Cuando se
ve el panorama de los logros de nuestros deportistas en los Juegos
Olímpicos nos encontramos con resultados desalentadores, nos preguntamos
entonces ¿para tener éxito en las Olimpiadas habrá que ser
rico y provenir del mundo desarrollado?
¿Son los Juegos Olímpicos una lucha entre los países industrializados
y nosotros como relleno, o una simple hipocresía
de las potencias para hablar de inclusión?
¿Cómo hacemos
para cerrar la brechas tan grandes que existen entre los países industrializados
y nosotros, los mal llamados del tercer mundo o países en vías de
desarrollo a nivel deportivo?; ¿Qué política deportiva debemos impulsar
para obtener victorias y tener reconocimiento en la arena deportiva
mundial?; ¿Por qué nuestros talentos deportivos no obtienen éxito
en los juegos olímpicos? ; ¿Porque las potencias deportivas propician
la fuga de los talentos deportivos y luego los nacionalizan? ; ¿Cuánto
cuesta un campeón en deportes elistescos como ecuestre, vela, tenis
de campo o la esgrima?; ¿Por qué los países africanos no dan campeones
en ciclismo o natación?; ¿Es que acaso algunos deportes pueden ser
practicados únicamente por quien tenga los recursos económicos?;
¿Por qué nuestros deportistas tienen que emigrar para obtener resultados
“decorosos”?; ¿Qué hacer?; ¿Tendremos alguna oportunidad de conquistar
alguna medalla en los Juegos de Beijing?
Podríamos
pensar que, dados los dramáticos resultados observados hasta el presente,
donde los países ricos en cada olimpiada aumentan sus medallas y las
opciones de nuestros países latinoamericanos son cada vez menores,
es muy poco lo que podemos hacer y nuestro futuro es desalentador en
procura de una medalla olímpica. Sin embargo existe un país nuestro,
de estas latitudes, con menos recursos y habitantes que ha logrado ubicarse
en la posición 14 de los países más exitosos en los últimos juegos
olímpicos, me refiero a la República Socialista de Cuba, la
cual ha estado entre los 10 primeros en los últimos 40 años, con el
menor ingreso per capital de los primeros 30 países del medallero,
y además, en cuanto a extensión geográfica, es el más pequeño
de todos, con el mayor índice de medallas por millón de habitante.
Este es un ejemplo que amerita un tratamiento aparte, pero que nos indica
o da señales de cómo enfrentar las desigualdades y responder a la
segunda pregunta: ¿Cuál es la clave del éxito? Entonces, ¿qué factores
o variables marcan la diferencia entre unos países y otros? ¿Tendremos
opción de competir de en igualdad de condiciones con los mejores del
mundo y cerrar la grieta tan grande que nos separa?
La diferenciación
es tan grave que el G-77 (conformado por 130 países) apenas araña
el 8,4% del total de oros, con cerca del 80% de la población del mundo,
mientras que el exclusivo club de los ocho países más ricos de la
Tierra (EEUU, Rusia, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia
y Canadá), acaparan el 60,2% de las medallas de oro en la historia
de los JJOO y representan sólo el 13% de la población mundial. Sí
al G-8 añadimos otros países de Europa, así como Corea del
Sur, Australia y Cuba alcanzan el 92% del total de medallas de oro históricas.
Estas potencias deportivas han entendido los beneficios políticos,
sociales y económicos de una medalla olímpica y en función de ello,
enfilan todas sus baterías para lograr ese propósito.
Dentro de esta
perspectiva del espacio deportivo como ámbito de confrontación de
modelos políticos-económicos-sociales-culturales, la práctica del
deporte moderno en su vertiente de alto rendimiento, se caracteriza
por un impulso creciente a imponer marcas y por la búsqueda del campeón
a tempranas edades. Los candidatos para el deporte de alto performance
se eligen meticulosamente en la actualidad de acuerdo con las apreciaciones
de grupos de especialistas durante los primeros años de la infancia,
por lo que el camino que lleva a la victoria no pasa ya por el método
de ensayo y error, sino por un máximo de posibilidades y de pronósticos
científicos, esta selección va al unísono con las adecuadas políticas
deportivas y el fenómeno del deporte popular, que permita el libre
acceso de todos los ciudadanos a estas actividades. Es la tecnificación
y la selección acertada la que hoy predomina en la alta competencia
y la que marca la diferencia en las medallas obtenidas en juegos
olímpicos, además de grandes inversiones económicas para lograr estos
objetivos.
Así, la tecnificación,
la selección científica y las grandes inversiones económicas
parecen ser lo que marca la diferencia en las medallas obtenidas en
juegos olímpicos. De esta situación es posible identificas varios
factores que influyen en los niveles deportivos alcanzados por los campeones
olímpicos, a saber:
1- Sistema
de identificación y selección de talentos deportivos; 2-Incorporacion
de las ciencias y tecnologías aplicadas al deporte; 3- Perfeccionamiento
de los métodos de entrenamiento, alimentación y recuperación; 4-
La dedicación e inversión de sumas multimillonarias de dinero por
parte del estado y organismos dedicados al deporte del alto rendimiento;
5- Implementación de una cultura de la actividad física en toda la
población, que facilite la búsqueda de talentos deportivos; 6- Centros
de entrenamientos y concentración dotados de las últimas tecnologías.
7-Aproximadamente entre 15 a 20 años (periodo que comprende desde
la niñez, entre 5 y 8 años, hasta la adultez entre los 15 y 18 años
o más) de entrenamiento sostenido con los deportistas y un roce internacional
constante con los mejores del mundo; 7-entrenador calificado
y dirigencia actualizada en los últimos avances deportivos, entre
otros.
Parece ya lejano
en el tiempo la exclamación: ¡En la práctica, basta sólo el talento
atlético y científico! Ahora, un campeón no es solo sudor, sacrificio
y dedicación, el dinero también cuenta. Por ejemplo, en cuanto a
los presupuestos que invierte los estados y demás entes para financiar
la preparación de sus delegaciones y los resultados que se esperan
de sus deportistas en función de los pronósticos científicos previo
a los Juegos Olímpicos de Beijing se suele encontrar relaciones directas,
así mientras aumenta la inversión se espera el incremento de las probabilidades
de éxito.
Las mayores
expectativas de éxito no van de la mano del despilfarro de recursos,
sino de la inversión en el área deportiva (masificación, formación
de personal cualificado, desarrollo científico, creación de infraestructura,
programas sociales para deportistas, entre otros). Para ejemplificar,
tomaremos como modelo a dos países; uno es España, con una delegación
que se sitúa entre 330 deportistas aproximadamente, con una inversión
de más de 63 millones de euros, o su equivalente 212.629.424 millones de bolívares
fuertes, con una inversión de 644.331 BsF por atleta, vaticina unas
22 medallas olímpicas de distinto color (oro-plata-bronce), para tratar
de ubicarse entre los 20 mejores países deportivos del mundo. En contraste,
Venezuela estará representada en los Juegos Olímpicos con 109 atletas
e invirtió 20.334.754 millones de bolívares fuertes (millardos de
los anteriores). Es decir, que si se traduce esta cantidad entre la
delegación criolla, el resultado es aproximadamente 186.557 mil bolívares
fuertes por cada deportista venezolano en la cita.
Cosa extraña,
en esta oportunidad no hay pronóstico de medallas venezolanas. Otra
pregunta sería: ¿En qué lugar de la tabla del medallero nos ubicaremos?
Claro está que no hay respuestas por algo muy sencillo, no existe cultura
física en el país, muchos menos un plan nacional ni política deportiva,
es decir objetivos, instrumentos, etapas, estrategias. Solamente hay
descripción de principios, que no nos lleva a ningún lado. Entonces
¿cuál es la salida?, no hay receta, ni solución mágica. El deporte
moderno y sus diversas vertientes tiene muchísimas complicaciones sociales,
económicas y culturales, el problema pasa por un cambio estructural
del deporte, de sus concepciones, examinar que se transforma, hacia
donde dirigirlo y qué modelo deportivo internacional seguir, según
las adaptaciones de nuestra propia idiosincrasia.
Dr. Pedro García Avendaño
Antropólogo-Sociólogo
Docente- Investigador Asociado de la U.C.V. Coordinador de la Unidad de Investigación Rendimiento humano, deporte y salud.
Email: pedro_garciaa@yahoo.es