La actividad miliciana para este día se dividió en dos tipos: uno dedicado al trabajo de captación en el área parroquial de cada batallón y otro a un taller impartido en el Museo Histórico Militar, en el 23 de Enero (Taller Básico Corresponsales Populares), con la asistencia de milicianos previamente seleccionados..
Se resume la actividad segunda, de significativa importancia puesto que (de concretarse y promoverse) apunta a dotar a la milicia bolivariana de una herramienta tan importante para difundir su desempeño, como lo es un medio impreso, de frecuencia periódica.
Un título tentativo sería (como suena lógico) El Miliciano, asunto de próximo sometimiento a consenso.
Naturalmente, de acuerdo al contexto político que vivimos, este importante paso se inserta en la discusión que sobre los medios de comunicación de masas se ha desatado en el país, sobre su papel, el manejo de la información, la noticia, oportuna y veras.
Bastante sabemos ya los venezolanos sobre el tema, desde el mismo momento en que, como actores políticos, actuaron parcializadamente en la perpetración del golpe de Estado de abril de 2.002, pillados con las manos en la masa cuando le impusieron a Venezuela su famoso “silencio informativo”, transmitiendo “comiquitas” en lugar de noticias, mientras se fraguaba el asesinato o exilio obligado del Presidente de la República, Hugo Chávez.
Posteriormente, como sabemos, han continuado en la misma onda desinformativa, haciendo mofa del poder legítimamente constituido y burlándose del derecho que tiene el venezolano de estar debidamente informado. El problema ─de dimensión ética ya en los profesionales y empresarios de los medios de comunicación─ ha poco empezó a rayar en un tope inaguantable agresión (mejor palabra no hay) que obligó al Estado venezolano a fundar lo que se dio a conocer como “guerrilla mediática”, es decir, la preparación del ciudadano común para insurgir contra empresarios manipuladores de la comunicación y la noticia, para desmentirlos, para combatir su sesgo comunicacional y farsa con las simples armas de la verdad, quien quita que en el mismo lugar y hora de los acontecimientos.
Se trata, pues, de dotar a las masas con las herramientas básicas ética y técnicas de transmisión de una información, decantando en lo posible la verdad, procurando la objetividad, combatiendo fundamentalmente el imperio de la desinformación que atenaza a Venezuela. Sabemos que los medios, empeñados en desconocer el gobierno del presidente Hugo Chávez, generan las más de las veces tergiversaciones y tendencias que hacen eco en el exterior, donde la camarilla de la derecha política internacional hace el juego de retransmitirlas al espectro mundial.
Y, finalmente, para cubrir ya estas palabras introductorias, se trata de transformar el paradigmático perfil de la comunicación en el país, de los informadores en el país, de los medios de comunicación en el país, como se corresponde con una revolución, que transforma y humaniza al hombre; se trata de la superación del viejo esquema que pone a un periodista asalariado a vender su ética, su integridad profesional y personal al dueño de un medio; de combatir al Don Capital que un mal día decide servirse de un bien social y universal (la información) para utilizarlo en su interés propio más allá de lo moral; de pasar la página con lectores y sociedades pasivos, embotados y conformes con las versiones de realidad que desde un periódico se les pueda disparar.
Ya hemos visto como estos factores contranacionales han convertido al sector militar en el blanco favoritos de sus ataques. Sobran las ilustraciones para no entrar en detalles. ¡Qué no dirán ahora de las Milicias Bolivarianas, a las que ya han empezado a calumniar desde su conformación, mintiendo a cada trecho sobre su condición jurídica, formación, funciones y fines! A las que han empezado ya a sepultar con la desinformación, a objeto de que el pueblo venezolano no llegue a enterarse de que sus fuerzas armadas han estrechado nexos con el componente civil que es el pueblo, en medio de un contexto de cooperación y coadyuvancia territorial, haciéndose pueblo (en el mejor sentido revolucionario de la palabra).
Los esfuerzos encaminados a dotar a la Milicia con órganos escritos de divulgación constituirán, primero y de modo general en el sentido dicho, un duro golpe a la mediática derechista que busca silenciar a Venezuela, y segundo, una premisa de crecimiento y prendimiento en el alma del pueblo venezolano, que nos conocerá mucho mejor como componente armado hecho de su misma condición civil, para el pueblo y por el pueblo.
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en: Batallón
de Milicia “Las Queseras del Medio”, Parroquia Santa Teresa
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