La reunión de Copenhague creó grandes expectativas y cosechó profundas frustraciones. Se habló mucho de las “emisiones de “efecto invernadero” (CO2) y del “calentamiento global”. Se hablo de los efectos, mas no de la causa. Entre las numerosísimas notas periodísticas que el evento cosechó, no he leído nada referido a la verdadera causa que origina el descongelamiento de los glaciales, multiplicación e intensidad de los huracanes, sequías o inundaciones.
¿Y cuál es la causa de la causa, del calentamiento global? La “prima causa” es el constante aumento del uso y abuso de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables habido en los últimos cien años. ¿Y a qué se debe ese aumento? Se debe al crecimiento poblacional. A mayor población, mayor uso y abuso de los Recursos Naturales.
Ahora bien, el problema del “crecimiento demográfico” no fue el punto central de la reunión de Copenhague. Toda la discusión giró en torno al farisaico control de las emisiones de CO2 que causan el “efecto invernadero” y el consecuente “calentamiento global.” Nadie habló de “control de la natalidad” ni de “límites del crecimiento”, los dos factores que desde hace cincuenta años presentó el “Club de Roma” en un estudio sustentado en proyecciones realizadas por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, siglas en inglés) y que fue controvertido tanto por los ideólogos del capitalismo como del socialismo (tesis maltusianas). Ambos sistemas, sin razón valedera, coincidieron en el rechazo al controversial estudio. ¿Por qué? Porque, tanto el capitalismo como el socialismo, en cuanto al uso de los Recursos Naturales Difícilmente Renovables se refiere, en definitiva actúan de la misma manera. El hecho que el capitalista presione el uso de los Recursos Naturales con la finalidad de obtener ganancia y acumular capital, esa presión es exactamente igual a la que se realiza en el socialismo para satisfacer necesidades de las mayorías nacionales en la lucha contra la pobreza. Sea cual fuere el criterio o finalidad, el uso y abuso de los Recursos Naturales es el mismo en uno u otro sistema.
Una dirigencia internacional, como la actual, sometida a mitos y creencias religiosas, carece de vocación para abordar la prima causa del “calentamiento global”: el “crecimiento poblacional” y como solución, el “control de la natalidad.”
La verdadera solución al problema ambiental no está en el control de la emisión de gases de “efecto invernadero”, sino, en el control de la emisión de semen (espermatozoides), unido a lo que el doctor Juan Pablo Pérez Alfonso llamó “huelga de vientres”. A escala mundial hay que realizar una campaña para el control de la “emisión de semen fértil” y que las mujeres se declaren en huelga indefinida de vientres. Una campaña de muchos condones, muchas píldoras, muchas pastillas del “día siguiente”, mucha educación y como complemento, la legalización del aborto para entregarle a la mujer la libertad de disponer de su cuerpo. La mujer es víctima de la misoginia que practican todas las religiones. ¿Cuándo la mujer va a alcanzar a plenitud su libertad? Se dice que la primera mujer de Adán (Licilla)- antes de que Eva fuera fabricada de una costilla - lo abandonó, por cuanto Adán sólo quería practicar la ´”posición del misionero” en el acto sexual y la mujer le reclamó que ella también tenía derecho a estar encima. Como Adán no aceptó, Licilla lo abandonó y desde entonces anda por el mundo incitando a la liberación de la mujer. ¡Arriba Licilla!
Se dice por ahí que, “el socialismo es la salvación de la humanidad”. Para que ello sea verdad debe primero aceptar y practicar en todo y para todo, los “límites del crecimiento”. De lo contrario es más de lo mismo. En Venezuela se quiere presentar como socialismo los planes de un desaforado desarrollo capitalista, lo mismo que pasó en Rusia y ocurre en China.
leonmoraria@cantv.net
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