No pretendo aquí calificar o descalificar lo que fue y lo que ha sido el Dr. Julio César Pineda para la diplomacia venezolana. Lo que pretendo es dibujar la muy tramada manera con que el señor Pineda todos los días hace a través de sus “análisis” internacionales que va dirigidos única y exclusivamente a vincular de alguna manera, los hechos que ocurren en el mundo con Venezuela, y eso no estaría mal, si la vinculación estuviese ceñida a la verdad.
Roy Chaderton, embajador de Venezuela en la OEA, en una oportunidad rechazó los comentarios difamadores emitidos por el representante de Panamá, en ese organismo Guillermo Cochez, sobre la salud del presidente fallecido Hugo Chávez. “Me niego a admitir que sus recurrentes agresiones contra mi país y mi Gobierno, así como sus comentarios venenosos y miserables sobre la salud del presidente Chávez, a quien por cierto usted desea la muerte, lo haga cumpliendo instrucciones de su Gobierno, usted no es un político, ni un diplomático ni un caballero usted es un patán y para colmo, usted es muy mal pintor”.
Recuerdo estas palabras de Chaderton al momento de oír al Julio César Pineda decir sobre el caso del fallo que dio el Tribunal Constitucional de Bolivia que hasta los reyes renuncian, para dar paso a sus hijos en la sucesión (palabras más, palabras menos) refiriéndose claramente a la abdicación de la Reina Beatriz de Holanda, cediéndole el poder a Guillermo Alejandro y a su esposa Máxima Zorroguieta. ¿Entonces pregunto yo señor Pineda, está mal que el pueblo de Bolivia le dé la regalada gana de elegir a Evo Morales otra vez su presidente, y está bien que la Reina Beatriz le ceda el poder a su hijo?
Igualmente escuché atónito cuando el señor Pineda comentaba el caso del embajador ecuatoriano Rodrigo Riofrío, quien supuestamente agredió a dos mujeres peruanas en Lima, agregando el mal sano comentario que la diplomacia internacional era algo que se estudiaba y que los gobiernos “progresistas como el de Bolivia, Ecuador y Venezuela, podían fabricar diplomáticos que no tuviesen cultura, no estuviesen a la altura y que además, los embajadores no debían responder a intereses políticos sino a los intereses del Estado.
Tal vez usted me califique, porque sé que lo pensará, es usted tan evidentemente clasista; de tierruo periodista y muy seguramente podría expresar algo como “que saber usted de política internacional si aquí el papa de los helados soy yo”, también sé que diría porque la arrogancia suya es más grande que las ganas que tiene de que llegue un gobierno “democrático” como los que usted quiere para poder seguir desangrando el servicio exterior. Yo pido (ojalá me entienda) que mis comentarios no lo ofendan, como me ofende a mí, cada vez que usted dice que en la cuarta república si había diplomacia, cultura, ética y no sé qué más (…); solo quiero que reflexione que un diplomático como usted, un catedrático como usted, con todo ese conocimiento que estoy seguro que tiene, como puede pisotear la patria y la moral del pueblo, usando sus medias verdades para atacar no solo a Venezuela sino a américa latina. Julio César Pineda: Es usted un patán.
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