Mientras el presidente estadounidense Donald Trump sigue tratando de cerrar el cerco contra la República Popular China, al imponerle sanciones y empujar a algunos aliados a seguir sus directrices por estimar a esa nación como un enemigo inminente para discutir su hegemonía mundial, el gigante asiático extiende sus relaciones con diversos países del mundo.
Como se ha conocido, Washington trata de ampliar un cerco aéreo-militar en la zona comprendida de Japón a la India y desde el océano Pacífico al Índico a la vez que China trata de hallar una alternativa a sus buques comerciales y de hidrocarburos que pasan por el Estrecho de Malaca, entre Malasia y Singapur.
Sin abandonar esa vía marítima para lo cual Beijing ha reforzado urgentemente su flota naval, busca también alternativas como el mega gasoducto "Fuerza de Siberia", construido el pasado año entre la rusa Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleo de China.
Esa instalación recorre 3 000 kilómetros a lo largo de Siberia y transporta 38 000 millones de metros cúbicos de gas al año lo cual garantiza el suministro terrestre para el gigante asiático.
Ahora, en vista de tantas provocaciones y extorsiones de Estados Unidos (llamadas eufemísticamente "sanciones") contra China e Irán, estas dos naciones han firmado acuerdos estratégicos que permitirán aminorar esas acciones, fortalecerán sus intercambios y dan un golpe magistral a las pretensiones de Washington.
Para el diario The New York Times, el acuerdo es una nueva asociación económica y de seguridad que allanará el camino para miles de millones de dólares en inversiones del país asiático en ese Estado del Medio Oriente, ofrece una mayor seguridad ante injerencias extranjeras y ha sido impulsado por las tensiones en el Mar del Sur de China.
Mediante esa unión, Teherán participará en el Banco de Inversión en Infraestructura de Asia (AIIB), que permitirá una inversión china de 400 000 millones de dólares en energía e infraestructura en Irán durante los próximos 25 años.
A través del AIIB se obtendrá una inversión, (solo en infraestructura) de 228 000 millones de dólares para la renovación de la industria petrolera, aeropuertos, puertos, ferrocarriles, trenes subterráneos de alta velocidad y zonas de libre comercio en regiones del país persa.
También se extiende al ciberespacio, la inteligencia y la defensa conjunta.
Mediante este convenio, China logra la obtención de un suministro de petróleo más barato y profundiza sus vínculos estratégicos en el Medio Oriente, mientras Teherán, que debido a las agresiones de Washington se le ha cerrado la obtención de inversión extranjera fresca, obtiene beneficios económico-financieros además de dar otra señal al mundo de que no está tan aislado como afirma la Casa Blanca.
El ferrocarril tendrá una extensión de 900 kilómetros cuadrados dentro de Irán, desde Teherán a Mashhad, segunda ciudad y centro de peregrinación cercano a las fronteras con Afganistán y Turkmenistán.
Esa inversión será de enorme importancia estratégica para el mega proyecto chino de la Ruta de la Seda, (ya acoge a unas 30 naciones) y una puerta de conexión con Eurasia de sumo interés geopolítico.
De Mashhad, seguirá a Urumqui, capital de la Región Autónoma de Xinjiang (en total 2 500 kilómetros) y atravesará Turkmenistán, Uzbekistán, Kazajistán y Kirguistán, o sea, el corazón de Eurasia, al borde norte de Afganistán, Pakistán y Cachemira.
Esa región también se integra a la Organización de Cooperación de Shanghai (fundada en 2001 por China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán y Tayikistán, a la que después ingresaron Uzbekistán, India y Pakistán) y está llamada a jugar un papel destacado en esa importante zona.
La influencia china en la región continúa su expansión pues en Kazajistán cuenta con 51 proyectos industriales por valor de 27 000 millones de dólares en sectores de hidrocarburos, químico, energético, minero, metalúrgico, agrícola y construcción de maquinaria.
En Khorgos, un vasto territorio con un puerto seco ubicado en la frontera de Kazajistán con China, se ha erigido una zona industrial y logística, señalado como el lugar donde Oriente y Occidente se encuentran en la Ruta de la Seda.
Los analistas puntualizan que otro aspecto fundamental serán los lazos militares chino-iraní que se estrechan entre los dos poderosos países que incluyen entrenamiento conjunto, intercambio de inteligencia e investigación y desarrollo para futuros programas de armas.
Ali Aqa Mohamadi, asesor del líder de la Revolución Islámica, ayatolá Seyed Ali Jamenei, declaró que el acuerdo fortalece la cooperación económica y defensiva de ambos países, protege sus pactos ante la intervención de terceras partes y ayuda a deshacerse del dólar estadounidense en el comercio bilateral.
De esa forma, el convenio se encamina a dar otro golpe a la hegemonía del billete verde, al realizarse la mayoría de las transacciones en otras monedas y evitar las reiteradas y prolíferas "sanciones" financieras de Estados Unidos.
Todo hace indicar que la jugada de Donald Trump al querer aislar tanto a China como a Irán se ha convertido en un verdadero fiasco.