Una breve respuesta ecomunitarista (Y no sólo para Uruguay)

¿Por qué tener el derecho a jubilarse a una cierta edad y de hacerlo con una retribución decente?

Un compañero sindicalista uruguayo me pidió un breve texto sobre la cuestión jubilatoria, para llevarlo a la consideración de diversas instancias de la principal Central de trabajadoras-es del Uruguay (el PIT-CNT), que hoy está enfrascada en una importante reflexión y acción referente a ese tema (en el contexto del tema más abarcador de la Seguridad Social).

Las líneas que siguen pretenden satisfacer su pedido (y quedan sometidas a la crítica y observaciones de cada lector-a, y no solo de Uruguay).

La palabra "trabajo" viene de la expresión latina "tripalium" que se refería a un instrumento de tortura (formado por tres palos a los que la víctima era estaqueada). Y recordemos que ya la Biblia abordaba la actividad productiva como un castigo y sufrimiento cuando dice que, por haber pecado, Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso y obligados a ganarse el pan con el sudor de su frente.

Pero hay que preguntarse ¿es justo y fatal que ello sea así?

Y la respuesta es negativa. En el mundo entero hay ejemplos de diversas actividades productivas (agrícolas, de pesca, etc.) en las que las gentes participan (o participaban) cantando y compartiendo sonrisas y chistes.

También hay que reflexionar acerca de la pregunta sobre si el ser humano debe vivir para producir (trabajar), o debe y merece producir (trabajar) para vivir. En Nuestramérica hubo relatos de Misioneros que se asombraban de que en los pueblos originarios las personas trabajaban lo mínimo indispensable para cubrir sus necesidades y el resto del tiempo lo dedicaban a compartir con familiares y amigos, o simplemente a disfrutar del ocio.

La respuesta ecomunitarista dice que para que las personas puedan desarrollarse según las vocaciones y preferencias de cada una, el tiempo en el que producen con y para la comunidad debe ser el mínimo necesario. Así sobrará abundante tiempo para dedicarlo, por ejemplo, a los afectos, al deporte educativo-cooperativo, a las artes, a la cooperación comunitaria voluntaria, y al simple disfrute de la vida en el ocio que revigora el cuerpo, la mente y el ánimo.

Por eso debe ser fijada una duración máxima para la jornada laboral y una edad que dé derecho a pedir la jubilación. Hace un siglo que la primera ha sido fijada en buena parte del mundo en 8 horas diarias (y hoy entre 40 y 48 horas semanales), y dado el gigantesco aumento que la productividad ha conocido en ese siglo, es hora de que se disminuya su extensión diaria y semanal, sin disminución del salario. (Según la OIT la jornada laboral semanal promedio actual en Uruguay es de 42, 1 horas; ver nuestro breve artículo sobre la disminución de la jornada laboral en https://www.aporrea.org/internacionales/a321568.html )

Y la edad mínima que daba derecho a la solicitación de la jubilación había sido fijada en muchos países en 60 años. Porque se consideraba que a esa edad la persona ya había contribuido más que lo suficiente con la comunidad, y que los avances de la Medicina le permitían gozar aún de algunos años sin la exigencia de horarios obligatorios, para poder dedicarlos a las actividades o al ocio voluntarios a los que nos referimos antes.

Hoy en perspectiva ecomunitarista reafirmamos la pertinencia de esa edad (y habrá posibilidad de reducirla progresivamente en el futuro, cuando usando el gran desarrollo tecnológico ya obtenido y habiendo sido eliminado el desempleo, cada persona, contando con la contribución de todas las personas aptas para producir, pueda trabajar menos sin que por ello sea afectada la satisfacción de las necesidades del conjunto de la comunidad). Hoy la Constitución de cada país (y eventualmente la de cada Departamento/Provincia/Estado) debe fijar en 60 años (o menos) la edad mínima (que no pueda ser aumentada en ningún caso) a partir de la cual se accede al derecho de pedir la jubilación. Para algunas situaciones/profesiones (como las insalubres) esa edad deberá ser menor.

Ahora bien, el lema fundamental del Ecomunitarismo reza: "De cada un@ según su capacidad y a cada un@ según su necesidad, respetando los equilibrios ecológicos y la interculturalidad".

Ese lema apunta, entre otras cosas, a que la jubilación debe tener un montante mínimo (en dinero o en especie y servicios, pues el Ecomunitarismo prevé la futura eliminación del dinero) que permita a cada persona satisfacer sus necesidades (y contribuir a la satisfacción de las de sus familiares y allegados). Ese montante varía de cultura a cultura y de país/región a país/región y debe ser establecido y periódicamente corregido en cada uno de esos contextos.

Si a algunos aquel lema le parece demasiado soñador le recordamos que en la cultura incaica no había miseria ni mendicidad (como nos lo refiere el Inca Garcilaso de la Vega) y que incluso los huérfanos, viudas y personas con necesidades especiales (como los ciegos, a quienes se daba la labor de desgranar el maíz) recibían lo necesario para vivir dignamente. Hoy, con la gigantesca productividad que las actuales tecnologías permiten y permitirán, es totalmente posible satisfacer las necesidades básicas (en materia de alimentación, vivienda, salud, educación/cultura, etc.) de cada miembro de la Humanidad; basta que la comunidad asuma la administración de los medios de producción para que los frutos de los mismos se distribuyan de la manera señalada. La Constitución de cada país (y eventualmente la de cada Departamento/Provincia/Estado) debe fijar un parámetro irreductible para esa retribución básica.

Mas el lema fundamental del Ecomunitarismo nos exige respetar los equilibrios ecológicos, lo que significa que la satisfacción de las necesidades en cuestión nunca podrá comprometerlos, y que se debe evitar toda devastación o contaminación grave e irreversible (al tiempo en que se produce sin agrotóxicos ni transgénicos, se reducen-reutilizan-reciclan los insumos y residuos, y se usan predominantemente energías limpias y renovables, como la solar y la eólica).

Para estos temas y muchos otros (relativos a la economía ecológica y sin patrones, a la democracia predominantemente directa, a la integración soberana y solidaria de Nuestramérica y de la Humanidad, a la educación ambiental/sexual/física/estética en todos los espacios y para todas las edades, y/o a la administración y uso de los medios de comunicación), puede consultarse el libro "Introducción al Ecomunitarismo y a la educación ambiental. Lectura chilena de la obra de Sirio López Velasco" (organizado por José de la Fuente Arancibia y Ricardo Salas Astraín) y disponible gratuitamente en https://library.oapen.org/handle/20.500.12657/51640

en https://zenodo.org/record/5745105#.YaZXEdDMI2w

en https://dlc.dlib.indiana.edu/dlc/handle/10535/10827

y en https://es.scribd.com/document/561776175/Introduccion-Al-Ecomunitarismo-y-Educacion-Ambiental



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Sirio López Velasco

Uruguayo-brasileño-español. Filosofo y Lingüista, profesor universitario jubilado

 lopesirio@hotmail.com

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