Campesino, guerrillero, e invencible

Manuel Marulanda Vélez, retirada estratégica

Los militares estadounidenses, o americanos como suelen llamarlos algunos, queriendo decir norteamericanos (yanquis o gringos), son los peores soldados del planeta. La victoria les ha sido escamoteada una y otra vez, por fuerzas militares, casi siempre, inferiores a su estrambótico poder, pero infinitamente superiores en lo moral. Cuando en alguna ocasión han ganado alguna contienda, esta se convierte en una asquerosa guerra sucia o en un atroz genocidio. En lo que siempre han resultado vencedores es en la guerra económica, su verdadera vocación, con operaciones tan insensatas y criminales como la de Hiroshima, que dejó 83 mil muertos civiles en segundos, y por la cual, hasta ahora, no han dado ninguna explicación, si es que cabe; ni nadie ha ido a parar a una cárcel, acusado de criminal de guerra, como cabria, si se impusiera en este mundo, un mínimo sentido de justicia. Sus Comandantes en Jefe, los Presidentes de los Estados Unidos, mandan a matar a los líderes que les adversan, desatan la guerra de ablandamiento, donde someten al pueblo en cuestión a toda clase de martirio terrorista y desarme, antes de ordenar “tierra arrasada”. Es decir, el terrorismo ha sido su doctrina militar per se.

Sobre montañas de cadáveres como esta, o la de Nagasaki, comenzaron a tejer su poderío, siempre en territorios allende sus fronteras. Y quizá su primer y gran enemigo indescifrable fue el sur, una vez que acabaron hasta con los animales del “oeste salvaje”. El sur entendido, como lo que existe y está, más acá del Río Grande y encarnado en la envergadura creadora de “El Libertador”, al cual, a despecho de no poder descifrar, llamaban “el peligroso loco del sur”.

Resulta que los pueblos se curten con la fuerza de su propio imaginario, y sus líderes son producto de esta creación colectiva que a su vez alimenta el imaginario popular. Bolívar marcó con su practica, al pueblo venezolano y este, heredero inmediato de su legado, tiene encriptado, el código que le permite, no solo portar la llama independentista y liberadora, sino la fuerza que detiene y derrota a los imperios del mundo: su obra mas colosal. Este es uno de los grandes problemas sin resolver del imperio. No la ha entendido ni lo entenderá, y en donde, como se vislumbra, se perfilan hacia otra derrota, esta vez total, por su descalabro económico; es nuestra tarea trabajar en ello.

Pedro Antonio Marín Marín, el querido Comandante Manuel Marulanda Vélez, desarrolla esa condición de enigma para el imperio. Invencible en mil batallas contra gringos de toda ralea. Jamás fue herido ni capturado, ni lo capturaran. No se arrodilló ni mendingó la paz. Tiene la facultad de invisivilizarse detrás del filo de la rula. Vuela sobre la geografía con la facilidad con que corren las ardillas, y es la montaña misma. Nunca lo engañaron, ni lo embolató el canalla oligarca. Maestro de la estrategia. Vive tácticamente, enseñando y aprendiendo entre los suyos: los campesinos. El monte, los llanos y la selva son el agua para sus peces. Combate entre dos siglos y dos milenios al imperio más poderoso de la historia de la humanidad. Se enfrenta a la maquinaria bélica más destructiva de todos los tiempos, a la más alta tecnología asesina que no lo puede ver ni en pintura. Solo con sus sofisticados aparatos de visión nocturna le podrán mirar su sombra. Sus satélites de última generación, vagan erráticos, heridos y tristes al igual que sus pájaros del mal agüero, incapaces de ir tras el viento. Los genios de de la CIA no pueden capturar su voz. Tiro Fijo no morirá, lo hará cuando se rinda el pueblo colombiano, cuando se desplomen sus montañas y corran sus selvas a esconderse en la amazonía.

Su preciado legado, para desgracia del imperio, está constituido de la inquebrantable voluntad de lucha, la que no admite entre sus aparejos, la derrota. Su innegociable posición programática, no contempla los negociados de poder con la rancia vengativa, enferma de odio y asesina oligarquía colombiana. La única reconciliación posible pasará por la captura del poder por el pueblo, sin la cual no habrá ni desmovilización, ni entrega de armas. El “Ejercito del Pueblo”, las “FARC”, combatirán mientras exista el imperio enemigo del pueblo colombiano.

Querido Comandante: la tenacidad con que viviste demostrará que tu ausencia como siempre, es una retirada estratégica.

Montañas de Colombia.

miltongomezburgos@yahoo.es


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Milton Gómez Burgos

Artista Plástico, Promotor Cultural.

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