Ni yanquis, ni marxistas peronistas

La primera vez que leí esa consigna pintada en una pared de un colegio ubicado en la Diagonal 74 con calle 57 de la ciudad de La Plata, Capital de la Provincia de Buenos Aires no me agradó, sobre todo por que venía de una militancia en la Juventud Comunista y me desvelaba leyendo los textos clásicos del marxismo, luego entendí que el peronismo como ideología política había nacido bajo el influjo de la tesis de la tercera vía en una época cuando asumir una tercera vía era mal visto por el establishment de la política mundial y se corría el riesgo de ser llamado fascista como en efecto sucedió con el General Perón, Perón ante la Segunda Guerra Mundial mantuvo una política de neutralidad, aprovechando desde el punto de vista comercial y de los intereses de su país el conflicto, no inmiscuyó a la Argentina, ni a favor de Los Estados Unidos y sus aliados, ni a favor de Alemania y el Eje, mantuvo una política exterior neutral y a cambio recibió de parte de los Estados Unidos una conspiración, tras otra conspiración, de ahí radica el sentir anti norteamericano del peronismo originario (en la última década del siglo XX Carlos Menem se saldría de esta línea política y pondría al peronismo como furgón de cola de la locomotora de los planes económicos del FMI y del gobierno norteamericano). Esta visión política la explica muy bien un dirigente peronista, nacido en La Plata, John William Cooke…La tercera posición es, precisamente, todo lo contrario. Significa no tener compromisos con los bloques mundiales, estar en libertad de tomar las decisiones más convenientes a los intereses nacionales. Significa tener criterio propio para apreciar cada hecho y cada actitud: no tenemos obligación de encontrar que cada cosa del señor Kruschev es perfecta o malvada; ni de estar de antemano en pro o en contra del bloque capitalista. En otras palabras, en cada momento y circunstancia nuestro tercerismo consiste en opinar libremente, no sumarnos al coro de los que ven en Estados Unidos la potencia rectora. A pesar de que nuestro gobierno tuvo que maniobrar solo, en un mundo hostil, en lo fundamental jamás se apartó de su independencia: no suscribimos el pacto de Caracas que establecía el peligro del "comunismo internacional" para así consumar el crimen contra Guatemala orquestado por Foster Dulles y otras bestias de la "Guerra Fría"; no firmamos los Acuerdos de Bretton Woods (Fondo Monetario Internacional, Banco de Reconstrucción y Fomento); no nos atamos por pactos militares bilaterales, etc. El tercerismo fue una forma de no ser absorbidos por el imperialismo yanqui: en ningún caso puede ser excusa para plegarnos a su estrategia de guerra fría y para gritar junto con los derviches de la guerra contra los pueblos que han adoptado el socialismo. Es lo que hacen los terceristas como India, Yugoslavia, Egipto, etc., que no han vacilado en apoyar fervorosamente a Cuba y que no ven al mundo como una división tajante donde los "buenos" son las potencias occidentales. Es una posición para encarar los problemas, no para eludirlos. En el caso de un país hermano sometido a persecuciones de toda índole por el imperialismo, no ser terminantes, escatimar el apoyo, es renegar del tercerismo y apoyar al imperialismo. Así como hay farsantes que son antiimperialistas cuando las causas son lejanas y cipayos en las cuestiones argentinas, igualmente hay farsantes que gritan contra el imperialismo aquí y se suman a sus consignas en el orden mundial; estos últimos son los más peligrosos. La posición consecuente de un antiimperialista es desprenderse de los falsos esquemas como "Occidente y Oriente", "Mundo libre y mundo comunista" y demás zonceras. Hay que estar con los argelinos, que son musulmanes, con los kenyanos, que son mau-mau, con los laosianos, que son budistas, y con los cubanos, que son barbudos. Y decirlo claramente y ayudarlos todo lo que se pueda y tener la valentía de despreciar las voces que se alzarán para acusarnos de comunistas, trotskistas, criptomarxistas, camaradas de ruta, idiotas útiles, filocomunistas, infanto-comunistas, etc….”

El Peronismo como tal es un movimiento policlasista con gran ascendencia política de la burguesía empresarial/financiera, en sus orígenes con un fuerte apoyo de sectores intelectuales del nacionalismo (aquellos ligados a FORJA y a la línea histórica San Martín- Rozas- Perón) y con apoyo decidido de los sectores obreros sobre todo del cordón industrial del Gran Buenos Aires. La visión de izquierda del peronismo se forjó a principios de los años 60, en la resistencia, con mucha influencia de la Revolución Cubana y de John William Cooke y su Agrupación Peronista Revolucionaria impulsan la tesis del Socialismo Nacional, de la Patria Socialista, consigna asimilada con fuerza a finales de los 70 y en el calor de la lucha contra la dictadura de Lanusse por la Juventud Universitaria Peronista (JUP) el Perón Vuelve y el Perón-Evita la Patria Socialista sustituyeron al Ni Yankis, Ni Marxistas- Peronistas que quedó en manos de los sectores del ala derecha principalmente el CNU (Concentración Nacional), la corriente de “izquierda” (de la cual formó parte la pareja presidencial argentina) no era la corriente mayoritaria dentro de la dirección del peronismo, dentro de su diversidad eso fue solo una corriente, que llega a su fin cuando el General Perón expulsa de la Plaza de Mayo a los Montoneros el último 1 de mayo que compartió el General con los trabajadores, hasta ahí llegó esa versión radical del peronismo, y quedaron las corrientes de centro izquierda, centro derecha y derecha como elementos dinamizadores de la política del Movimiento Nacional Justicialista, el peronismo como vía para la revolución nacional argentina, el peronismo como bujía de ignición de cambios estructurales se ha quedado mudo sin repuestas, en sus inicios fue un gran motivador de los proyectos de cambios, los humildes tuvieron acceso a la vivienda, a la educación y a la salud, se dieron el lujo a finales de los años 40 de enviar ayuda humanitaria a los pobres de los Estados Unidos como una muestra que el régimen peronista no tenía nada contra el pueblo norteamericano, que su pelea era contra el gobierno de los Estados Unidos, en los años 70 era muy frecuente encontrar a miembros de la Juventud Peronista decir que su primer par de zapatos se lo había regalado Perón. Hoy en la primera década del siglo XXI el peronismo como camino de revolución se ha quedado sin banderas y mas allá del socorro social que puedan brindar a las villas miserias en el Gran Buenos Aires y de quitarle una migaja al gran capital para repartirlo entre los desposeídos no va a pasar y se requieren en Argentina otros caminos, inventar otras modalidades, si existe un país con sobrado intelecto y con intelectuales de avanzada en el campo social es Argentina, pero esos recursos humanos no se reflejan en la dirección política, intelectuales como Claudio Katz, Atilio Borón, Stella Canoni, Nestor Kohan de grandes aportes teóricos para la causa de nuestra América, en su patria no influyen, no cambian la dirección de la política doméstica.

La diversidad del peronismo podemos observarla, en la elección efectuada en el senado argentino sobre las retenciones del sector agrícola, esta polémica movilizó a grandes sectores del interior argentino incluyendo por primera vez el despertar de los pequeños chacareros quienes se sumaron entusiastas a esta gauchada política aún cuando la dirección del mismo está en manos de los sectores pudientes del campo, dentro del partido justicialista hubo una gran deserción por que la gran mayoría de los dirigentes de la provincia o están comprometidos con esos capitales agrícolas o son parte de ese sector, así vimos votando desde Duhalde, un Menem muy enfermo hasta el Vicepresidente Cobos en contra de la propuesta del gobierno de Kirchner quien pareciera está agotando su discurso.

Pero, ni el gobierno, ni los actores políticos del peronismo, se plantean combatir al latifundio, al contrario lo auspician como lo auspició Nestor Kirchner cuando fue gobernador en la austral provincia d e Santa Cruz, ninguno va a fondo en lo que si pudiera ser una verdadera revolución agrícola, por que atacar el latifundio, darle apoyo y tierras a los pequeños chacareros, darle créditos si es una repuesta revolucionaria y marcaría la transformación total del país, no, el gobierno argentino lo que propone son quitarle migajas al gran capital para repartirlas en los planes sociales, pero eso tiene mas de caridad, que de revolución, repito, el peronismo como repuesta para sacar a la Argentina de una crisis que lleva mas de 60 años está agotado, y acá hago referencia nuevamente a John William Cooke cuando plantea…. El ejército revolucionario está nucleado tras sus banderas y el peronismo no desaparecerá por sustitución sino mediante superación dialéctica, es decir, no negándoselo sino integrándolo en una síntesis".

Pero el problema aquí aparece, aunque correctamente solo apuntado: "El peronismo jaquea al régimen...pero sólo con métodos revolucionarios podrá suplantarlos".
se requiere un nuevo malambo revolucionario, que cante al unísono con el espíritu del 2001 QUE SE VAYAN TODOS, mas temprano que tarde la Argentina de Agustín Tosco, Reneé Salamanca, el Padre Mujica, Ortega Peña, Santucho, John William Cooke, del cordobazo, de La Calera, Garín, de Juan José Vallés se hará presente y colmará Plaza de Mayo bajo un sol argentino por el bien del pueblo argentino y de toda nuestra América, AL GRAN PUEBLO ARGENTINO SALUD.

borges48@hotmail.com


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Jesús Borges


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