¿Qué ocurría en esta parte del mundo, para que existiese el terrorismo?

—Sólo tenía un objetivo: llegar vivo al día siguiente… Pero no se trataba sólo de sobrevivir, sino de sobrevivir (siendo yo).

La invasión de Irak se vendió a la opinión pública sobre la base del temor a las armas de destrucción masiva porque, como explicó Paul Wolfowitz, esas armas eran "el único punto sobre el que todo el mundo podía estar de acuerdo" (en otras palabras, la excusa del menor denominador común). La razón de menos peso, defendida por los partidarios más intelectuales de la guerra, fue la teoría del "modelo". Según los expertos —identificados, en muchos casos, como neoconservadores— que dieron a conocer esta teoría, el terrorismo procedía de numerosos puntos de los mundos árabe y musulmán; los secuestradores del 11 de septiembre eran de Arabia Saudí, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Líbano; Irán entregaba fondos a Hezbolá; Siria acogía a los líderes de Hamás; Irak estaba enviando dinero a las familias de los terroristas suicidas palestinos. Para estos defensores de la guerra, que relacionaban los ataques contra Israel con los ataques contra Estados Unidos (como si no hubiese diferencias entre ellos), eso era suficiente para calificar toda la región de nido potencial de terroristas.

Cuando la idea de invadir un país árabe y convertirlo en un Estado modelo empezó a ganar adeptos, después del 11 de septiembre, comenzaron a barajarse los nombres de posibles candidatos: Irak, Siria, Egipto o Irán (el preferido de Michael Ledeen). Sin embargo, Irak tenía mucho a su favor. Además de sus enormes reservas de crudo, también ofrecía una buena situación para las bases militares ahora que Arabia Saudí parecía menos fiable. Por si fuera poco, el uso de armas químicas por parte de Sadam contra su propio pueblo le convertía en un objetivo fácil de odiar. Otro factor, casi siempre pasado por alto, era que Irak ofrecía la ventaja de la familiaridad.

Thomas Friedman habló sin rodeos sobre lo que significaba para Irak ser elegido como modelo. "No estamos construyendo una nación en Irak. Estamos creando una nación", escribió, como si comparar precios para crear de la nada una nación árabe grande y ricas en petróleo fuese algo natural, incluso "noble", en el siglo XXI. Como otros muchos defensores de la guerra, Friedman afirma desde entonces que él no imaginó la carnicería que seguiría a la invasión. Resulta difícil entender cómo pudo pasar por alto ese detalle. Irak no era un espacio vacío en un mapa; era, y sigue siendo, una cultura tan antigua como la civilización, con un fervoroso orgullo antiimperialista, un fuerte nacionalismo árabe, una fe profunda y una mayoría de población adulta masculina con formación militar. Si la "creación de una nación" iba a tener lugar en Irak, ¿qué se suponía que iba a ocurrir exactamente con la nación que ya existía allí? La suposición tácita desde el principio fue que gran parte de esa nación tendría que desaparecer a fin de despejar el terreno para el gran experimento (una idea que incluía la certeza de una extraordinaria violencia colonialista).

—La guerra siempre es en parte una representación y en parte una forma de comunicación de masas, pero la organización a partir de sus conocimientos de tecnología y medios de comunicación situó el "marketing" del miedo en el centro de la doctrina militar estadounidense. Durante la Guerra Fría. El temor a un ataque nuclear fue el eje de la estrategia disuasoria, pero con la idea de que los misiles nucleares permaneciesen en sus depósitos.

¡La Lucha sigue!












 



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Manuel Taibo


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