Es de importancia en la erradicación del terrorismo de Estado

Estados Unidos, como en ninguna parte, se habla de la necesidad de desbrozar el camino a la mentalidad política. No es un mundo seguro en el que imperialismo norteamericano decida a su antojo la suerte de Nuestramerica. Podemos encontrarnos en el umbral de la extinción por hambre y enormes masas de gente están dañadas por la desnutrición casi permanente. La administración norteamericano tiene el propósito de actuar con fines diametralmente opuestos. Todos los pueblos de Nuestramerica, sin excepción, son partidarios de que en el continente se afirme el clima de buena vecindad y confianza, de coexistencia y colaboración.

No es un mundo seguro en el que infinidad de países y pueblos se ahogan atenazados por la deuda. Los intereses económicos de unos u otros países, o de grupos enteros de éstos, son, en efecto, tan diversos y contradictorios que parece difícilmente alcanzable el consenso respecto a la concepción de un nuevo orden económico de Nuestramerica.

Un carácter amenazador adquirieron las relaciones del hombre y la Naturaleza. Los problemas de la seguridad ecológica nos atañen a todos, a pesar de la riqueza y la pobreza. Es necesaria una estrategia global de protección del medio ambiente y utilización racional de los recursos. Comprender la necesidad neutralizar la bomba de acción retardada colocada en las entrañas de la existencia humana por la historia, por los propios pueblos.

Las amenazadoras señales de los últimos tiempos han puesto en el orden del día la idea de una red mundial de colaboración médica en cuanto a las enfermedades más peligrosas, incluido el coronavirus, (Covid-19) así como de lucha contra la drogadicción y el alcoholismo. Los dirigentes del movimiento mundial de médicos tienen, sobre ese particular, ideas importantes.

Todos estos ejemplos de colaboración popular en la reconstrucción de un territorio afectados por la guerra o el desastre siguen un mismo hilo conductor; el pueblo afirma que no sólo se trata de reconstruir, sino también de curar sus heridas psíquicas, su trauma personal. Frente a fuerzas de incalculable potencia, los padres son incapaces de defender o salvar a sus hijos, los cónyuges el uno al otro, y los hogares, el lugar de protección por antonomasia, se convierten en trampas mortales. La mejor forma de superar esa indefensión consiste en ayudar, en tener derecho a formar parte de un proceso de recuperación colectivo.

A diferencia de la fantasía del Arrebatamiento cristiano, esa eliminación apocalíptica que permite la huida etérea de los verdaderos creyentes, los movimientos de renovación locales se basan en la premisa de que no podemos escapar de los terribles desastres que nos asolan y que a veces creamos con nuestras propias acciones. Postulan que ya ha habido bastante eliminación, de la historia, de la cultura y de la memoria. No se proponen hacer borrón y cuenta nueva, sino más bien hacer acopio de todos los errores, los restos, los escombros y las ruinas y reconstruirlo todo a partir de ellos.

A medida que la cruzada corporativista prosigue su violento declive, aumentando el dial del shock para reverberar por encima de la creciente resistencia que se opone a su paso, estos proyectos señalan el camino a seguir entre fundamentalismo de distinto cuño. Radicales únicamente en su intenso sentido práctico, arraigados en las comunidades en las que viven, estos hombres y mujeres se consideran meros reparadores, tomando lo que encuentran y arreglándolo, reforzándolo, haciéndolo mejor y más equitativo. Sobre todo, hacen acopio de resiliencia. Para cuando llegue el próximo shock.

—Conjugar los esfuerzos en la esfera de la cultura, la medicina y los derechos humanitarios es una parte más del sistema global de seguridad.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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