Pasión, amor, inventiva, creatividad. Tales son los atributos que, a juicio del zambo – en su Aló, Presidente del 16 de mayo – debe poseer el ejército de funcionarios responsables de leer y procesar los miles de mensajes que le escriben a través de su cuenta en Twitter: @Chávezcandanga.
¿Cuántos otros miles de puntuales y cotidianos abusos y arbitrariedades no hubieran podido evitarse si durante los últimos once años, el funcionariado público hubiera procedido con pasión alegre e imaginación? ¿Cuánto no se habría avanzando en la destrucción de la máquina estatal burguesa y en la construcción de una nueva institucionalidad?
Muy al contrario de lo que señalarán los más cínicos, no es un asunto de poca monta: sin nueva institucionalidad, la transición al socialismo no es más que una consigna vacía. Pasión alegre no es voluntarismo, sino la precondición para aumentar nuestra potencia de pensar, entender y obrar. Sin pasión alegre no es posible entender qué es lo que debe ser destruido, minado desde sus cimientos; no hay imaginación ni prefiguración de lo posible, sino rutina burocrática. Sin pasión alegre no hay potencia para obrar revolucionariamente.
Tampoco se trata del lamentarse por lo que hubiera podido suceder si hubiéramos obrado de tal o cual manera. Lo mal hecho, mal hecho está. Permanece, palpita, sigue latente. Amenaza con tirar abajo todo cuanto pudiéramos haber construido sobre bases débiles, tambaleantes. Una revolución no disimila los abusos y arbitrariedades: los señala públicamente, los persigue, los combate cotidianamente.
El caudal de demandas y peticiones a través de @Chávezcandanga puede parecer inasimilable, imposible de procesar, no digamos siquiera por un solo hombre, sino por doscientos. Pero he aquí los desafíos que éstas representan: por una parte, un gobierno que se dice popular no puede dejar de atenderlas, está obligado a enfrentar los problemas inventando soluciones; pero sobre todo ellas nos dicen que esa institucionalidad que heredamos y cuya lógica reproducimos, que no hemos sido capaces de destruir, está haciendo aguas por todas partes. Es una institucionalidad impotente.
Por eso @Chávezcandanga es una de las mejores noticias de los últimos tiempos, porque vuelve a develar un "misterio" en tres tiempos que, a estas alturas, ya no debería ser tal:
1) el pueblo cree en Chávez porque no cree en la institucionalidad burguesa;
2) no va a comenzar a creer en ella porque crea en Chávez; y
3) dejará de creer en Chávez cuando comience a asociarlo con ella.
Si el Estado funcionara, @Chávezcandanga no sería el fenómeno de masas que hoy es. ¿Fenómeno de masas? Es cierto, a esta hora el hombre reúne más de 377 mil seguidores. Pero eso es apenas un ligero rumor si lo comparamos con las millones de personas que, allá afuera, siguen viendo en el zambo la posibilidad de meterle candela (pura candanga) a los muchos resabios que aún persisten del viejo Estado burgués.
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