El Plan Colombia, aprobado en 2000, y con un presupuesto equivalente a 1.319 millones de dólares, autorizó la presencia de hasta 400 asesores militares estadounidenses y la subcontratación de empresas de seguridad privada (antiguamente conocidas como mercenarios). Después del 11-S, el Congreso aprobó una asistencia de 98 millones de dólares para que tropas estadounidenses entrenan a soldados colombianos en la protección de la infraestructura petrolera del país. Una vez iniciada la invasión a Irak, la Casa Blanca solicitó al Congreso 104 millones de dólares adicionales para Colombia.
Sudamérica es relevante de manera parcial en el marco amplio de la política mundial. Se ha dicho, y es posible coincidir con esa noción, que en términos estratégicos Sudamérica ha sido históricamente irrelevante para EEUU.
El hemisferio ha sido tradicionalmente seguro para EEUU y su valoración real por parte de Washington en las pugnas por el poder global fue bastante reducida en la Guerra Fría y resultó ser aún menor al comienzo de la Posguerra Fría. Sin embargo, desde una mirada sudamericana y tomando como punto de referencia el sistema internacional en su conjunto, es factible señalar que la región tiene una relevancia relativa. Este reconocimiento tiene un efecto práctico y simbólico fundamental: en tanto se siga proclamando la irrelevancia regional, sólo se reafirma la visión estadounidense de la política internacional, se actúa subordinadamente y se acentúa una mayor división intrarregional a la espera de ficticias salidas individuales.
Dicho reconocimiento se apoya en el hecho concreto de que Sudamérica es una genuina potencia ambiental en términos de biodiversidad; posee importantes reservas energéticas, acuíferas y alimenticias; tiene una doble proyección geopolítica hacia el Atlántico y el Pacífico; es mayoritariamente democrática; viene avanzando significativamente en la protección y defensa de los derechos humanos; no prolifera en materia de armas de destrucción masiva; ha hecho significativos aportes al derecho internacional en cuanto a la convivencia entre naciones; posee, en general, un perfil diplomático moderado; no ha sido territorio fértil para guerras fratricidas; y es un área culturalmente rica y desarrollada; entre otros logros y ventajas. En breve, América del Sur, la "paz total" en un país donde las distintas formas de violencia volvieron a crecer después de la firma del acuerdo con las FARC es una de las prioridades de Gustavo Petro como presidente de Colombia y una apuesta ambiciosa en momentos en que hay una embestida criminal del Clan del Golfo contra la Policía Nacional.
El ambiente político favorece la iniciativa de Petro, que a partir del próximo domingo será el primer presidente de izquierdas de Colombia y que tiene entre sus objetivos la reanudación de los diálogos de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y con otros grupos armados, una tarea nada fácil.
"El principal obstáculo es precisamente que existen múltiples actores armados con orígenes sociales, económicos y políticos igualmente diversos que va a hacer difícil que en cuatro años se logren procesos efectivos de negociación con todos ellos", dice a Efe el director del Doctorado y la Maestría en Estudios Sociales de la Universidad del Rosario, Carlos Charry.
El ELN, por ejemplo, tiene como delito transversal la rebelión, que se encuadra en fines políticos, pero el Clan del Golfo y otras bandas criminales basan su poder en delitos comunes como el narcotráfico.
APOYO INTERNACIONAL
La propuesta de "paz total" ha calado dentro y fuera del país, y Chile ya se ofreció como sede de un eventual diálogo con el ELN, aunque Petro parece inclinarse por Cuba nuevamente.
Ahora bien, la mayor o menor relevancia sudamericana dependerá, en realidad, de nosotros: de nuestra capacidad de profundizar genuinamente la democracia, de resolver los principales asuntos de inseguridad en el área y de promover una mayor integración regional. Por ello, de lo que resulte de la compleja trama de intereses, presiones y retos ya señalada, surgirá el nuevo orden sudamericano en términos de seguridad. Y en ese sentido, siempre habrá que recordar que lo que no definamos autónomamente nos será impuesto desde afuera EEUU.