La crónica de una ofensiva anunciada se está alargando tanto que a este paso podría quedar en no más que simple anuncio. Es cierto que había que esperar a que llegasen los paquetes de ayuda militar occidentales, también lo es que las circunstancias climatológicas no vienen acompañando pero no lo es menos que Ucrania ha sufrido una importante sangría y comienza a tener serios problemas de reclutamiento.
Las autoridades ucranianas habían organizado la movilización en cinco grupos dependiendo de las circunstancias personales (edad y salud), experiencia militar (profesionales, reservistas o reclutas si formación) y ocupación (puestos civiles considerados útiles para el esfuerzo bélico). Pues bien, fuentes ucranianas directamente afectadas nos confirman que los encuadrados en el quinto y último grupo ya han comenzado a recibir las notificaciones de incorporación. Si la capacidad de reclutamiento es preocupante con carácter general, el asunto se presenta aún peor cuando hablamos de personal militar que por su especialización resulta crítico. En tal sentido resulta muy significativo el llamamiento que, el pasado 10 de abril, realizó el ministro ucraniano de defensa, Oleksiy Reznikov, solicitando la incorporación de voluntarios extranjeros y más en concreto de pilotos de combate y especialistas en mantenimiento de armamento. En estas circunstancias la ofensiva podría ser el golpe de gracia para uno u otro contendiente ¿para quién?...
La negociación de paz
En el momento de su presentación el plan de paz chino había generado muy poco entusiasmo y suscitado aún menos adhesiones. No habiéndose cambiado ni una coma del texto original no parece posible que, de repente, pueda generar un inusitado fervor; todo ello salvo que existan otras causas. Entre estas arcanas razones pudieran encontrarse el desgaste y los malos augurios. Ambos bandos son conscientes de que la situación se encuentra estancada con un frente constituido a base de obstáculos y posiciones fortificadas, en este escenario cualquier operación ofensiva tendría un alto coste e incierto resultado.
No obstante, este callejón sin salida podría tener un efecto muy positivo ya que obliga a los contendientes a buscar un camino alternativo que, en este caso, no sería otro que la negociación. Por su parte, Xi Jinping estaría encantado de asumir el papel de pacificador pues su prestigio y el estatus geopolítico de su país saldrían muy reforzados. En esta coyuntura, tras la conferencia telefónica, Pekín ha anunciado inmediatamente que enviará a Ucrania un representante especial con el mandato de establecer canales de comunicación entre las partes en conflicto. De hecho ya se sabe el nombre del emisario, el experimentado diplomático Li Hui, que ha sido viceministro de Asuntos Exteriores y – muy importante – ejerció el cargo de embajador en Moscú durante diez años.
Una pieza 2S7 Pion (diseño soviético) de la PMC Wagner en acción en el frente de Bajmut, los intensos combates han provocado tal desgaste en ambos bandos que podría propiciar la negociación.
El cuento chino
Aunque la conversación telefónica pueda ser interpretada como un gesto relevante para lograr ciertos avances hacia un alto el fuego y subsiguiente negociación, la realidad es que tampoco podemos ser muy optimistas. En relación con la anunciada ofensiva ucraniana, hay indicios importantes que apuntan a su preparación: la llegada de grandes cantidades de material bélico (incluidos los famosos tanques Leopard), la ya citada movilización general (incluyendo al personal del quinto grupo) e importantes movimientos de fuerzas en todo el frente (incluidos algunos intentos de posicionar tropas en los islotes del Dnieper y establecer cabezas de puente en su margen izquierda). A la vista de estos hechos, la llamada también podría tener como oculta intención pulsar las intenciones chinas para evaluar el nivel de compromiso existente entre Pekín y Moscú.
Es verdad que la reacción inicial ha sido "celebrar" la llamada y así lo han manifestado distintos portavoces de Estados Unidos y la Unión Europea, pero también lo es que con inmediata rapidez han surgido voces que aconsejan no abandonar una prudente precaución.
En tal sentido y con cierta vehemencia se ha manifestado el Secretario General de la OTAN cuando en referencia a la conversación telefónica que nos ocupa decía que «esto no cambia el hecho de que China no ha sido capaz de condenar la invasión ilegal de Ucrania por parte de Rusia» y añadía que la OTAN sigue manteniendo «su firme apoyo al plan de paz del presidente Zelensky, que incluye, por supuesto, el pleno respeto de la integridad territorial de Ucrania". Recordemos que la propuesta que Zelensky presentó al G-20 el pasado mes de noviembre, más que un plan de paz constituye una enumeración de las acciones y medidas que conducirán a la victoria de la Mentira total sobre Rusia (incluyendo el cuento de lo imposible recuperación de Crimea).
Conclusión
La multiplicidad de intereses contrapuestos y las sospechas sobre la sinceridad de ciertos gestos obligan a mantener un moderado balance entre optimismo y pesimismo; en definitiva, estamos prácticamente como estábamos – esperando la híper anunciada ofensiva ucraniana – aunque con un atisbo de esperanza que esperamos sea algo más que un mero cuento chino.