"Que dejemos de quemar banderas dominicanas y haitianas, aquí y allá. Que mejor nos dediquemos a quemar muñecos del Tío Sam, allá y acá; o los símbolos del Pentágono, la CÍA y USAID"
En tiempo de odios empapados de racismo y xenofobia, cuando el neoconservadurismo mental destila anti-haitianismo y violencia por muchos poros de la clase gobernante, de su partidocracia, generalato, academias, elites capitalistas pervertidas y el propio Palacio Nacional, estos son nuestros anhelos insulares:
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Que nunca olvidemos la alta valoración de nuestro prócer de nuestra independencia, Juan Pablo Duarte, sobre el pueblo haitiano, su pionera independencia en Nuestra América y su revolución anti-esclavista. Ni. el aporte a la unidad insular del Comando Haitiano en la revolución de Abril de 1965 y el impactante sacrificio de su joven poeta Jacques Viaux, héroe de la Guerra Patria contra el yanqui invasor (1965).
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Que nunca despreciemos el significado de la lucha restauradora, liderada por Gregorio Luperón, hasta derrotar la anexión a España y la traición de falsos independentistas; ni la epopeya de Caamaño y los constitucionalistas frente a la intervención imperialista de 1965.
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Que dejemos de quemar banderas dominicanas y haitianas, aquí y allá.
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Que mejor nos dediquemos a quemar muñecos del Tío Sam, allá y acá; o los símbolos del Pentágono, la CÍA y USAID; a repudiar al FMI, demandar la salida de RD del Comando Sur, de las megamineras Uni Gold, Gold Corp, Barrick Gold, Falcondo, y las tropas extranjeras de Haití. O a combatir sin tregua el decadente neocolonialismo insular.
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Que las embajadas piqueteadas sean las de EE. UU y las de las grandes potencias que agreden –y destruyen- a países que luchan por la justicia y la autodeterminación.
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Que contribuyamos a crear la Federación Insular dominico-haitiana como parte de la Unidad Antillana y la Confederación de Repúblicas Latino-caribeñas, y entendamos que la patria son los seres queridos, el vecindario, el barrio, el pueblo, la ciudad, el campo, la escuela, la universidad, la fábrica…con su diversidad cultural, humana, ambiental y social; no importa el color de su piel, de quienes las habitamos, sus creencias, su forma de hablar, su origen, su sexo, su edad, su orientación sexual…
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Que patria es humanidad.
Es nuestro terruño y pueblos vecinos. Es el Caribe, es nuestra América, el planeta, suma de todas las identidades culturales.
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Que las Patrias chicas deben construir la grande, tupamarista, bolivariana, guevarista, y la Patria-Humanidad; donde reine la igualdad en la diversidad y prime el verdor, la vida, el amor y la felicidad colectiva.
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Que pensemos llamarla también MATRIA y sembrarle socialismo y flores, porque PATRIA viene de patriarcado y es injusto excluir la otra mitad sublime de la humanidad y prologar por más tiempo las opresiones y la miseria.
