La política agresiva, desmedida y descarada del imperio norteamericano y el sub-imperio fascista del ilegal Estado de Israel han visto fondo en el escenario nacional (pueblo norteamericano) e internacional. Las sucesivas derrotas obtenidas por el imperio en todos los planos (militar, político nacional e internacional) hacen insoportable dar cara al mundo. Urge entonces, un cambio de políticas y diplomacia, al menos un maquillaje.
Los 12 años de continuo predominio republicano sobre el senado y el parlamento, han llegado a su fin. El voto castigo se ha expresado. Sabemos, Demócratas y Republicanos son partes complementarias de un mismo sistema imperial cuyas diferencias superficiales se reflejan solo en el uso de la buena diplomacia (retórica) por los primeros y el fundamentalismo del último. Por tal razón, los cuestionados: D. Rumsfeld (Secretario de Defensa EE.UU.) y J. Bolton (Embajador de EE.UU. en ONU), ambos militantes de la línea de fundamentalista Neo-Conservadora no tendrían cabida en este nuevo gobierno. Por tanto, el Imperio necesitaría caras más amigables.
De los republicanos se ha debelado la sarta de intereses a los cuales representan. Esencialmente personifican los intereses de las corporaciones petroleras (Exxon, Chevron, etc.) y otras como la Halliburton, las industrias armamentísticas norteamericana, y un sector de la banca. De los demócratas se les atribuye fundamentalmente la representación de la banca norteamericana. Pero quien estudia la conformación del imperio, al menos superficialmente, podrá notar y comprender el grado de integración monopólico de los poderes económicos. Hoy, el poder financiero norteamericano preconiza el poder imperial: Chase Manhattan Bank, como principal accionista de Exxon, Chevron y Mobil Oil; Morgan Guarantee, como principal accionista de Mobil Oil y como el segundo más importante de Exxon, y la parte de Chevron; Citibank, es el principal accionista de Aco Phillips Petroleum, Conoco (comprada por Dupont)”. El imperio yace integrado. Demócratas y republicanos, Can Cerbero del infierno capitalista. Lo que indica que las políticas belicistas continuaran.
Pero también, es imposible mantener estas políticas sin provocar un despertar de los pueblos del mundo, incluso, al pueblo norteamericano. De allí entendemos el apoyo contundente de más 180 naciones contra el Bloqueo criminal ejercido por el imperio norteamericano a Cuba revolucionaria, y las razones de los recientes cambios diplomáticos frente a Venezuela.
Mientras los demócratas centran sus esfuerzos y traten de aliviar o maquillar con nuevas caretas el desastre al que se ven obligados en mantener para perpetuar la hegemonía de un sistema en franco declive, un modelo colapsado, cediendo en ciertos aspectos de política internacional e interna, el inevitable desplome de su diplomacia seguirá recogiendo los frutos que ya sobrepasan sus fronteras. La Gran Bretaña de Tony Blair, también recogerá los suyos. Tácticas de una estrategia más perversa.