"Las grandes luchas del siglo XX entre la libertad y el totalitarismo acabaron con una victoria decisiva de las fuerzas de la libertad, un sólo modelo sostenible para el éxito de una nación: libertad, democracia y libre empresas." Esta afirmación, apoyada con toda la fuerza del arsenal del ejército de Estados Unidos, no bastó para contener la marea de pueblos que utilizaron sus diversas libertades para rechazar la ortodoxia del libre mercado, incluso en los propios Estados Unidos. Como rezaba un titular del Miami Herald después de las elecciones, "gran victoria demócrata al oponerse a los acuerdos de libre comercio". Una encuesta del New York Times/CBS unos pocos meses después descubrió que el 64% de los ciudadanos estadounidenses creían que el gobierno debía garantizar asistencia sanitaria a toda la población y "mostraban una marcada disposición a aceptar sobrellevar cargas" para conseguir ese objetivo, entre ellas pagar hasta 500 dólares más al año en impuestos.
En Nuestramerica, el primer laboratorio de la Escuela Chicago, la reacción ha tomado una forma mucho más esperanzadora. No está dirigida contra los débiles o vulnerables sino que apunta directamente contra la ideología que es la base de la exclusión económica. Y a diferencia de la situación en Rusia y en Europa oriental, existe un irreprimible entusiasmo por ideas del pasado.
Los partidos socialistas que alcanzaban el poder a través de elecciones libres sino también las empresas y tierras dirigidas de forma democrática, había funcionado en muchas regiones, desde Escandinavia hasta la pujante e histórica economía de cooperativas de la región de Emilia-Romagna en Italia. Lo que Allende trató de llevar a Chile entre 1970 y 1973 fue una versión de esta combinación de democracia y socialismo.
En Nuestramerica de hoy están retomando el proyecto que fue brutalmente interrumpido hace tantos años. Muchas de las políticas que plantean nos resultan familiares: nacionalización de sectores clave de la economía, reforma agraria, grandes inversiones en educación, alfabetización y sanidad. No son ideas revolucionarias, pero en su visión sin complejos de un gobierno que quiere ayudar a alcanzar la igualdad son ciertamente una refutación de la afirmación que Friedman hizo en 1975 a Pinochet respeto a que "el principal error, en mi opinión, fue creer que era posible hacer el bien con el dinero de otros".
Es lógico que la revuelta contra el neoliberalismo se encuentre en sus fases más avanzadas en Nuestramerica. Puesto que fueron los primeros en someterse al primer shock de laboratorio económico y político, en Nuestramerica han tenido más tiempo para recuperarse y reorganizarse. Los años de protestas en las calles han dado luz a nuevas agrupaciones políticas, y finalmente han logrado reforzarse, no para tomar el poder, sino para empezar a cambiar las estructuras de poder del Estado. Hay indicios de que otras zonas de laboratorios shock también están en el mismo camino.
Cualquier estrategia basada en la explotación de la ventana de oportunidad que surge a raíz de un shock traumático descansa en gran medida en el elemento sorpresa. Un estado de shock, por definición, es un momento en el que se produce una pausa entre acontecimientos que se están sucediendo a gran velocidad y la información existente acerca de ellos.
¡La Lucha sigue!