La política de exterminio es la paz que predica Uribe

La reciente agresión de las fuerzas militares de Colombia a Ecuador, donde se produjo una masacre, asesinando a 17 miembros de las Fuerzas Armadas de Colombia (FARC), entre estas victimas estaba Raúl Reyes, comandante y miembro del secretariado. Este hecho pone nuevamente al descubierto, cual es la política de paz del presidente Uribe, la estrategia de tierra arrasada, no solo en su territorio nacional, sino que viola la soberanía de los países vecinos.

La información entregada a la prensa nacional e internacional, sobre una persecución en “caliente” en el argot militar, originando un enfrentamiento con la FARC, fue desmentida por las autoridades ecuatorianas. El presidente Rafael Correa explicó que “casi todos los cadáveres estaban en ropa de dormir, lo que descarta la versión oficial colombiana de que haya sido una persecución en caliente y en legítima defensa”.

“Fue una masacre. Los aviones colombianos ingresaron al menos 10 km a nuestro territorio para realizar el ataque desde el sur, luego llegaron tropas transportadas en helicópteros que culminaron la matanza, incluso se hallaron cadáveres con tiros en la espalda”, aseguró.

Las actividades militares colombianas van conformando un peligroso proceso regional.

En el año 2004 dos sucesos, marcaron la presencia de actividades extraterritoriales colombianas, el gobierno venezolano capturó a 88 paramilitares que se entrenaban para dar un golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez. Este grupo perteneciente a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), contaba con equipos y pertrechos militares en una hacienda en el sector montañoso Sabaneta de Baruta, en las afueras el sureste de Caracas.

El otro hecho, que motivo un conflicto diplomático fue la aprehensión del dirigente de las FARC Rodrigo Granda el 13 de diciembre de 2004. El hecho se produjo en violación de las leyes venezolanas al no cumplirse con ninguno de los requisitos legales vigentes y sin consultar a las autoridades competentes; Granda fue llevado a la ciudad fronteriza de Cúcuta, donde lo arrestaron formalmente las autoridades colombianas.

El gobierno colombiano inicialmente anunció la captura de Granda en Cúcuta el 4 de enero del 2005 sin hacer referencia a los hechos ocurridos en Caracas. El ministerio del Interior de Venezuela inició una investigación al respecto cuando surgieron las primeras denuncias, entre ellas las de la diputada Iris Varela y del diputado Luís Tascón, referentes a que Granda habría sido secuestrado en complicidad con funcionarios policiales venezolanos que habían sido sobornados, en violación de la soberanía del país.

El ministerio de Defensa de Colombia reconoció el 12 de enero que se había pagado, una recompensa por capturar al miembro de las FARC, pero negó que se hubiera violado la soberanía venezolana. El 13 de enero Venezuela llamó a consultas a su embajador, generando una protesta ante el gobierno de Colombia.

También en Ecuador se han suscitado otras incursiones de fuerzas militares colombianas, además las fumigaciones indiscriminadas de plantíos, con plaguicidas de alto nivel tóxico, fueron ejecutadas en los territorios fronterizos de Ecuador. Hecho que fue denunciado por el gobierno del presidente Correa, creando un incidente diplomático entre ambas naciones.

Varios países latinoamericanos desaprobaron o condenaron la acción militar de Colombia.

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, expresó este lunes su total desacuerdo con la incursión del Ejército colombiano en territorio ecuatoriano durante una operación contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). "No podemos estar de acuerdo en que no se respeten las fronteras y lamentamos que Ecuador se haya sentido agredido", manifestó Bachelet.

La presidenta chilena declaró que "las fronteras entre los países se basan en acuerdos internacionales" y advirtió de "la extrema delicadeza" que comporta el hecho de "que se puedan traspasar por cualquier objetivo, legítimo o ilegítimo".

"Argentina está muy consternada y preocupada ante una evidente violación de la soberanía territorial de un país de la región como es Ecuador", afirmó este lunes una fuente de la cancillería.

La crisis diplomática que se abrió en la región motivó al canciller argentino Jorge Taiana a mantener contactos con sus pares de Brasil, Chile, Ecuador, Colombia, Paraguay y Venezuela.

Taiana, quien está en Ginebra donde participaba este lunes de una sesión del Consejo de Derechos Humanos de ONU, acordó con los cancilleres mantenerse "activos y en permanente contacto para intercambiar información, realizar consultas y trabajar para coordinar una posición común", ante la escalada del conflicto, dijo la fuente.

Tras el episodio, Ecuador y Venezuela cerraron el domingo sus embajadas en Bogotá y movilizaron tropas a la frontera con Colombia.

Posición asumida por el gobierno de Ecuador.

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, expresó que “Luego de la visita por parte de nuestras fuerzas armadas y autoridades políticas del gobierno a la zona de ataque, irrefutablemente se confirma que el Ecuador sufrió un planificado ataque aéreo y una posterior incursión de tropas colombianas, con plena conciencia de que estaban violando nuestra soberanía”.

Para Correa, todo esto demuestra que el Ministerio de Defensa colombiano, la Cancillería de dicho país y el propio presidente Uribe, más aún cuando le informó del hecho vía telefónica, le están mintiendo a Ecuador y al mundo.

Venezuela condena la acción militar y cierra su embajada.

El retiro de todo el personal que labora en la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Colombia, la ordenó el presidente Hugo Chávez, ante la escalada de tensiones generada por el asesinato del número 2 de las FARC, Raúl Reyes, mediante una incursión armada de Colombia en territorio del Ecuador.

Durante el programa Aló Presidente, que se realizó en la Plaza Caracas, el Presidente venezolano fijó posición respecto al incidente y ordenó al ministro de Defensa, general Gustavo Reyes Rangel Briceño, mover diez batallones de tanques a la frontera con Colombia; así como el despliegue de la Aviación Militar Venezolana.

Resaltó que en Venezuela “no queremos guerra”; sin embargo aseguró que “Colombia es un Estado terrorista, sujeto al gran terrorista que es el Gobierno de Estados Unidos y su aparataje. Si tuviéramos que dar el Ayacucho del siglo XXI, lo daremos y será en Colombia, la liberaremos de la mano del imperio”

Respecto al asesinato de Raúl Reyes, aseguró que “no es un golpe contra las FARC, es un golpe contra la paz, contra el acuerdo humanitario y contra la Unasur, la unión de Suramérica”. Sobre este punto anunció que Venezuela no asistirá a la Cumbre de Unasur, programada para los días 28 y 29 de marzo en Cartagena, Colombia; toda vez que este país promueve iniciativas para la división de la región.

Igualmente consideró que ante un hecho de tal magnitud, como la violación de la soberanía de un país mediante una incursión armada, la comunidad internacional y los países suramericanos deben pronunciarse.

Esta escalada militar podría conformar una peligrosa regionalización del conflicto a Ecuador y Venezuela en el marco del Plan Colombia.

Los intensos ataques del gobierno de Uribe a Venezuela, sobre la supuesta presencia de campamentos de las FARC, como la existencia de plantíos de droga, han venido conformando una matriz intervensionista. Como calificar al presidente Chávez, de defensor del terrorismo internacional, forman parte de la estrategia del gobierno de Bush, de regionalizar un conflicto bélico, como lo escenificaron en Centroamérica en 1979, contra la revolución sandinista.

El gobierno ha venido acuñando la tesis de “tierra arrasada”, como solución al conflicto bélico interno, en clara contraposición a la paz, esta tesitura no es nueva, ha estado presente en Colombia, desde hace más de medio siglo. Los miles de ciudadanos colombiano asesinados, son el reflejo de una oligarquía y un Ejercito Militar, adoctrinado para el asesinato, la tortura y otras formas de exterminio.

Los vínculos de políticos al narcotráfico y los grupos de autodefensa, han sido demostrados por pruebas irrefutables, los constantes testimonios de jefes paramilitares detenidos, han puesto al descubierto no solo vínculos, con políticos del gobierno, sino la relación estrecha de estos grupos irregulares, con la Fuerzas Armadas, desde asesoramiento, armamento y operaciones conjuntas.

Hasta algunos jefes paramilitares, han dado testimonio de que el presidente Uribe, recibió financiamiento para su campaña, además se entrevisto con algunos de ellos, existen fotos donde aparece el presidente, con cabecillas de la autodefensas. Pero para EEUU estos hechos no son condenables, el uso de lideres mundiales cuestionables, han sido una practica constante, como fueron Noriega en Panamá (colaborador de la CIA), Sadam Hussein armado por EEUU para atacar Irán, Bin Laden fundador de la red terrorista Al Qaeda, siendo este último entrenado por la CIA en la guerra en Afganistán contra la extinta URSS.

La gravedad de esta masacre en tierra ecuatoriana, no solo por el hecho un vil asesinato, es que puedes ser la punta de una madeja, de un plan preparado para agredir, a los países vecinos, bajo el argumento de combate a las guerrillas o el narcotráfico. Porque tanto Venezuela como Ecuador, defiende un nuevo orden social, la defensa de sus soberanías, hecho imperdonable para el imperialismo estadounidense, como su nuevo caballito de Troya en América latina.


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Diego Olivera

Periodista. Director de Barómetro Internacional

 diegojolivera@gmail.com

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