La renuncia del periodista Vladimir Villegas a asumir la dirección de la televisora de noticias Globovisión demuestra la dificultad que tendrán sus nuevos propietarios para mantener la misma línea de confrontación con el gobierno y la revolución bolivariana pero encubierta bajo un supuesto acatamiento a las leyes que, por la naturaleza burguesa y reaccionaria de sus compradores y su subordinación a las estrategias conspirativas del imperialismo norteamericano, no están dispuesto a renunciar.
A pesar de las declaraciones del fugitivo capitalista Guillermo Zuloaga y del nuevo propietario, el banquero Cordero, acerca de que la venta de Globovisión era una “simple operación comercial motivada por razones económicas”, no puede haber duda que la misma tiene por objetivo salvar uno de los instrumentos fundamentales de la guerra mediática que las fuerzas burguesas internas y el Imperialismo vienen utilizando contra el gobierno y la revolución bolivariana, con la finalidad de alcanzar su derrocamiento por cualquier medio, pacífico o violento; como se ha demostrado suficientemente con su intervención destacada en el Golpe de Estado de Abril y el Paro Patronal-Meritocrático de 2002 y el actual proceso de desconocimiento de la voluntad popular que confirmó el 14 de Abril, en la presidencia de la República, al obrero Nicolás Maduro Moros, candidato del Comandante Inmortal Hugo Chávez Frías.
La fracasada “Operación Ni Ni”, que pretendía colocar en la dirección de Globovisión a un periodista opositor con origen familiar y político en la izquierda, no pudo superar las preliminares negociaciones entre el periodista y sus nuevos patronos, porque se tuvo que hacer evidente para Vladimir Villegas que su designación al frente de una estación como Globovisión tenía que ser incompatible con la ética de un profesional de la comunicación que debe defender la veracidad y objetividad de la información transmitida, conforme al tan vapuleado Código del Periodista Venezolano y los artículos 57 y 58 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por lo que se constituiría en un instrumento obediente de la guerra mediática contra la revolución bolivariana que desarrolla la burguesía venezolana y sus jefes imperialistas a través de Globovisión y los cientos de emisoras de radio y televisión bajo el control de los grupos económicos.
La venta de Globovisión no es una operación comercial sino, esencialmente, una maniobra política concertada entre dos grupos burgueses nacionales con idénticos propósitos contra-revolucionarios, en donde seguramente están implicados los operadores políticos del gobierno de los Estados Unidos en Venezuela, y tiene por objeto salvar la estación de su inevitable proceso de reversión al Estado, conforme a la ley, al término de la vigencia de 20 años de licencia, la cual se cumple en el añ0 2014, por lo que, la contratación de directores “ligth” como Vladimir Villegas son para los burgueses dueños de la estación y sus aliados del Capital, una necesidad táctica para garantizar la continuación de las operaciones de desestabilización planificadas por los sectores contra-revolucionarios, de cara a los escenarios electorales municipales del 2013, de la Asamblea Nacional del año 2015 y el posible Referendo Revocatorio del 2016.
Aun con la renuncia de Villegas, es muy posible que el banquero Cordero y sus asesores, logren contratar a otro opositor "ligth” para que se encargue de la dirección de Globovisión, y que, incluso, se produzcan algunos cambios en la “parrilla” de la programación para acercarla a la visión “de centro progresistas” y hasta “cuasi-bolivariana” que diseño J.J. Rondón para manipular la opinión política de los electores bolivarianos el pasado 14A, pero no podrá esconder por mucho tiempo ni para mucha gente, el carácter contra-revolucionario y subversivo de Globovisión, por una razón elemental: está en su naturaleza y es su razón de ser: subvertir a la Revolución Bolivariana, en transición al Socialismo.
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