Introducción
Durante el proceso bolivariano los medios privados, con poquísimas excepciones, han mantenido mensajes y códigos invariables, difundidos por los mismos canales.
Dichos mensajes, en resumen, promueven un proyecto de antipolítica que consiste en suplantar a los partidos por los propios medios, y en que éstos asuman paulatinamente los poderes del Estado. Así, intentaron asumir la competencia de decidir cuáles leyes debían ser consideradas válidas y cuáles no; por su propia decisión difundieron como verídicos actos ejecutivos que no habían sucedido, como la renuncia del Presidente; designaron y destituyeron dirigencias políticas en las filas opositoras, y han intentado usurpar la función jurisdiccional desconociendo repetidamente tanto actos administrativos como resultados electorales y sentencias de los tribunales, formulando a su vez sentencias mediáticas inapelables contra personas e instituciones.
En tanto que meros difusores de los puntos de vista de propietarios y anunciantes, es improbable que los medios privados modifiquen su mensaje mientras los gremios patronales no cambien su política, es decir, sus intereses, que apuntan al control total del Estado a través de sus circuitos comunicacionales o de políticos manejados por éstos.
Tampoco es probable que advenga una modificación sensible del mencionado mensaje en virtud de la acción del gobierno, el cual en una década prácticamente no ha intervenido para lograr que los medios acaten las disposiciones constitucionales y legales que les conciernen. Apenas una medida, la no renovación de la concesión a RCTV, ha respondido a la extrema agresividad inconstitucional de algunos medios privados. Otras medidas, como la dotación de generosas y hasta pródigas pautas publicitarias a ciertos medios privados, sólo han tenido como efectos el que éstos redoblen sus ataques contra el gobierno legítimo y sirvan de promotores ante los organismos internacionales de acusaciones temerarias de falta de libertad de expresión.
Se puede esperar, por tanto, que en el futuro previsible los medios privados prolonguen sus políticas, sus posiciones, su escogencia de temas y de tratamientos, repitiendo una suerte de plantilla o guión que han sido detallados en varios trabajos, entre ellos en mi libro Dictadura mediática en Venezuela (Investigación de unos medios por encima de toda sospecha) (Minci, Caracas, 2011), el cual compendia más de una década de campaña mediática opositora.
Por tales motivos, acaso resulte más fructífero concentrarse en el estudio de los medios de servicio público, alternativos y comunitarios, para determinar su número y potencialidades, las audiencias que cubren, sus canales de difusión, su mensaje y el contexto o referente cultural dentro del cual dicho mensaje es formulado y recibido.
Para organizar los contenidos aplicaremos el tradicional esquema de los elementos de la comunicación, que comprende estos componentes:
1. Emisor
2. Receptor
3. Medio o canal
4. Mensaje
5. Códigos
6. Contexto o referente
A continuación desarrollamos algunas ideas sobre la forma en que sería oportuno investigar tales elementos para repotenciar la eficacia de la comunicación bolivariana.
1. Los emisores
Emisores institucionales e informales
¿Quiénes emiten mensajes en nombre del proceso bolivariano? Existe un conjunto de emisores y agencias que pudiéramos llamar institucionales, y otro conjunto que podríamos considerar informales, a quienes el público reconoce como portadores de un mensaje bolivariano incluso en el caso de que no tengan cargo público o militancia específica.
En el proceso se puede identificar a un emisor central o privilegiado, que es el propio Presidente de la República. Su programa televisivo, sus discursos y ahora sus textos disfrutan de amplia difusión e indudablemente ejercen decisiva audiencia, incluso entre la oposición ¿Qué imagen de este emisor fundamental tiene su audiencia favorable? ¿Qué elementos de dicha imagen contribuyen a la difusión de su mensaje? ¿Cuáles podrían dificultarla? ¿Qué versión de ella transmiten los medios opositores?
La imagen del dirigente
En nuestro libro La máscara del poder: del Gendarme Necesario al Demócrata Necesario (Caracas: Alfadil Ediciones, l988, Correo del Orinoco, 2011) propusimos un esquema para el estudio de la figura de los dirigentes venezolanos tradicionales como emisores del mensaje político, destacando en ellos los siguientes rasgos, que en cierta forma constituían un mensaje en sí mismos:
1.1.Rasgos inherentes al dirigente
-Personalismo
-Protección por las Fuerzas Invisibles
-Resistencia Física
-Machismo
-Astucia
1.2. Rasgos inherentes a la vinculación con su entorno inmediato
-Origen modesto
-Patriarcalismo
-Particularismo
-Retiro
-Designación del sucesor
1.3.Rasgos inherentes a la vinculación cultural con la tradición
-Comidas criollas
-Traje ruralizante
-Amor por los animales
-Entretenimientos populares
-Habla popular
1.4.Rasgos inherentes a la vinculación con la colectividad
-Contacto con el pueblo
-Igualitarismo
-Entroncamiento simbólico con el Libertador
-Articulación con una causa
-La dádiva
Sería procedente analizar cuáles de los rasgos señalados se cumplen en el presente caso, y cuáles pueden ser positivos o negativos para la identificación con las audiencias contemporáneas.
La imagen de las organizaciones
Diversas organizaciones partidistas se han sucedido como emisores autorizados de mensajes del proceso: el MBR200, los Círculos Bolivarianos, el MVR, el PSUV, y partidos aliados o afines, como el PCV y el PTT ¿Qué imágenes de ellos han tenido o tienen sus audiencias? ¿Qué elementos de tales imágenes propician la recepción de sus mensajes, y cuáles las dificultan? ¿Cómo los caracterizan los medios opositores?
Aparte de ello, existe una emisión de mensajes institucionalizados por el Ministerio de Comunicación e Información, por las vocerías de diversos ministerios, institutos y autoridades locales. La Asamblea Nacional dispone de una televisora, dedicada preponderantemente a difundir sus deliberaciones y actividades. Sobre el particular cabría formularse las mismas interrogantes ya planteadas ¿Contribuye la imagen de estos emisores a la credibilidad de los mensajes? ¿Se evidencia en los mensajes la participación de los gobernados, de los administrados, de los legislados? ¿En qué medida algunos funcionarios utilizan estos medios más para la promoción personal que para la difusión de los valores del bolivarianismo?
Vocería informal
Ya indicamos que existe una vocería informal de personas que no son parte de la administración ni de organizaciones institucionalmente afiliadas al proceso, pero que por su prestigio o sus habilidades comunicacionales revisten considerable importancia. Convendría prestar atención a algunas de ellas, analizar su mensaje, indagar las causas de que sea atendido y prestarle las más amplias facilidades para su difusión.
Intelectuales y artistas
Dentro de estas personas hay que prestar particular atención a los intelectuales y artistas. Circula la conseja de que éstos son opositores. El más somero examen revela que la inmensa mayoría –y quizá los más importantes y brillantes- apoyan al proceso bolivariano o por lo menos defienden posiciones progresistas y de izquierda. La de los intelectuales es la voz más calificada y escuchada en el debate de las ideas. Intelectuales y artistas son los verdaderos embajadores de países e ideologías ante el sistema internacional. Pensemos en lo que significaron Pablo Neruda para Chile, Alejo Carpentier para Cuba, Ernesto Cardenal para Nicaragua, Aquiles Nazoa, Andrés Eloy Blanco y Rómulo Gallegos para Venezuela. La voz de un intelectual de prestigio vale por todo un aparato comunicacional. La red de medios de servicio público, alternativo y comunitario debe facilitarles la posibilidad de comunicar sus puntos de vista, y desterrar de una vez la nefasta falsedad de que la mayoría de la intelectualidad venezolana es de derecha.
La participación protagónica
Finalmente, está planteada la cuestión fundamental de determinar hasta qué punto los medios afectos al proyecto bolivariano permiten una participación protagónica. Se debe verificar en qué proporción sirven de vehículo para los puntos de vista, los mensajes, críticas y propuestas de la colectividad. En algunos espacios se permite la intervención de las audiencias en forma de entrevistas, en otros, de llamadas telefónicas, en otros casos se convoca a una colectividad para que sus integrantes tomen la palabra en forma más o menos libre. Algunos de estos programas, como “La lámpara de Diógenes” o los espacios abiertos para los comités de usuarios de los medios, han ido desapareciendo.
Medios comunitarios, libres y alternativos
La aparición progresiva de medios comunitarios y alternativos que permiten la expresión a pequeñas localidades o comunidades ha abierto una importante puerta para la participación y para la transformación de receptores de mensajes en emisores activos y críticos. Vive TV, por ejemplo, se ha centrado en el desarrollo del documental, facilitándoles imagen y voz a las comunidades populares. Las pequeñas radios del 23 de Enero sirven de voz de la comunidad, y así sucesivamente.
Sin embargo, hay que admitir que todavía en el campo mediático la participación de gran parte de la colectividad es limitada, y que la comunicación, incluso en el ámbito del proyecto bolivariano, está todavía signada por una marcada asimetría entre pocos emisores y muchos receptores. Se debería procurar el equilibrio entre ellos.
2.-Los receptores
Identificación de las audiencias
Aunque algunos teóricos de la comunicación se resisten a utilizar la categoría de “receptores”, ya que la comunicación es un proceso dinámico que debería involucrar una interacción de éstos con los llamados emisores, estimamos indispensable para el estudio de los medios en el proceso bolivariano una estimación y evaluación de las audiencias de sus mensajes.
El estudio de Mark Weisbrot y Tara Ruttenberg “Television in Venezuela: ¿Who dominates the media?” (Center for Economy Policy and Research of Washington) revela que para septiembre de 2010 los canales públicos atraían solo un 5.4% de la audiencia, mientras que un 61.4% de esta veía canales de televisión privados, y el 33.1%, televisión por suscripción. El resultado no es tan desalentador como parece si se considera el reducido numero de emisoras de servicio publico frente a la avasalladora supremacía numérica de las privadas.
Al respecto, sería oportuno realizar estudios adicionales para despejar las siguientes incógnitas: ¿Cómo es esta audiencia? Vale decir: ¿a qué estratos socioeconómicos pertenece? ¿En cuáles regiones, ciudades o zonas se concentra? ¿Cómo se distribuye por edades y por géneros? ¿Qué opinión tienen sobre los medios en general, y sobre los afines al proceso boliviariano? ¿Qué niveles de credibilidad les otorgan?
Es probable que estos estudios existan y no hayan sido divulgados. Podría ser razonable que revistieran confidencialidad, pero deberían ser de lectura obligatoria para todos los que tengan responsabilidades comunicacionales.
Según indicamos, un proyecto de participación y protagonismo popular debería facilitar que los llamados receptores se puedan convertir en emisores y participar en forma activa y decisiva en el proceso de la comunicación. Sería recomendable formular propuestas para que tal objetivo se cumpla de manera plena.
3.-Medio o canal
Pluralidad de medios
¿Qué medios transmiten mensajes en representación del proceso bolivariano? De acuerdo con la técnica que aplican, se los puede dividir preliminarmente en:
a) impresos
b) de radiodifusión
c) audiovisuales
d) informáticos
Carácter decisivo de los medios informales
Hay que advertir que en momentos cruciales el pueblo ha improvisado creativamente redes de comunicación decisivas, como ocurrió con el uso tanto de los teléfonos normales como de la telefonía celular durante el 13 de abril de 2002. El pueblo utiliza activamente los altoparlantes en los barrios, las carteleras, las pintas, los grafitos, las asambleas, el chisme, las reuniones sociales y otros. En su último discurso, Julio Cortázar recomendó la incursión creativa en el cómic y la fotonovela. La difusión de la computadora y de la telefonía celular abre otro campo de confrontación en páginas web, blogs, redes sociales y twitter.
Medios de servicio público, alternativos, comunitarios
Según la naturaleza institucional, se puede clasificar a los medios afines al proceso en:
a) de servicio público, aquellos que representan a una institución pública y cuyo mensaje está dirigido primordialmente a los intereses nacionales o de sectores muy amplios del país
b) comunitarios, los cuales representan a un grupo o comunidad específica, y cuyo mensaje puede versar preponderantemente sobre los intereses del mismo
c) alternativos, definidos como tales ante todo por su relativa independencia y su disponibilidad para divulgar los mensajes del público en general y por el desarrollo de estilos propios y originales de comunicación
En los tres rubros ha habido un sostenido crecimiento, que hemos citado detalladamente en otros estudios. De todos modos se puede advertir que los medios que apoyan al proceso bolivariano siguen estando en absoluta minoría frente a los privados opositores, tanto en número como en poder de emisión.
Las principales iniciativas para corregir esta desigualdad extrema se observan en el campo de las radios comunitarias y de los impresos comunitarios o alternativos, que agrupan en cada categoría cifras superiores a los tres centenares. Sin embargo, entre sus debilidades se debe señalar el poco alcance por la limitación de los tirajes o equipos, su existencia precaria, pues aparecen y desaparecen con frecuencia, y que en su mayoría se quejan de persistentes problemas en la acreditación, pues las radios comunitarias alegan que se otorgan licencias a empresas que pretenden pasar como tales, pero que no son en el fondo más que negociados tradicionales capitalistas.
Es imprescindible la recopilación y actualización de los censos que sobre la materia se hayan efectuado en el Ministerio de Comunicación e Información en CONATEL y en otros organismos del área, así como solicitar la colaboración de la Red Anmcla y otras organizaciones afines para el suministro de información.
Esta iniciativa serviría de base para un diagnóstico de las fortalezas y debilidades de la red de medios afines al proceso bolivariano, así como para la formulación de propuestas y de políticas tendientes a mejorarlos.
Televisión por suscripción
Para el primer trimestre de 2007, funcionan 49 operadoras de cable legales (algunos estiman que, con las ilegales, suman dos centenares), que abarcan el 21,34 % de los hogares venezolanos, vale decir, unos 2,8 millones de familias. Asignando una estimación conservadora de cinco espectadores por familia, ello representaría una audiencia de 14 millones de personas. Para 2010, el estudio de Mark Weisbrot les asigna el 33,1% de la audiencia, cifra que estimamos conservadora, pues no incluye las operadoras ilegales ni las conexiones clandestinas. Sería más realista pensar que cubren cerca de la mitad de la teleaudiencia. Quizá contribuya a este auge la pésima calidad de la emisión de señal abierta.
La Cámara Venezolana de Televisión por suscripción (Cavetesu) se vanagloria de haber logrado excluir del proyecto de la Ley de Promoción y Protección de Inversiones de 1999 una norma que reservaba la televisión por suscripción al capital nacional. También, pretende que el medio es inmune a la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, a pesar de que ésta lo incluye expresamente en sus disposiciones. Por tanto, una cifra que ronda la mitad de la teleaudiencia venezolana está en manos de firmas preponderantemente extranjeras o multinacionales, que se consideran por encima de nuestras leyes. Una política comunicacional seria debe someter al estricto cumplimiento de nuestras leyes a este medio.
La emisión satelital
Por otra parte, el lanzamiento de los satélites Simón Bolívar y Miranda ofrece una magnífica oportunidad para remediar las fallas de alcance de los medios radiofónicos y audiovisuales, facilitándoles difusión efectiva en todo el territorio nacional e incluso en América Latina y el Caribe. Sin embargo, hasta ahora la difusión de señales por ellos parece depender de su conexión con servicios de difusión por suscripción. Es paradójico que durante mucho tiempo Telesur sólo pudiera verse a través de un oligopolio privado de televisión satelital.
Decodificadores de la señal satelital
Apenas a fines de 2011 la telefónica estatal CANTV puso a la venta juegos de decodificadores para recibir por suscripción la señal de unos cuarenta canales a precios sumamente solidarios. Esta iniciativa ha sido tan poco publicitada, que muchos simpatizantes bolivarianos no la conocen. Todo el sistema de medios públicos de señal abierta debería difundirla y estimularla para evitar que, como tantas otras iniciativas, caiga en el vacío por falta de información. Es decisivo que emisoras de servicio público, e incluso comunitarias y alternativas, participen en este decisivo rubro de la teledifusión.
4. Mensaje
Un mensaje hegemónico
Hasta el presente es indiscutible que a pesar de la relativa debilidad tanto numérica como de alcance de los canales de difusión, el mensaje bolivariano es aceptado por la gran mayoría de la población, lo cual se refleja en los resultados electorales, casi invariablemente favorables al proceso. Pero también, a lo largo de una década se ha ido produciendo una sensible erosión percentual de las mayorías electorales, que hace aconsejable una revisión de estrategias y tácticas comunicacionales.
Por tal motivo, cabría preguntarse: ¿Cuáles son las ideas, temas y los valores centrales del discurso bolivariano? ¿Cuáles le han asegurado la adhesión de sus audiencias? ¿Cuáles son rechazadas por ellas? ¿Cómo acentuar los primeros y desenfatizar los segundos?
En mi libro La máscara del poder: del Gendarme Necesario al Demócrata Necesario. Caracas: Alfadil Ediciones, l988, así como en La lengua de la demagogia: El poder sin la máscara: de la Concertación Populista a la Explosión Social. Caracas: Alfadil/ Tropicos, l989, Correo del Orinoco 2011, apliqué diversas metodologías de análisis de los símbolos y del discurso al mensaje bipartidista, que podrían ser utilizadas para permitir la comparación con el mensaje bolivariano e incidentalmente con algunos de los mensajes opositores.
Al respecto estimamos particularmente interesante un análisis de muestras significativas del discurso bolivariano mediante los métodos siguientes:
-Determinación de la jerarquía de los valores instrumentales y terminales del discurso, mediante la aplicación modificada que sugiero en El poder sin la máscara del método de determinación y apreciación cuantitativa de los valores expuesto por M. Rokeach en The nature of human Values, Joey Bass Inc. San Francisco, 1973.
-Determinación de los actores en el campo político, mediante la aplicación del método de los roles actanciales de Julien Algirdas Greimas expuesto en Semiotique: Dictionnaire raisonnné de la théorie du langage, Hachette, Paris, 1979.
Entretenimiento
Hasta el presente las emisoras de servicio público se han centrado en forma preponderante en los rubros de información y de discusión. No les es posible competir con el material importado, preponderantemente de origen estadounidense que ocupa más del 60% de la programación de los canales privados.
Sin embargo, una selección inteligente de materiales de entretenimiento de otros países podría ofrecer a la audiencia una opción sumamente atractiva. Muchos países latinoamericanos cuentan con grandes cinematografías y producciones de dramáticos. Es posible asimismo seleccionar meritorias producciones europeas, incluso del cine de los países que fueron socialistas. Las cinematografías de China, Corea, la India y otros países asiáticos ofrecen repertorios riquísimos, que pueden ser negociados a precios comparativamente modestos.
En cuanto a la posible producción de contenido de entretenimiento, Venezuela cuenta con excepcionales dramaturgos, directores y actores que harían posible mantener por lo menos una telenovela de gran calidad en el aire.
Asimismo, cuenta con una Pléyade de humoristas y actores que podrían sostener por lo menos un programa humorístico popular de relevante calidad. Roberto Hernández Montoya y Roberto Malaver por sí solos han mantenido durante años “Como ustedes pueden ver”, un espacio de improvisación que ha devenido casi una institución. No hay límites para lo que se podría lograr en la materia con un apoyo sustancial.
El éxito de estas iniciativas abriría vías para nuevas experiencias, y para una sucesiva conquista de los públicos fundada en la excelencia.
Los medios bolivarianos han culminado con éxito además interesantes incursiones en el cómic, medio al cual señalamos que asignaba Julio Cortazar extraordinarias posibilidades como vehiculo de mensajes desalienantes. Tales iniciativas deben ser asimismo apoyadas, promovidas y divulgadas.
Concursos
El de los concursos es genero obligado de la televisión comercial ¿Habrá que señalar que es posible recuperarlo, despojándolo de la banalidad y el consumismo que lo caracterizan en ella? Es perfectamente posible el concurso y la competencia de iniciativas de utilidad social, de rescate de la tradición, de reconocimiento de trayectorias creativas o de servicios a la comunidad.
Educación
No menos fundamental es el papel de los medios audiovisuales en la Educación. Es no sólo posible, sino además necesaria la integración del sistema de medios públicos, alternativos y comunitarios con el sistema educativo, para complementar los conocimientos adquiridos en el aula o transmitir cursos a distancia o programas de ampliación cultural, como los creados por Vladimir Acosta.
Como una meta factible y necesaria, se podría pensar en crear espacios que cubran en forma amena todo el programa educativo, ante todo de Educación Primaria, y luego de Secundaria, para apoyar la tarea docente en estas ramas, y para permitir formarse por sí mismos a quienes por cualquier razón no puedan asistir físicamente a las aulas.
Es de destacar en este sentido la magnifica labor pedagógica desarrollada por Colombeia en la producción de dibujos animados para la audiencia infantil, entretenidos e inspirados en valores positivos. Hasta ahora han sido difundidos esencialmente por VIVE TV, por cierto con muy poca promoción por parte del sistema de medios públicos, al extremo de que notables simpatizantes del bolivarianismo no conocen de la existencia de ellos. Esta iniciativa debe ser apoyada, divulgada y estimulada.
5. Los códigos
La indagación de los códigos mediante los cuales se transmite el referido mensaje guarda estrecha relación con el contenido del mismo. Podemos organizar el estudio de los códigos del mensaje bolivariano a través del siguiente esquema:
5.1.1.-Códigos icónicos
-El color de las organizaciones políticas
-Escudos y emblemas de las organizaciones políticas
-La efigie del dirigente y del seguidor
-Tarjetones electorales
5.l.2.-Códigos musicales
-Himnos, temas musicales, marchas y jingles
5.1.3.-Códigos de lenguaje corporal, rituales o proxémicos
-Saludos
-Gestos usuales
-Personas presentes en el acto de emisión del mensaje y sus relaciones con el emisor
-Rituales colectivos: concentraciones y movilizaciones
5.1.4.-Códigos lingüísticos
-Nombre de las organizaciones políticas
-Consignas o slogans
-Himnos
-Jingles
-Discurso y habla popular: código “amplio” y código “restringido”:
Oraciones simples y coordinadas, formas verbales, personas verbales, llamadas al consenso, verbalización explícita de la subjetividad, previsibilidad lexical, reiteración, interferencias lexicales (citas anecdóticas, históricas, consignas, refranes)
5.1.6.-Códigos audiovisuales
-Lectura de las imágenes audiovisuales y televisivas
Perduración de los códigos mercantilistas
Una nueva vida requiere una estética nueva. La tarea fundamental de los bolivarianos consiste en liberarse de la servidumbre hacia los códigos caducos e insoportables de los medios comerciales, y desarrollar una nueva retórica y una nueva estética de respeto al público y al contenido que se transmite. La cuña es la ideología del capitalismo. No se puede difundir un mensaje socialista con los procedimientos del empresariado predador. Y los medios del proyecto bolivariano en buena medida no se han deslastrado en el plano formal de las peores rémoras de los medios privados comerciales y contrarrevolucionarios.
Algunos formatos simplemente han sido calcados e injertados en el medio bolivariano. Persiste en la casi totalidad de los programas la abusiva distribución de “negros”, impuesta en los medios privados para la difusión de las cuñas que financian la audición, pero que en los medios bolivarianos sólo sirve para atormentar a la audiencia distrayéndola y haciéndola perder el hilo, sin que ninguna razón comercial lo justifique.
Sabotaje mediante la interrupción perenne
En los medios audiovisuales privados y públicos, la pantalla es contaminada por infinidad de logos, inserciones, ventanas y cintillos que degradan abruptamente la calidad de la imagen, crean un “ruido visual” insoportable y distraen la atención del espectador hasta forzarlo a la huída mediante el cambiacanales.
El patrón de otras interrupciones es con frecuencia anárquico y no sigue ningún plan preestablecido. Cualquier funcionario pretende que sean interrumpidos los programas en los horarios estelares para que aparezca su imagen grabada mientras se desempeña en actos protocolares banales o de menor interés; a menudo un pugilato de llamadas y de influencias determina el rumbo errático de las sucesivas perturbaciones del mensaje.
Los trabajadores de los medios inician cada programa como una aventura en la cual no saben si las sucesivas interferencias les permitirán comunicar, y los posibles espectadores que sintonizan un programa quedan frustrados por esta incertidumbre y recurren al cambio de frecuencia o de canal.
El camino para hacer a los medios de servicio público dueños de la audiencia es sencillo e infalible. La estatal Corporación Radio Televisión Española lidera desde 1810 todos los índices de audiencia desde que suprimió la publicidad (Carlos Alberto Sánchez: “Sin publicidad, la audiencia ve más la televisión” 18-1-2010. www.adslzone.tv/.../sin-
La superación de tales rémoras convertiría a los medios afines al proceso en verdaderos oasis de información, educación y entretenimiento, que permitirían a las grandes audiencias escapar de las agresiones comunicacionales de las empresas privadas. Sin embargo, en el presente parece sólo haber una competencia entre ambos sectores para determinar quién puede violar la mayor cantidad de normas e infligir el mayor cúmulo de vejaciones a sus públicos. Este irrespeto insolente hacia la Ley Resorte y hacia el público debe cesar en los medios privados, y con mayor razón en los de servicio público.
6.-El referente o contexto cultural
Las categorías que se obtengan mediante los análisis anteriores deben ser contrastadas con aquellas presentes en el contexto de la comunidad a la cual se dirige el mensaje, a fin de apreciar las coincidencias o contradicciones con ella. No es poca cosa que los medios públicos hayan impuesto una hegemonía de su mensaje a pesar de la inmensa desproporción de sistemas emisores y de audiencias. Tal potencial debe ser, no solo preservado, sino además incrementado y repotenciado.
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