De niño y como adolescente también, acostumbraba sentarme frente a una bodega-bar de mi pueblo a darme un baño de boleros. Los aparatos llamado “rokola” de mi pueblo eran un instrumento para despejar, sufrir y gozar despechos y cada bodega que además era bar, disponía de una rokola repleta de 45 con puros boleros. Un bolero que me apasionaba oír, era el que cantaba Orlando Contreras y cuyo título es: “Amigo de qué”. En mi pueblo, habíamos más varones que hembras y era muy frecuente, quitarnos las novias y bajo esas circunstancias, el bolero “Amigo de qué”, era un medio muy efectivo para que uno o un amigo de uno, pasara un guayabo pleno. Sufrir oyendo ese bolero, era un sufrir muy particular.
Si la memoria no me falla, la letra de ese bolero decía: No sigas diciendo que un amigo tuyo/ y tu propia esposa mancharon tu hogar/ Confiesa cobarde, que esa era una deuda/ que tarde o temprano tendrías que pagar/ Esa era mi novia (…) Por ahí uno o un amigo disfruta de una venganza amorosa. Vale la pena oír ahora ese “Amigo de qué”
Hay otro célebre bolero, cuya letra y música recordé ahora al ver o comprobar cómo lo negocios de Miguel Henrique Otero andan muy bien con el concurso y buenos oficios del proceso. Al observar lo rentable de “Noticias 24” con la publicidad del gobierno, no pude evitar recordar, ese célebre bolero con el titulo: “Te Odio y Te quiero”, cuya autor, creo que es un tal Gabriel Pérez y su mejor versión de 45 revoluciones nos las ofreció nada más y nada menos que Julio Jaramillo.
La letra de ese bolero, sirve para entender desde el lado de Bobolongo su negocio y desde el lado de la revolución, permite también entender nuestro papel. Es decir; al bobolongo, que no es tan bobolongo, le cabe perfectamente tararear la parte del bolero cuya letra dice así:
Prendida en la fiebre brutal de mí sangre
Te llevo muy dentro, muy dentro de mí
Te niego y te busco te odio y te quiero
Y tengo en el pecho un infierno por ti
Te odio y te quiero, porque a ti te debo
Mis horas amargas mis horas de miel
Te odio y te quiero, fuiste tú el milagro
La espina que duele y el beso de amor
Desde el lado de la revolución y del PSUV, la letra no es tan extraña para entender y comprender este negocio. Veamos el sentido de esta parte de la canción:
Y todo es inútil, ni copas ni besos
Pueden separarme, separarme de ti
Te llevo en mi sangre te odio y te quiero
Y siento en el pecho un infierno por ti
Visto así y para no complicarnos mucho la vida con este prospero negocio de bobolongo, un poco a las costillas del proceso, pasemos este despecho o guayabo, entonando esta canción que oí muchas veces en las rokolas de mi pueblo con el título: “Te odio y te quiero”
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