun Tzu estaba convencido de que sólo con un gobierno capaz de ofrecer y dar bienestar al pueblo podía conseguirse plenamente aquel concepto de unidad. Para lograrlo, mal podían hacerlo quienes, lejos de velar por sus ciudadanos, los oprimían y los sojuzgaban cruelmente. Y fue Sung Heing Yen quien firmó textualmente que las teorías de Sun Tzu asentaban "en la bondad, la justicia y la ecuanimidad.".

En realidad pocos o muy escasos expertos y teóricos en el arte militar, tanto de Oriente como Occidente han llegado a coincidir con el pensamiento acertado de Sun Tzu en lo concerniente a lo expuesto y, además al hecho de que vinculando los conflictos bélicos a los conceptos políticos más inmediatos, a las alianzas, a la unidad, estabilidad y espíritu de colaboración en el frente interior, Sun Tzu quiso establecer una base concreta en lo posible de la potencia comparada de ambas partes en la lucha. Ninguno o casi ninguno de los más prestigiosos expertos han llegado a exponer estos conceptos con tanta lucidez como lo hiciera Sun Tzu hace ya dos mil trescientos años.

Ganar la guerras por medio de inteligentes estrategias, he aquí otro de los lemas filosóficos de Sun Tzu. Y existe un elocuente ejemplo que ilustra aquel deseo suyo. En una ocasión, un discípulo de Confucio llamado Tzu Lu le preguntó primero a quien elegiría él como ayudante más inmediato en el caso de hallarse al frente "de los tres ejércitos". Confucio le contestó. "Yo no elegiría sin duda la hombre dispuesto a enfrentarse valerosamente con un tigre o arrojarse a un río sin preocuparse de si puede o no sobrevivir, a éste no lo elegiría. Pero sí al hombre que hiciera frente a aquellos obstáculos con la prudencia debida, prefiriendo triunfar por medio de la estrategia". Y ésta fue, realmente la filosofía que adoptó Sun Tzu.

La astucia y el engaño, la simulación a ultranza, es el fundamento del arte de la guerra. Según Sun Tzu todos y cada uno de los generales deben hallarse en conocimiento de los procedimientos más eficaces de la simulación aplicada a todos los órdenes a partir ya de la ruptura de hostilidades. La importancia de crear la imagen o la apariencia capaz de despistar o engañar al enemigo es menormente vital para la marcha posterior de los acontecimientos. "Así, siendo) capaz) el general fingirá ser incapaz, encontrándose cerca, hará creer que se halla lejos o al revés. Tratará de hacerse invisible y moverse en el mayor de los silencios. Deberá introducirse en el pensamiento del jefe contrario y estar imbuido de la idea de que, en cualquier caso, los factores de la victoria son el fruto de su propia imaginación..."

Y prosigue con sus consejos, en relación con la táctica a seguir. Atacará la plaza se hayan agotado todas las posibilidades "los asedios, el derroche de vidas humanas y el tiempo lleva todo ello implícito la abdicación de la iniciativa" se acercará al objetivo a través del itinerario menos imaginado por el enemigo a fin de sorprender a éste. En caso de retirada ha de desplazarse con tanta rapidez que jamás podrá ser alcanzado y tener fijo en la mente en que la retirada no es más que un fin para atraer como sea al adversario y crear lo antes posible una situación favorable para pasar a un contraataque que pueda ser decisivo. Sus golpes deben causar impacto seguro y por supuesto deben caer como un rayo. Sin perder nunca de vista la teoría de que "toda operación se prolonga o eterniza" lleva consigo el germen de una derrota cierta. "Jamás una guerra prolongada benefició de alguna manera a ningún Estado."

Solamente cuando se han sabido crear las condiciones necesarias para obtener el triunfo se golpea con dureza. Y esto no lo ignoran los conductores de tropas expertos y conocedores de su oficio. Provocar y mantener la dispersión de las fuerzas enemigas es condición primordial antes de iniciar la batalla decisiva. Como consecuencia de aquella dispersión el enemigo trata de defenderse a ciegas y en todos los puntos en que se sienta atacado, y entonces será débil, sus unidades no tardaran en hallarse a merced del golpe final decisivo.

El buen general dotado de imaginación sabrá obtener provecho de todas las situaciones incluso de las más duras y en medio de las mayores fallas o errores. Incluso en el caso de que algunos componentes de su ejército estén mal preparados, incluso en que haya elegido una posición equivocada, a pesar de que los víveres escaseen o se haya desplazados excesivamente las unidades. En la medida que cada combatiente responda a la ruptura de hostilidades se obtendrá de ellos la forma o el método de actuación y en este caso, el jefe responsable deberá ajustar la suya a la situación en que se halle su contendiente y jamás en ningún caso, un buen general se dejará influenciar o en cierto modo manipular por los métodos que aparentemente al menos, utilice el enemigo. Debe, en suma mostrarse original y a la vez efectivo y contundente y de ahí su propia capacidad imaginativa. Además téngase siempre muy en cuenta que la vulnerabilidad o no de vulnerabilidad de ella no siempre suele medirse únicamente por el poderío material de que se dispone. Seguimos con las teorías de Sun Tzu.

Existe la fuerza moral denominada directa. "Chang" que deberá sintetizar aquella. Y existe también la fuerza "indirecta" Chi que ejercerá una acción combinada con la anterior a través de su extraordinaria eficacia y enorme fuerza, pues en tanto la fuerza Chang se define como un elemento de fijación, el Chi, o la fuerza indirecta es un elemento capaz de sorprender al enemigo de flanco envolviéndolo o rodeándole. En otras palabras, el Chang elemento de diversión, Chi o fuerza indirecta un elemento capaz de sorprender al enemigo de flanco envolviéndolo o rodeándole .En otras palabras, Chang elemento de diversión, Chi elemento de intervención y ambos convertidos en eficaces golpes, han de tener una perfecta coordinación y coherencia. Sun Tzu compara ambas fuerzas o elementos con dos anillos que estén entrelazados, nadie puede decir donde empieza uno y donde termina el otro. Eso sí realizarlo con una alternativa rápida con la menor cantidad posible de pérdidas y desastres. Y ello en un sector en el que el enemigo presente una defensa débil con errores o zonas susceptibles de penetración.

NATURALMENTE, SUN TZU CUIDA MUCHO DE DESTACAR QUE MIENTRAS EL CHI RESULTA SIEMPRE IMPREDESIBLE Y CONTRARIO A LA ORTODOXIA, EL CHANG DA COMO LÓGICO RESULTADO UN MAYOR ORDEN NATURAL EN EL ACONTECER BÉLICO, UNA "ORTODOXIA". Sun Tzu daba entender que el ataque debe producirse con el Chang, mientras que con Chi se pretende alcanzar la victoria, poniendo de paso énfasis en la afirmación de que la diversión es necesaria si se quiere realmente producir serios impactos en los lugares en que el enemigo se encuentra menos guarnecido o esté menos preparado y también donde le enemigo no espera ataque alguno. Es decir el factor sorpresa.

El talento de un general se revelará todo cuanto haga para calcular y evaluar una situación determinada, y ello siempre antes de iniciar una acción. Siendo así, jamás caerá en la trampa o posible ardid tendido por el enemigo, siendo la prudencia una de sus principales virtudes. Sun Tzu dice textualmente "...Sabe que pueden existir caminos que no hay que seguir, ciudades que no hay que asediar o atacar, ejércitos a los que no conviene hostigar, preguntas a las que no hay que contestar e incluso órdenes del Rey que no hay que cumplir..." No huye nunca del riesgo, pero jamás acepta los inútiles.

La adaptación a todas y cada una de las circunstancias es otra de las teorías que confirman el pensamiento de Sun Tzu. En la guerra hay que adaptarse, por encima de todo, al propio enemigo en primer lugar. Una adaptación condicionada a la situación en que se encuentre el adversario. Sun Tzu afirma que esto no quiere decir en absoluto que se trate de un concepto pasivo... "pero si se le da al enemigo una cuerda excesivamente larga, ocurre a menudo que él mismo puede ahorcase con ella". Un buen general es capaz de perder parte de su propio terreno, o algunas de sus fuerzas o incluso ceder una ciudad, cuando sabe que tras de todo ello existe un objetivo superior y mucho más codiciado.

En cuanto al factor meteorológico Sun Tzu confiesa que en él puede haber ventajas y desventajas, errores o aciertos, como también muestra cierta preocupación en las características del terreno s donde tenga el combate. Los terrenos peligros susceptibles de encerronas o emboscadas o difíciles de defender deben formar parte de los objetivos inmediatos de un general, a fin de atraer el enemigo a tales lugares. En una palabra, en opinión de Sun Tzu un buen general "elige el terreno" para la lucha librando posteriormente ésta en las mejores condiciones. Un general que no sea capaz de tener en cuenta lo expuesto no es apto para el mando.

En lo referente a la actividad destinada al espionaje, Sun Tzu sigue hoy, tal cual como cuando escribió su obra. El autor era plenamente consciente de la imperiosa necesidad de ejercitar acciones múltiples, poniendo especial atención en todo lo referente a los agentes dobles. En la China antigua la llamada "quinta columna" era ya tan habitual como lo fue en el mundo griego. Y es perfectamente posible que en la descripción que hace Sun Tzu de las personas más idóneas de subversión hallemos elementos sorprendemente actuales.

EL ARTE DE LA GUERRA DE SUN TZU, a pesar de haber sido escrito hace más de 25 siglos se mantiene vigente no solo en China y Japón sino también en los pueblos mongoles y tártaros llegando a Rusia, pudiendo así transformarse en material esencial de la historia militar de oriente. Es un libro de fácil y agradable lectura ya que sus conceptos, aunque que su conceptos de índole militar retratan en profundidad una sociedad guerrera donde toda una serie de valores humanos se expresan moldeando una sociedad civil de milenios. Todas las academias militares del mundo han estudiado este libro y aplican al pie de la letra sus recomendaciones. Recordemos el proverbio "si quieres la paz prepárate para la guerra".



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German Saltrón Negretti

Defensor de los Derechos Humanos.

 germansaltronpersonal@gmail.com

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