Austria, Dinamarca, Estonia, Lituana, Letonia, Luxemburgo, Noruega, Islandia y Tailandia han detenido la inoculación con la vacuna AstraZeneca patrocinada por la Universidad de Oxford del Reyno Unido.
Igual han hecho las comunidades autónomas de España: Asturias, Valencia, Castilla y León, Andalucía y Canarias. Según los cables, el lote número ABV5300 de la vacuna de AstraZeneca produjo una treintena de muerte por trombosis tras su administración.
"Algo que impida que la sangre circule o se coagule normalmente puede ocasionar un coágulo sanguíneo: una trombosis. Esta se complica cuando una parte del coágulo se desprende y viaja por el torrente sanguíneo hasta los pulmones, causando un bloqueo llamado embolia pulmonar".
La Organización Mundial de la Salud-OMS- a través de su vocera Margaret Harris, ha declarado que "no se han detectado muertes relacionadas con la administración de vacunas contra el coronavirus hasta la fecha". Agregando, con el cinismo que distingue a los funcionarios de esa organización de Naciones Unidas, que "los episodios de coagulación de la sangre son comunes en las personas por lo que no está claro si esto era algo que iba a suceder o si la vacuna fue la responsable…y que no se ha demostrado una relación causal".
Me pregunto, ¿no debería tenerse en cuenta los antecedentes médicos de las personas que se van a vacunar para evitar cualquier tipo de riesgo o de complicación?
¿No evitaría esto hacer escarnio de la muerte de quienes confiados en que se van a proteger aceptan lo que las poderosas industrias farmacéuticas imponen a sus gobernantes corruptos utilizando el parapeto de la OMS-UNICEF y la perversidad mediática?
¿De qué sirve, en este sentido, que "El Grupo Asesor Estratégico de Expertos en Inmunización (SAGE)" de la misma OMS evalúe los informes sobre la vacuna que la propia Oxford-AstraZeneca ha entregado?
Todo no es más que una siniestra burla que nos tenemos que dejar inyectar.
Lo que importa son los multimillonarios negocios en las que están implicadas las dinastías y los "filántropos" anglo-estadounidenses del Foro de Davos. Los mismos que "descarrilaron" la pandemia y gestionan el mercado de las "vacunas" junto a los CEOS de las intocables industrias farmacéuticas y de las supremacistas universidades que las secundan.
Para eso se concibió, allá por el 2015, la "Coalición para las Innovaciones en Preparación ante Epidemias (CEPI)". Fue "la semilla" que se plantó para el establecimiento de un fondo mundial de 2 mil millones de dólares iniciales para el desarrollo de las vacunas. Se debatió y aprobó en el Foro de Davos que fundó, formalmente, la CEPI en el 2017.
Su sede se encuentra en Noruega. La OMS es una de sus instituciones integrantes. Bill Gates uno de sus promotores más activos. Richard Hatchett su CEO. Éste trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional estadounidense durante la administración de George Bush y de Barack Obama. Entre los 12 integrantes de su directorio hay una ex-ministra de salud del Perú que trabajo en el gobierno del traidor y corrupto Pedro Pablo Kuczinsky antes que lo defenestraran.
Lo que importa decir aquí, es que en el negocio de las vacunas las industrias farmacéuticas que son entidades privadas financian su "producción" con fondos que aportan los gobiernos siguiendo la estrategia de las llamadas "alianzas público-privadas".
Los "filántropos" aportan sumas simbólicas como los 460 millones que puso la fundación Bill y Melinda Gates para la creación de la CEPI. Sumas que se han reproducido exponencialmente durante el tiempo de la pandemia y seguirán reproduciéndose. Igual se irán reproduciendo los muertos. No en proporción geométrica porque apenas somos unos pocos mil millones.
Inicialmente los aportantes al "fondo" de la CEPI fueron algunos gobiernos del norte de Europa, luego Inglaterra, Japón, India. Después se sumaron todos los que entraron al mecanismo COVAX.
COVAX es el mecanismo para acelerar el desarrollo y la fabricación de vacunas COVID-19 y "garantizar un acceso justo y equitativo para todos los países del mundo". Junto a Gavi (la alianza de vacunas creada y financiada por Bill Gates en el año 2000), la CEPI, la OMS, el Banco Mundial y a UNICEF, como socio clave para su ejecución, representan lo que yo llamo "la gendarmería del pinchazo".