La lucha continúa

Anoche, por orden del Presidente Uribe, la policía nos desalojó a los gaitanistas de la Casa-Museo Jorge Eliécer Gaitán, a pesar de haber presentado la escritura y el certificado de tradición y libertad que me acredita como única dueña del lugar.

El próximo martes interpondremos una tutela para que nos restituyan la casa, que incluirá las demandas por calumnia que el rector de la Universidad Nacional, Moisés Wasserman, ha lanzado contra mí para justificar su arbitraria manera de proceder. Dice que fuí retirada de allí por malos manejos, a pesar de que la justicia ya falló absolviéndome de los cargos e, incluso, haciendo grandes elogios de mi comportamiento a la cabeza del Instituto Gaitán.

Le envío en anexo las palabras que pronuncié en la pequeña ceremonia que, lamentablemente a la fuerza, realizamos ayer para festejar el retorno de los gaitanistas a una casa que debe estar en manos de los seguidores del ideario de mi padre. Un abrazo y la lucha continúa, Gloria Gaitán



La lucha continúa

No acostumbro a escribir mis palabras cuando hablo en público, pero hoy he querido hacerlo para que ustedes guarden este mensaje como testimonio del objetivo que nos reúne, que es el de comprometernos en la batalla de hacer posible que este lugar sagrado de la patria cumpla el objetivo para el cual fue ideado.

Estamos aquí reunidos en torno al surco donde está el cuerpo de mi padre, sembrado en tierra traída de todos y cada uno de los municipios de Colombia, regada con aguas recogidas en los mares del Pacífico y del Caribe y con agua traída del canal de Panamá y arena de Playa Girón.

Nos reunimos aquí cuando el decurso de los hechos, que son tozudos, retoman el camino normal de ver la tumba de mi padre rodeada de fervientes amigos, que recuerdan su nombre y su lucha con gran veneración. Se superan así los nefastos años en los que un grupo de empleados a sueldo, sin mística ni compromiso, se adueñaron de este altar de la patria, para entregar el legado histórico, que aquí tiene sus raíces, a la ideología de un gobierno que prefiere ver morir a sus compatriotas antes que adentrarse por el camino de la comprensión, del diálogo y del humanismo.

En este altar de la patria primaron temporalmente el orgullo y la prepotencia, en un intento vano de expulsar y marginar a quienes tenemos como brújula de nuestra vida el ejemplo de lucha de Jorge Eliécer Gaitán.

El edificio que rodea la Casa-Museo Jorge Eliécer Gaitán, el EXPLORATORIO NACIONAL, fue concebido como sede del Instituto Gaitán, para abrirle paso a la DEMOCRACIA DIRECTA que, más temprano que tarde, sustituirá a la democracia burguesa o representativa que hoy impera en Colombia.

Mi padre precisaba los objetivos de su lucha diciendo:

“Lo que queremos es la DEMOCRACIA DIRECTA, aquella donde el pueblo manda, el pueblo decide, el pueblo ejerce control sobre los tres poderes de la democracia burguesa: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial y que, además, garantice la equidad en el apecto económico. Allí donde el pueblo es el pueblo, el pueblo ordena y ejerce un mandato directo sobre y en control de quienes han de representarlo. Todo esto exige trabajar honda y apasionadamente en el cambio de una cultura que despierte en el pueblo voluntad para regir directamente sus destinos y exige un profundo cambio constitucional para disponer de una Constitución acorde con la necesidad de un mandato popular directo sobre los destinos de la patria, que elimine los filtros que la democracia burguesa establece y defiende”.

Algunos, al hablar de mi padre, sólo lo asocian a la explosión de ira popular que produjo su asesinato el 9 de abril de 1948, a manos de la CIA y de la oligarquía liberal y conservadora, en el complot que denominaron “Operación Pantomima”. Pero mi padre no nació el 9 de abril, fue una vida de lucha desde su más temprana edad. Ya en 1917, a los 14 años, la prensa colombiana registraba su tesonera actividad política. Su vida entera la consagró – no a ser presidente de la República en un cambio de gobierno – sino a cambiar la estructura política del país para alcanzar el único sistema de gobierno que le otorga el poder al pueblo: la DEMOCRACIA DIRECTA.

Y este edificio, que hasta ahora se ha levantado en un 75% “contra viento y gobierno” está ideado como sede del cuarto poder, el PODER CIUDADANO, que se adiciona a los tres poderes de la democracia representantiva que también tienen su locus: la Casa de Nariño para el poder ejecutivo, el Capitolio Nacional para el poder legislativo y el Palacio de Justicia para el poder judicial.

Pero como esta DEMOCRACIA DIRECTA requiere un cambio de cultura, mientras llega el momento del cambio de sistema, cuando superaremos la concepción burguesa de la democracia, este “locus” ha de servir como complejo cultural para moldear esa nueva cultura que despierte la voluntad en el pueblo para regir directamente sus destinos y para ello habrá de funcionar:

* Un museo de las luchas populares, que despierte la autoestima en el pueblo, donde se reconozca como protagonista central del desarrollo histórico y comprenda a cabalidad que “el pueblo es superior a sus dirigentes”, como lo expresó mi padre en forma contundente y que hoy es mensaje que recorre los más remotos rincones de Colombia en el billete de mil pesos.
* Una academia de historia popular para recoger el legado histórico protagonizado por el pueblo en pos de que el País Nacional reconozca su importancia y, por ende, la necesidad de un ejercicio directo del poder.
* Un Centro de Documentación de la memoria para que el País Nacional recupere y ponga a la luz sus raíces históricas y, por ende, se alimente del pasado para construir el futuro.
* Un Metiseo que, como museo de cuarta generación, permita en su recorrido que cada visitante haga una arqueología de su saber, para que comprenda cuáles son los “quistes psicológicos” que lo mantienen atado a un sistema que niega los intereses de las grandes mayorías.

Todo esto ha de funcionar en el EXPLORATORIO NACIONAL que nos rodea, ya que los terrenos donde se construye el inmueble fueron expropiados para cumplir el precepto ordenado por la Ley 34 del 17 de mayo de 1979 que dice en su artículo primero que: “La finalidad de la presente ley es desarrollar por medio de los instrumentos que en ella se crean las metas contempladas en el ideario de Jorge Eliécer Gaitán”.

Para cumplir esas metas se declararon de utilidad pública los terrenos que rodean la Casa-Museo y se ordenó construir EL EXPLORATORIO NACIONAL, que no es un museo sino un instrumento al servicio de la construcción de una DEMOCRACIA DIRECTA, como era el objetivo de lucha de Jorge Eliécer Gaitán y mucho menos aulas universitarias, para alimentar la “frialdad dolosa de los académicos” de que hablaba mi padre.

Que no nos engañen con supuestos homenajes a la manera de “sepulcros blanqueados”. Dice la Universidad Nacional, al servicio del gobierno, que abrirá una biblioteca con el nombre del líder popular. Eso no desarrolla las metas contempladas en el ideario de mi padre, como tampoco se desarrolla el ideario de Julio Mario Santodomingo o Virgilio Barco con el funcionamiento de las bibliotecas que llevan sus nombres. También nos dicen que existe una cátedra “Jorge Eliécer Gaitán”, pero allí se habla de cualquier cosa, menos del pensamiento de Gaitán. Se le pone un nombre a diversas actividades como quien coloca una lápida encima de un cadáver o, como dijera Chávez refiriéndose a “los homenajes” de la oligarquía Venezolana a Bolívar: “erigen estatuas en bronce para que las palomas se caguen en ellas”.

Nuestra lucha es y será la de convertir este complejo arquitectónico en el bastión de un cambio de sistema que permita que impere en Colombia una DEMOCRACIA DIRECTA. Ese es nuestro objetivo y allí llegaremos.

GLORIA GAITÁN

Bogotá, junio 30 de 2007 y siempre.


Acompáñenos los sábados en el Café Gaitán, de 10.00 am a 12 m.

Calle 23 No.7-73 Bogotá, D.C. – correo-e: abril91948@yahoo.es.



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