Ecuador en la lucha por una nueva independencia

La campaña electoral por la Constituyente, según los medios del hermano país, se destaca por la ausencia de contenidos en la propaganda proselitista y la ausencia de una propuesta constitucional estaría a la orden del día en la agenda de los postulantes quienes en su irresponsabilidad convirtieron la jornada comicial en una suerte de “campaña presidencial”, invadiéndola de ofrecimientos de solución (que no vienen al caso), respecto de problemas principalmente de tipo socio-económicos confundiendo con ello al electorado nacional y desvirtuando el sentido y razón de la convocatoria hacia la Constituyente.

La oposición, lejos de avocarse a convocar políticamente al pueblo soberano del hermano país a los fines de la Reforma Constitucional, su conducta proselitista pareciera ser la encaminan a la búsqueda de perturbar la gestión del compatriota Presidente, quien sin una oposición seria, en este momento lleva sobre sus hombros, la responsabilidad histórica de gobernar la Patria del prócer José Joaquín Olmedo.

A todo evento, pareciera ser que los enemigos de los cambios en Ecuador, no toleran la propuesta revolucionaria en consecuencia, la campaña se ha desarrollado en un marco de conflictividad que terminó involucrando a las instancias ejecutiva y legislativa; a la banca financiera nacional e internacional y, de modo resaltante, a los medios de comunicación, quienes (como el resto de las oligarquías en América latina), no disimulan su desprecio por el Pueblo y la posibilidad que en el marco de la Reforma Constitucional, el soberano de esa nación se favorezca política, económica y socialmente de las modificaciones y ulteriores Leyes que ocurran en virtud de la evolución Constitucional.

En ese sentido, al igual que en nuestro país, los medios de comunicación ante la torpeza de los políticos tradicionales, se plantean asumir (valga decir sustituir), el rol de los partidos (concepción clásica positivista de la política), de mediadores entre la sociedad civil y el Estado con el objeto de canalizar las demandas que de ésta surjan hacia el gobierno y demás instituciones.

Partidos como el de la Sociedad Patriótica (PSP), comandado por el ex Presidente, Lucio Gutiérrez, se disputa junto a los medios de comunicación, conquistar la voluntad popular en contra del compatriota Presidente, Rafael Correa; quien por medio de sus propuestas progresistas pone en peligro los interese de las fuerzas tradicionales a lo interno y de sus pares imperiales en la Región al sumarse a la propuesta libertaria continental bolivariana.


De allí, los ataques emprendidos por los opositores, quienes según hemos podido observar y evaluar, no escatimarán esfuerzos para distorsionar la agenda liberadora que Correa asume, con base a un análisis político ideológico similar al implementado en Venezuela en contra del Presidente Hugo Chávez. De lo que se trata a todo evento, es perjudicar la propuesta política “correista” y todo lo que ello conlleva.

Así como el Comandante Chávez, en su momento intentaron asociarlo con el “terrorismo internacional” y el “eje del mal” (según Tío Sam), hoy al Presidente Correa ansían asociarlo a su homólogo venezolano. La plana gringa es la misma y la conducta de los traidores, similar. La arremetida neoliberal no cesa.

Según pudimos constatar, no obstante la embestida neo imperial, la tendencia sobre el resultado electoral nos indica sobre el crecimiento del movimiento progresista y democrático, cada vez más identificada con la propuesta por el “Movimiento País” que lidera el Presidente Rafael Correa. La tendencia a superar el 60% de la preferencia electoral, es innegable.

Por su parte, las fuerzas progresistas y de la izquierda histórica, conservan sus porcentajes históricos; lo que se traduce en un claro arrojo del pueblo ecuatoriano a los cambios propuestos para la Reforma; así como, de las estructuras políticas e instituciones. A nuestro juicio, la Asamblea Constituyente podría ser un hecho inexorable que conllevaría la disolución del actual Congreso Nacional, principal obstáculo respecto de los cambios que la oligarquía e intelectuales de la burguesía criolla se niega a apoyar.

No en balde, no son casuales los apoyos por ellos recibidos a través de organizaciones extranjeras como la USAID de los Estados Unidos, quien al igual que en nuestro país y otros pueblos hermanos financian a quienes como sigüines en cada uno de ellos se prestan a defender los intereses del capital transnacional y las políticas imperiales de ocupación en nuestro Continente.

No obstante lo anterior, es factible que a la luz de las líneas programáticas presentadas por Correa (protección de los recursos naturales; resguardo de la soberanía; defensa de derechos sociales y otros), para la reforma se produzcan y se concreten alianzas entre y con los distintos sectores de la izquierda, progresista y democrática, que seguro darán equilibrio a las previsibles deserciones de quienes habiendo sido elegidos desde el Movimiento Político que conduce Correa y su gente, estos últimos se vuelquen a asociarse con quienes se considera están identificados con los verdaderos intereses de la burguesía criolla y el gran capital. Cualquier parecido con nuestra realidad, es pura coincidencia.

La miseria humana pareciera ser ineluctable por lo que no la podemos soslayar. Lo sabe Correa y Chávez también.


(*) Politólogo e Internacionalista

Magíster en Seguridad y Defensa

monlan2001@yahoo.com


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Manuel José Montañez Lanza (*)


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