África ha sido, desde hace más de 500 años, uno de los continentes más explotado por las antiguas metrópolis colonizadoras occidentales y por las numerosas compañías transnacionales que han obtenidos millonarias ganancias con el saqueo de los recursos naturales de esas naciones.
Desde que las antiguas potencias (Francia, Gran Bretaña, España, Portugal, Bélgica, Alemania, Italia) colonizaron los países africanos, se iniciaron las oleadas de trata de esclavos, el genocidio y subyugación contra sus pobladores y el despojo de sus recursos naturales.
Al comenzar la descolonización e independencia de esas naciones, a finales de la década de 1950, proliferaron entonces las formas de neocolonialismo al mantenerse en muchos de esos países, leyes adoptadas en la era colonial, a la par que proliferaron compañías transnacionales que continuaron desvalijando al rico continente.
Posteriormente, la llegada a esos territorios de programas de cooperación por parte de la extinta Unión Soviética (que la continuó Rusia) y de China, así como la ayuda desinteresada de Cuba para lograr la independencia de varios países, la derrota del apartheid y enviar a decenas miles de profesionales para impulsar el desarrollo en muchas de sus naciones, fueron cambiando las reglas del juego en ese continente.
Pero entremos en materia. Los días 27 y 28 de julio se efectuó en San Petersburgo la II Cumbre Rusia-África, y pese a los chantajes y amenazas que ejercieron Estados Unidos y la Unión Europea para que los gobiernos del continente africano no asistieran, allí participaron altos delegados de 49 países, incluyendo jefes de Estado y de Gobierno.
Washington había dado la orden a la dirigencia de la Unión Europea y de la OTAN para que los medios hegemónicos de comunicación criticaran, denigraran y calificaran como un fracaso esa reunión pues no quiere que Moscú continúe fortaleciendo las relaciones económicas y políticas con ese continente.
En el cónclave se oyeron voces como las del presidente de la Unión Africana, Azali Assoumani, quien agradeció al pueblo ruso por esta fraternal y calurosa acogida y el impulso que se darán a las relaciones económicas y políticas.
La realidad es que las naciones occidentales quieren mantener controles sobre un continente que cuenta con más del 30 % de todos los recursos naturales del mundo: el 7 % de las reservas mundiales de gas natural, el 8 % de las reservas mundiales de petróleo, el 9,6 % de las reservas mundiales de mineral de hierro, el 35 % de las de cromo, más del 40 % de las de bauxita, el 50 % de las de cobalto y manganeso, el 90 % de las de metales del grupo del platino, el 10 % de las de cobre, el 50 % de las de roca fosfórica, el 11,5 % de las de litio.
Con una población que ya ronda los 1 500 millones de habitantes, muchos yacimientos aún no han sido explorados y la experiencia rusa en minería tiene demanda allí, y tras la Cumbre el panorama puede cambiar significativamente.
El presidente ruso, Vladimir Putin al abordar en la Cumbre los puntos comunes, dijo que "abogan juntos por la construcción de una arquitectura nueva, más justa, del orden mundial. Juntos defienden el derecho internacional, la carta de la ONU y el papel central de esa organización mundial".
Afirmó que fueron los primeros en acudir en ayuda de los Estados del continente durante la pandemia del coronavirus, se proporcionó de forma gratuita laboratorios médicos móviles y millones de sistemas de diagnóstico, y se instaló un centro especial para el estudio de infecciones. Moscú, sentenció, seguirá participando en los esfuerzos para aliviar la carga de la deuda de los países africanos, de la que ya se han cancelado 23 000 millones de dólares.
A raíz de las últimas solicitudes de los países africanos, Moscú destinará más de 90 millones de dólares para su desarrollo y aumentará, el suministro de productos agrícolas al continente, incluso a pesar de las restricciones impuestas a su exportación.
El intercambio comercial entre Rusia y África en 2022 fue de 18 000 millones de dólares y ya en lo que va de 2023 ha tenido un aumento del 35 % para llegar a 24 300 millones de dólares.
En temas energéticos en la Cumbre se plantearon la realización de 30 proyectos en 16 países africanos; se lanzará una zona de industrial cercana al Canal de Suez en la que las partes llevarán sus productos lo que ayudará a las dos regiones.
Los asistentes al cónclave analizaron el derrotero a seguir para ir dejando el dólar en las transacciones comerciales y hacerlas en las monedas nacionales.
Rusia aseguró que tenía la capacidad de surtir con cereales a países africanos y se comprometió a enviarles en los próximos meses de 25 000 a 50 000 toneladas. En los primeros seis meses de 2023 suministró casi 10 millones de toneladas.
Occidente pese a la enorme campaña desinformativa y de amenazas que lanzó contra los gobiernos del continente africano, no pudo evitar el respaldo político que recibió el gigante euroasiático en apoyo al conflicto por desmilitarizar y desnazificar a Ucrania. La Cumbre resultó un éxito y confirmó que Rusia no ha podido ser aislada y a la par renovó sus fuertes vínculos históricos con África.