En Venezuela se encuentra la Oposición más atípica del mundo. No hay manera de clasificarla, ni de entenderla, ni de justificarla, ni de perdonarla. Ahora están dedicados a sabotear el sistema financiero del país, que en su gran mayoría está conducido por la oligarquía, digamos, “nacional”. Esta oligarquía no quiere a Chávez, no es partidaria del gobierno al que quieren derrocar a como de lugar por los métodos que sean, claro está, a excepción del electoral, con el cual les ha ido muy mal. Sin embargo, ese sistema financiero al que manejan a su antojo, está muy fortalecido gracias a la política económica del gobierno del Presidente Chávez.
Lo paradójico es que a esos banqueros se les ha venido encima una jauría de lobos famélicos, que propalan rumores de todo tipo, que obviamente los perjudican y no dicen nada. ¿Por qué lo hacen? Obviamente por que son de la misma manada y están dispuestos a apostar, con tal de horadar la reputación de la política económica emprendida por el gobierno. Están escupiendo hacia arriba. Por eso el presidente Chávez les advirtió muy claro, que no estaba dispuesto a defender ni a bancos ni a banqueros, que sus prioridades eran otras y que todo el mundo las conocía.
En su programa dominical, el periodista José Vicente Rangel señaló: “La lista de depositantes de venezolanos estafados (por Stanford Bank) es extensa y en ella hay nombres para todos los gustos [y allí] figuran comisionistas, traficantes, lavadores de dinero y personas que se han enriquecido a la sombra del poder, así como instituciones religiosas de enseñanza radicadas en el país.” Que yo sepa este tipo de personas no militan en el PSUV, ni están seguramente en el Gobierno, aunque como es lógico, deben tener vinculaciones con algunos personajes corruptos ligados a esta fauna.
Pero como lo señalé en una crónica anterior, ¿Cómo hizo sir Allen Stanford para involucrarse en tan jugosos negocios en Venezuela? La respuesta ya la estamos develando, y es también relativamente sencilla: Se valió de los “buenos oficios” de algunos venezolanos que le sirvieron de asesores en esta gigantesca estafa, todos por cierto, muy reconocidamente anti-chavistas. Entre ellos nos encontramos a Luis Giusti, ex presidente de PDVSA, quien forma parte del directorio del Stanford Group, en Houston y al economista Hugo Faría Bermúdez, quien es un “experto analista” en asuntos económicos y que desde hace años, en la forma más desvergonzada viene anticipando —afortunadamente con poco éxito— la ruina del país. Otros personajes involucrados en la estafa que supera los 2 mil millones de dólares, son Gabriel Alberto Contreras, Francisco Paz Parra, Fernando Martínez Mottola (ex ministro de Carlos Andrés Pérez), Juan José García, Oscar Taylhardat, Francisco Moccia e Ignacio Felice Sánchez.
El Ministro del Poder Popular para las Finanzas, Alí Rodríguez, ha sido muy ponderado al manejar esta información y ha dado una clase maestra de responsabilidad. Pero no así quienes están rabiosamente presionando para que se de a conocer quienes fueron los estafados, porque seguramente creen que allí estaría metida la plana mayor del Gobierno y del PSUV, y si alguno de ellos allí estuviere, de seguro se trata de los eternos enemigos de este proceso, que siempre están aprovechando la oportunidad para traicionar la confianza que en ellos se depositó, y que ellos la usaron para “depositar” el dinero mal habido en ese banco, que hoy tiene la inscripción de “RIP”.
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